Pep Guardiola: “No me pongo límites”

Vestido con traje de Dsquared2, modelo London -muy british, color gris, dos botones, cuatro bolsillos, chaleco y pantalón sin pinzas- y camisa azul celeste, homenaje al color que identifica mundialmente a su nuevo club, por el que técnicamente firmó esta mañana, Pep Guardiola ha comparecido por vez primera ante los medios. En un auditorio repleto de los pesos pesados del periodismo deportivo británico, -“me ponéis nervioso, dais miedo”, bromeó- en el que estaba presente su esposa, Cristina, sentada en la primera fila junto a su hermana, Judith, con su representante, Josep María y Lluis Orobitg, su asesor fiscal, y Ana, la hija del primero, detrás, y Manel Estiarte, oficialmente el jefe de apoyo a los jugadores y protocolo, en realidad la mano derecha fuera de lo deportivo del entrenador, Pep empezó asegurando que si en su momento pidió a la afición del Barcelona que se apretara los cinturones el día que se hizo cargo del primer equipo, esta vez repetía el mensaje a los aficionados del City, pero con un matiz: “Que lo hagan en el otro lado el coche”.

Insistió en su mensaje, ya conocido, que habla de hacer lo mejor para que la gente disfrute, de tratar de jugar de una manera determinada, que  tratará de reforzar la plantilla, pero no dio nombres por respeto al resto de clubes, y elogió las instalaciones –“enhorabuena al club por crear esta academia, es fantástica, si no ganamos no será por culpa del centro de trabajo”- y admitió que siendo complicado el reto no lo es más de lo que fue sentarse en el banquillo del Barça B. “Cuando empecé con el filial fue lo difícil. Sin éxito mi carrera hubiera terminado”. Admitió que era consciente de lo difícil que resulta en Inglaterra ganar cinco o seis partidos seguidos: “Me lo dice todo el mundo, que es muy exigente por físico y ese es el desafío, intentar tener regularidad, ser constantes es lo que me mueve.  Pero en mi carrera siempre he sido muy exigente, eso está bien para mí; mejor vivir con esta presión que sin ella”.

Bajo esa presión dice haber llegado para probarse a sí mismo. “Es la razón por la que vine, para comprobar si puedo jugar aquí el fútbol que me gusta, en Anfield, con lluvia, viento, en Old Trafford. Han dicho que no iba a ser capaz y siento que es el momento correcto e idóneo de intentarlo, de venir a ver si puedo convencer a nuevos jugadores". Dijo estar convencido de sus fuerzas, sentir el apoyo del club y en ese sentido, desveló lo que le ha pedido Mansour Bin Zayed, propietario del club: “Haz el trabajo como quieras”.Y eso hará."Intuyo como va a ser, pero no lo se. En seis meses podré contestar, pero ahora no".

Afronta un fútbol del que le han hablado pero que desconoce y dijo estar seguro de no tener otro camino que el de la adaptación: “Seguro que contra el Sunderland jugaremos de una manera absolutamente distinta de lo que hacia en Alemania. He pasado de la manera de jugar en el Barça al Bayern y aprendí que hay que adaptar a la calidad de los jugadores. Pero hay cosas que no voy a cambiar, se trata de cambiar detalles y adaptarnos".

No encontró razón de por qué en Inglaterra hay un elenco tan grande de excelentes entrenadores, de Mourinho a Conte –“un excelente estratega”, dijo- pasando por su amigo Koeman, y que en España juegen los dos mejores futbolistas del mundo, Messi y Ronaldo, pregunta que le llevó, de nuevo, a recordar que los técnicos hablan cada semana, pero los aficionados van al campo a ver a los jugadores. Habló de los jóvenes y elogió la cantera de los ingleses –“me gustaría que fueran la base del equipo, pero son muy caros”- y de que ha de poner en forma a sus jugadores, que por algo están en pretemporada. Y se fue consciente de que esto acaba de empezar. “Tengo las más altas expectativas, no nos ponemos límites”.