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Nadal se pierde ante Dimitrov

El español, muy errático, cae en los cuartos de Pekín ante el búlgaro (6-2 y 6-4), que no le había ganado nunca. Pese al tropiezo amplía ligeramente su renta sobre Berdych para acceder a la Copa de Maestros

Alejandro Ciriza
Nadal se despide del público de Pekín tras caer ante Dimitrov.
Nadal se despide del público de Pekín tras caer ante Dimitrov.R. DELA PENA (EFE)

Pese a que un día antes ya ofreciera señales de que no estaba fino, de que su derecha está trabada y el tono general de juego no es nada óptimo, la caída de Rafael Nadal frente a Grigor Dimitrov pilló a muchos a paso cambiado. El búlgaro, un tenista inmerso en su propio reencuentro, logró un triunfo firme (6-2 y 6-4, después de 1h 33m) y despachó en los cuartos al de Manacor, que nunca antes se había inclinado ante al que algunos, osados ellos, bautizaron en su día como Baby Federer. Cedió el balear y dijo adiós a un torneo que abandonó con la moral mellada.

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Finalista el año pasado en Pekín, el español dejó una imagen de inconsistencia que deberá invertir en las próximas semanas, ya que a medio plazo figura en la agenda la Copa de Maestros (del 13 al 20 de noviembre) y todavía no tiene un billete para competir en Londres. Deberá Nadal invertir la dinámica en la que se sumergió después de su titánica demostración de los Juegos de Río, porque desde entonces los resultados han sido negativos: segunda ronda de Cincinnati, octavos del US Open y ahora otro tropiezo con un jugador que había perdido en los siete precedentes contra él.

Desde el enfoque optimista, Nadal se puede agarrar a que, de forma paradójica, abandona Pekín en la séptima posición de la pasarela que guía hacia el O2 de Greenwich, con una renta de 420 puntos sobre Tomas Berdych, checo al acecho, pero la actuación contra Dimitrov ofrece una radiografía actual preocupante. A Nadal le sigue faltando profundidad e iniciativa, como consecuencia del lánguido presente de su drive. Y, claro, si el látigo no castiga su plan entra en barrena. No azota la derecha ni tampoco carbura el revés, a lo que se une su pobre estadística con el saque: contra Dimitrov tan solo obtuvo una ganancia final del 52% con primeros (45% en el primer set) y de un 41% con los segundos (ínfimo 20% en la manga de arranque).

Así que Nadal, autoexigente como pocos, es el primero en activar la alerta. “Perdí la confianza en mi derecha, jugué mal (...). Fue un desastre. Perder cinco veces el saque en un partido como este es algo que no te puedes permitir”, describió. “Peleé hasta la última bola, pero fue todo el rato por detrás en el marcador y todo el rato en contra de las malas sensaciones, porque perdí y sufrí con mi servicio todo el rato. Cuando esto ocurre lo único que puedes hacer es ir al próximo torneo, porque uno no merece ganar así”, amplió el de Manacor (30 años), que el lunes descenderá dos puestos en el ranking de la ATP, del cuarto al sexto, en favor del japonés Kei Nishikori y el canadiense Milos Raonic.

Al otro lado, la buena puesta en escena de Dimitrov (20 de la ATP) hace pensar que el tenis va recuperándolo poco a poco para la causa. Agresivo, indujo a Nadal a cometer hasta 32 errores no forzados —18 de ellos en el primer parcial— y se procuró hasta 15 bolas de break, por las cinco que concedió a su rival. En ningún momento se vislumbró la reacción del español, ese instinto inigualable que le permite escapar de los escenarios más complejos. No pudo hacerlo tampoco Pablo Carreño (doble 6-4 con Milos Raonic), pero sí lo consiguió David Ferrer, quien remontó contra Alexander Zverev (6-7, 6-1 y 7-5) y se citó en las semifinales con Andy Murray.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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