Barcelona - Manchester City: juego de espejos en el Camp Nou

Hay partidos que son especialmente bien recibidos porque permiten medir a los equipos de un modo muy futbolístico, y sin embargo nada trágico, incluso cuando pertenecen a una competición tan pasional como la Copa de Europa. No hay mejor rival para calibrar al Manchester City de Guardiola que el Barça, el equipo que conquistó el mundo con el técnico catalán en el banquillo del Camp Nou, de la misma manera que hay pocos adversarios más capacitados que el líder de la Premier para conocer el momento de forma del plantel de Luis Enrique, capaz igualmente de conseguir el triplete en Berlín-2015.

Reducir el encuentro a un duelo Messi-Guardiola sería simplificar en exceso la comparativa y menospreciar el papel de Luis Enrique en el Barcelona

Hoy es un buen día para debatir sobre el estilo azulgrana, la importancia de los entrenadores en su evolución y la dependencia que ejerce un futbolista como Messi. Reducir el encuentro a un duelo Messi-Guardiola, en cualquier caso, sería simplificar en exceso la comparativa y menospreciar el papel de Luis Enrique en el Barcelona. La discusión tiene muchas más aristas aunque se advierta un cierto gusto del equipo barcelonista por el contragolpe desde que presume del tridente cuando el manual del Barça aboga por la posesión, la presión y la posición, los signos de identidad que Guardiola quiere para el City.

No solo habrá que reparar en los técnicos sino que la contienda prevé nuevos duelos provocados por el efecto Barça. Los guardametas actúan como jugadores de campo, titulares los dos, después de que la temporada pasada se alternaran en la portería del Camp Nou. Muy pocas decisiones han marcado más la llegada de Guardiola al fútbol inglés que la sustitución del internacional Hart por el chileno Bravo. Y revelador resulta igualmente escrutar el duelo Iniesta-Silva. Iniesta se ha convertido en un centrocampista total con Luis Enrique mientras Silva ha encontrado su hábitat natural en el equipo de Guardiola.

Un juego de espejos

El fútbol del City gira alrededor de Silva mientras De Bruyne capitaliza la ofensiva como si fuera Messi. El juego de espejos alcanza a cualquier rincón del campo, también en la pugna entre los laterales con los extremos, y se extiende a las oficinas, sobre todo por la presencia de Txiki Begiristain y Ferran Soriano en las oficinas del Etihad Stadium. La diferencia es que el City es un equipo por hacer, a imagen y semejanza de Guardiola, y el Barça está ya hecho, ideado por Cruyff, sofisticado por el propio Guardiola y rematado por Luis Enrique.

El técnico azulgrana vive el presente sin angustias porque nunca fue presa de la nostalgia y siempre se remitió a una misma alineación en los partidos importantes como el de esta noche en el Camp Nou. Tiene al once titular disponible y será el momento de saber sobre sus aspiraciones después de unos partidos irregulares o ejercicios de supervivencia en la Liga. La autoridad se gana ante rivales que reclaman el mismo protagonismo como el City.

Aunque está en periodo de aprendizaje, más ilusionado que trabajado, el líder inglés lleva ya la marca inconfundible de Guardiola. Los dos empates y la derrota que acumula en los tres últimos partidos, después de 10 victorias consecutivas, avalan a un equipo que competirá con sus figuras a excepción de Sagna. El empate en Glasgow le exige un buen resultado en el Camp Nou si quiere discutir el liderato del Barça, ahora mismo en una situación de privilegio para confirmar su primer puesto y aspirar a un mejor sorteo para los octavos de la Champions. No se trata de un partido sin retorno, como ocurrió en las tres semifinales que Guardiola perdió con el Bayern Múnich ante el Madrid, Barça y Atlético, sino de un encuentro de liguilla para tomar posiciones, comprobar sensaciones, saber donde está cada uno de los dos equipos y reconocerse a partir de la Marca Barça, la que inspira también al City.