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historias de un tío alto
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

En la piel del ganador, o no

Las frases de LeBron, Smith o Silver surten el marketing, la hipérbole y la creación de historias

Silver le entrega la copa de campeón a LeBron.
Silver le entrega la copa de campeón a LeBron. JOHN G. MABANGLO (EFE)

Tras la histórica remontada de los Cavaliers es momento de analizar todas esas frases que piden ser reinterpretadas, diseccionadas y desmontadas. Pensemos en las declaraciones a los aficionados que el comisionado Adam Silver soltó justo al acabar el séptimo encuentro: “Acabáis de ser testigos. Uno de los mejores partidos de la NBA. De la Historia”. O en lo que JR Smith, escolta del equipo de Cleveland, dijo sobre sus padres: “Tengo los mejores que cualquiera podría desear”. O lo que LeBron James afirmó a los micrófonos de ESPN justo al acabar el partido: “Contra todo pronóstico. No sé por qué siempre elegimos el camino más difícil. No sé por qué el hombre de arriba me pone siempre en la senda más complicada”.

Habrá gente (yo incluido) que lea todas esas citas con una ceja arqueada. Silver parecía estar hablando más de un combate de boxeo que de un partido de baloncesto. Las declaraciones de JR Smith no dejan de ser bastante curiosas teniendo en cuenta su errático camino hacia el semi-estrellato de la NBA. Y cualquiera tendría la tentación de preguntarle a James cuán difícil puede ser el viaje para alguien que se considera el mejor jugador de la historia.

Siento la tentación de tratar de entender qué puede provocar semejantes proclamaciones: el marketing potencial, la hipérbole, la creación de historias para gente ávida de esas mismas fábulas.

Cualquiera tendría la tentación de preguntar a James cuán difícil es el viaje para alguien que se considera el mejor jugador de la historia

Entonces caigo en la cuenta… ¿Qué diría yo en un momento como ése? Podría quejarme de mi genética. O hablar de mis dolores de espalda. O evocar cierta historia sobre cómo alguien me tocó las narices en un avión. O nada de eso, porque esas afirmaciones no me representan. Lo cierto es que no tengo nada por lo que quejarme. Mi familia está bien, no tengo ningún problema de espalda y aunque he pasado demasiado tiempo sentado en un asiento (posiblemente en un avión) no tuve ninguna incidencia reseñable.

A menudo, nos dicen que deberíamos ponernos en la piel de los demás porque se supone que es algo que nos hace más tolerantes. Sin embargo, sólo lo solemos hacer con aquellos que son menos afortunados que nosotros –el indigente que hemos visto en la calle, la loca de la tele… Sin embargo podría ser mucho más ilustrativo si pensamos en aquellos que lo tienen todo. Al fin y al cabo, todos tenemos un pasado. El de Adam Silver le llevó a dirigir la NBA. El de JR Smith le condujo hasta su cabeza loca y su fluido tiro en suspensión. Y a LeBron le permitió ser (de nuevo) campeón de la NBA.

Cómo se sienta él al respecto es cosa suya. De la misma forma que es cosa mía cómo me sienta yo. Y como me siento acerca de que LeBron James vuelva a ser campeón es, en este momento, sentado en un asiento que no está dentro de un avión, es… Bueno, supongo que será bueno para las audiencias.

Pero eso, evidentemente, no quiere decir que para él no sea la leche.

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