Si Best levantara la cabeza
Después de Gilbert Keith Chesterton, Best será el personaje más citado por su ácida agudeza para reírse de sí mismo
Si George Best levantara la cabeza... tendría 70 años y poco más de un mes. Es decir, seguiría siendo joven, alocado, ingenioso y mantendría esa habilidad que le valía para regatear a los defensores y mantener el equilibrio en el trayecto que le llevaba del pub a su casa tras una (otra) noche de alcohol. Ni lo uno ni lo otro le ocurría siempre: de hecho, el desequilibrio futbolístico era más habitual que el equilibrio humano. Después de Gilbert Keith Chesterton, Best será el personaje más citado por su ácida agudeza para reírse de sí mismo, para ahogar sus problemas en la velocidad implacable de su ingenio.
Si George Best levantara la cabeza... el fútbol pagaría su deuda con el futbolista más artístico que ha dado Europa. Best era de Belfast, la capital de Irlanda del Norte, y nunca jugó con su país una competición internacional. Irlanda del Norte era demasiado pequeño para un fútbol que crecía desmesuradamente. El quinto Beatle no necesitó jugar una Eurocopa o un Mundial para brillar en el fútbol. Le bastó con el Manchester United, pero el fútbol mundial sí le necesitaba a él: le faltaba una estrella demasiado grande en un firmamento demasiado pequeño de futbolistas que concebían el juego como un arte.
Si George Best levantara la cabeza... vería a su país disputar unos octavos de final de la Eurocopa frente a Gales, otro país que llegó tarde para pagar la deuda del fútbol con otro grande del fútbol: Ryan Giggs. Y arbitrado por un colegiado inglés dos días después del Brexit. Es imposible imaginar qué hubiera dicho Best en un caso como este. Ninguna banalidad, sin duda. Más fácil es imaginar verle jugar con la camiseta de su país: Best era Best con cualquier camiseta y ningún dictado táctico le hubiera hecho abdicar de sus principios: Best era Best, o sea, el mejor.
Si George Best levantara la cabeza... para ver jugar en octavos a la selección de su país le extrañaría que no jugase Pat Jennings, el portero eterno de Irlanda del Norte, con la que disputó 119 partidos. Best y Jennings tenían el mismo aire, la misma melena, las mismas patillas. Jennings triunfó en el Tottenham que lo traspasó al Arsenal con 32 años, dándolo por amortizado... y fichó por ocho años, que cumplió sin despeinarse.
Si George Best levantara la cabeza... me lo imagino no en el palco, como artista invitado, sino con la camiseta de su país entonando el “Will Grigg is on fire” con la vehemencia, el entusiasmo y la desinhibición que provocan dos (o tres o cuatro o...) pintas de cerveza. La deuda que el fútbol tuvo con él nunca la quiso cobrar. Irlanda del Norte le honró con un funeral de Estado. La selección honra ahora su memoria. A fin de cuentas, ya lo dijo él: “ Si hubiera nacido feo, nunca habríais oído hablar de Pelé”. Si Best levantara la cabeza... seguiría pensando y diciendo lo mismo.
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