Un monje budista en las aguas bravas de los Juegos de Río
El japonés Kazuki Yazawa se retiró en 2013 después de dos Juegos y ahora regresa tras dividirse entre rezos y entrenamientos
Kazuki Yazawa tiene 27 años. Es japonés, monje budista y piragüista de aguas bravas. En Río competirá en sus terceros Juegos. Por sorpresa ya que, después de quedar noveno en Londres en el K-1, decidió seguir otro camino. Cansado de buscar patrocinadores para seguir haciendo deporte, quiso buscar un trabajo estable. Inspirado por su mentor y amigo Kenei Koyama (que fue presidente de la asociación de piragüistas de Nagano) dejó las aguas bravas por la tranquilidad del templo budista Zenkoji Daikanjin en Nagano.
El despertador para Yazawa suena antes del amanecer. Cabeza afeitada, largo traje negro, tuvo que aprender las oraciones, los cantos y acostumbrarse a pasar horas sentado en el suelo. “Nunca tuve la intención de compatibilizar las dos cosas. Cuando empecé como un monje budista, había decidido que mi trabajo principal sería ese y que me dedicaría al piragüismo sólo en tiempo libre”, ha declarado el japonés.
Eso al menos hasta 2015 cuando ganó una competición nacional y se ganó el pase a Río. Eso le obligó a dividirse entre la vida austera en el templo y los entrenamientos. Desde el amanecer hasta las 3 de la tarde se dedica a la religión. A esa hora se quita el traje, se pone el chándal y se va con su furgoneta hasta el cercano río Saigawa para entrenarse. Al trabajo en el agua le siguen también sesiones en el gimnasio. A un ritmo bastante inferior con respecto a la preparación para los Juegos de Londres.
“Esta vez llego más a gusto y disfrutaré más”, ha declarado Yazawa. En el templo tiene a su club de fans. “Independientemente del resultado, esperemos que esté bien, que no se lesione y que termine los Juegos”, le ha apoyado Kansho Kayaki, uno de sus superiores.
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