Doble gloria para Carlsen

A pesar de que el 22 de julio de 2016 es uno de los días más felices de la carrera de Carlsen hasta hoy, el campeón del mundo no estaba del todo contento durante la entrevista posterior en El Ágora (la sala de comentarios), donde vio que había omitido un remate más directo, que las computadoras captan en segundos: “Sí, ya sé que no soy una máquina, pero no era tan difícil ver ese golpe táctico”, explicó tras una lucha de poco más de cuatro horas.

Desde el punto de vista de Giri, esta tercera derrota en cuatro días tiene una explicación clara: “Estoy en baja forma. Planteo bien las partidas pero luego cometo algún error grave. Es lo que suele pasar cuando estás en baja forma”, reconoció el holandés, de 22 años, pocos minutos después de dejar de ser el único ajedrecista de élite a quien Carlsen no había ganado nunca (en ajedrez clásico, sin contar las partidas rápidas). Y esa explicación sirve también para la derrota que Giri sufrió en la víspera ante Wesley So.

Sin embargo, aunque lo dicho por Giri está muy puesto en razón, la partida también muestra la fuerza arrolladora de Carlsen. Tras una apertura anodina, que antes de la irrupción del genio noruego se consideraba poco menos que absurda en un torneo de élite, el campeón logró una pequeña ventaja. Como en tantas otras partidas, Carlsen aumentó la presión entre las jugadas 25 y 40, cuando el reloj empieza a apretar antes del primer control. En este caso concreto sacrificó un peón en la 24 a cambio de una casilla magnífica para su corcel.

Si se analiza la partida con la ayuda de un monstruo de silicio, la posición en la jugada 32, cuando Giri cometió el error decisivo, era de tablas. Pero una cosa es la verdad científica, lo que ocurriría si dos máquinas jugasen esa posición, y otra la alta probabilidad de que un ser humano, por muy buen ajedrecista que sea, aguante la triple presión del campeón del mundo, del reloj y de su propio cansancio en una posición compleja. Giri no puede estar seguro de que, ni siquiera en buena forma, hubiera resistido todo eso.

Resulta llamativo que en un torneo donde se estimula la combatividad con dos medidas especiales (está prohibido ofrecer tablas sin permiso del árbitro, y la puntuación es 3-1-0, como en el fútbol), sólo tres partidas de las que no ha jugado Carlsen hayan terminado en tablas después de nueve rondas: las victorias de Yi Wei y So frente a Giri, y la de Nakamura contra el noruego en la ronda inaugural. Pero no es menos cierto que casi todos esos empates han llegado tras luchas interesantes, a veces muy duras y largas, y siempre instructivas.

¿Debemos esperar una última ronda de paripé por parte del triple ganador en Bilbao frente a So? “No. Yo vendré a luchar. Y si mi rival también quiere hacerlo, tendremos una buena pelea”, anunció el campeón del mundo. Hay motivos para creer que era sincero.

Leontxo García está contratado por la organización de la Final de Maestros de Bilbao para comentar las partidas en directo