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El desorden de Messi ordena al Barça

El 10, que no tiene ataduras tácticas, da sentido al ataque azulgrana

Jordi Quixano
Messi, durante el entrenamiento de ayer en la ciudad deportiva.
Messi, durante el entrenamiento de ayer en la ciudad deportiva.Manu Fernandez (AP)

La semana pasada, antes de empezar el entrenamiento, se dio en el rondo habitual del Barça una situación inusual porque Messi, Luis Suárez y Neymar se encontraron en el centro en búsqueda de la pelota. El resto de jugadores lo celebró con efusividad y se descorchó la algarabía cuando conectaron por dos veces 20 pases consecutivos sin corte alguno, por lo que los tres delanteros sufrieron la mosca, ese pasillo humano por el que pasar al tiempo que se recibe collejas y algo más. Se ensañaron con Neymar, se comportaron con Luis Suárez y a Messi apenas le hicieron caricias porque el 10 es el que manda y el que ordena, al menos sobre el césped. Y eso que se le pide desorden.

Con Messi lesionado en los últimos cuatro partidos —fue suplente en el anterior duelo ante el Dépor—, Luis Enrique siempre definió la situación de reto. Aunque afrontó su ausencia de distinta manera durante el curso anterior, cuando inclinó el juego por la izquierda para darle la manija a Iniesta y la responsabilidad del desequilibrio a Neymar. Esta vez, lesionado Alba y dosificado Iniesta, viró el sistema, del 4-3-3 al 3-1-3-3 o 4-4-2. “Nos hace ser más imprevisibles y ricos tácticamente”, dice Luis Enrique. Ocurre, en cualquier caso, que sin el 10 sobre el tapete, todos intentan sumar, pero no es tan evidente quién debe hacer el papel de quién y, sobre todo, cuándo actuar. Pero con Leo recuperado la imprevisibilidad pasa por sus botas.

Cuanto más participe Messi, mejores resultados conseguiremos Luis Enrique, técnico del Barcelona

“Messi es el mejor del mundo y de la historia. No importa si está a tope o al 10 por ciento. Es tan diferente y bueno…”, señala Piqué. Tanto que condiciona el fútbol del Barça. “No es lo mismo tener la línea de flotación en el centro, como cuando se juntaban Xavi, Iniesta y Busquets, que ahora con Messi y sus dos compañeros de ataque”, desvela Jorge Valdano; “esto era como cuando jugaba en el Madrid de Santillana, que podíamos intentar muchos pases pero al final había que buscar su cabeza para jugar desde ahí. Pues el Barça busca a Messi”. Y el 10 tiene libertad de acción sobre el tapete, quizá porque tiene la escuela Barça en la cabeza y en los pies, y sabe jugar en cualquier posición que él interprete como la más dañina para el rival. Así, para no encorsetar al que gana los partidos, el resto atiende a las tareas de la ocupación del espacio. “La gente dice que es muy fácil jugar con Leo. Y es lo más bonito que hay, pero no es fácil porque no se mueve como un extremo. Pero si hay que hacer 5.000 metros, se hacen porque si jugamos para Leo es porque se lo ha ganado”, interviene Rakitic. Lo constata Luis Enrique: “Tener un jugador como Leo participando en el medio te da superioridad. O a veces si lo hace abierto en banda, también. Son diferentes situaciones que controlamos e intentamos crear, aunque hay que contrarrestarlo posicionalmente con los otros jugadores. Pero cuanto más participe Messi, mejores resultados conseguiremos”.

Guardiola, que articuló el Barcelona alrededor de Messi, fue claro tras caer con el Bayern en las semifinales de la Champions de 2015: “Cuanto participa Messi, hay poco que hacer”. Ayer añadió: “Hay que intentar que tenga lo menos posible la pelota”. Aunque Piqué matiza: “Es difícil ganar con un solo jugador. Sí que puede decidir partidos, pero el equipo tiene que rendir y estar a su nivel”. Luis Enrique amplía: “No me ceñiría a un solo jugador sino en todos para el buen hacer del equipo”. Pero del desorden de Leo nace el orden del Barça.

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