El Baskonia arranca la Euroliga a trompicones
Victoria agónica ante el Anadolu Efes turco en un partido equilibrado en aciertos y errores
El Baskonia entró en la Euroliga con buen pie ganando al Anadolu (85-84) con todo el suspense que la igualdad produce y el corazón propone. Porque sobró corazón en este arranque de la nueva competición continental, una Liga en toda regla con la exigencia que supone, entre dos equipos tan igualados, tan en construcción, que el triunfo y la derrota colgaban del aro como una pompa de jabón.
Baskonia, 85 - Anadolu Efes, 84
Baskonia: Shane Larkin (9), Jaka Blazic (8), Adam Hanga (6), Tornike Shengelia (16), Andrea Bargnani (26)-cinco inicial-, Johannes Voigtmann (12), Rafa Luz (-), Josh Akognon (5) Ilimane Diop (3) y Trevor Cooney (-).
Anadolu Efes: Jayson Granger (9), Bryce Cotton (13), Cedi Osman (13), Derrick Brown (16), Bryant Dunston (11), -cinco inicial- Deshaun Thomas (9), Tyler Honeycutt (3), Alen Omic (4) y Thomas Heurtel (6).
Parciales: 25-27, 24-24, 19-22 y 17-11.
Árbitros: Christodoulou, Christos (GRE), Paternico, Carmelo(ITA), Koljensic, Milos (MNE). Eliminaron al local Adam Hanga por faltas personales (min. 38).
Buesa Arena. 10.126 espectadores.
Las obras están aún en fase inicial en el Baskonia. Sabido es que el baloncesto no solo se regenera, para bien o para mal, cada año, sino cada mes llegado el caso. Pero no es menos cierto que el Baskonia es aún irreconocible en muchos aspectos, no en otros. El papel de Bourousis, ahora en Panathinaikos, es probablemente irreemplazable, pero el italiano Bargnani, ex-NBA, es lo más parecido que podía encontrar el conjunto vitoriano para que la sombra griega fuera menos difusa.
El partido de Bargnani fue enorme, por dentro y por fuera, con algunas lagunas en defensa y con un final de partido menos acertado de lo que cabía esperar. Su capacidad anotadora le dio oxigeno al Baskonia, un conjunto muy coral que ganó con el banquillo más que con los papeles estelares (Bargnani aparte). Cuesta reconocer a este Baskonia que apenas anotó uno de cada tres de los pocos triples que lanzó. Y cuesta reconocer a dos bases como Larkhin y Rafa Luz, tan tecnificados y apocados, navegando entre las sombras de aquellos James y Adams, puro calor anotador, puro deseo por resolver los partidos. Pero a cambio, encontró baluartes como Shengelia, corazón de león, Hanga, levantaánimos de profesión o, sobre todo, el alemán Voigtmann, capaces de echarse el equipo a la espalda.
Porque eso no lo ha perdido el Baskonia. Su gen cardiológico permanece intacto, o sea acelerado. El Anadolu es otro equipo en obras, con Perasovic -ex técnico el Baskonia- como ingeniero jefe. El gen del equipo turco es americano, con especial atención a Brown, a veces disperso, pero siempre intenso, junto a sus compatriotas, Dunston, Thomas, Honeycutt o Granger. Les ayudan un macedonio, Osman, y un francés, Heurtel, también ex baskonista. Los turcos del equipo, miran, estudian, aprenden.
Pero entre virtudes y defectos se fue construyendo un partido a tirones y a jirones, dominado por la igualdad. 25-27 ganó el Anadolu el primer cuarto, en un duelo casi particular de Shengelia y Osman. El segundo cuarto cambió de espadachines. Los luchadores eran Bargnani y Brown, tan distintos en su juego y tan parecidos en sus victorias. Y de nuevo ventaja turca por dos puntos (49-51).
El problema para el Baskonia fueron las personales que cayeron sobre la espalda de Bargnani y Hanga demasiado pronto. La cuarta del italiano en el tercer cuarto lastró al Baskonia, que firmó el tercer cuarto con cinco puntos de desventaja. Entonces Sito Alonso abrió el armario y surgió la figura enorme de Voigtmann para levantar la moral de la tropa con apariciones esporádicas de Shengelia.
El Anadolu combinaba los papeles protagonistas: que si Brown, que si Cotton, que si Thomas... Todos combinando aciertos y errores hasta construir un final dramático. Ventajas mínimas, segundos como días enteros... Cotton igualó el partido (84-84) con una posesión para Baskonia zanjada con tiros libres para Shengelia: falló el primero, anotó el segundo. Un punto arriba y cuatro segundos largos para el Anadolu, que se enredó en la jugada y Heurtel lanzó un mal tiro que dio la victoria al equipo baskonista. La agonía había merecido la pena.
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