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Griezmann saca del lío a Francia

Los galos, de nuevo espesos, vuelven a ganar (2-0) en el último suspiro, esta vez con un gol del colchonero ante una Albania encomiable

José Sámano
Griezmann celebra el primer gol de Francia.
Griezmann celebra el primer gol de Francia. Alex Livesey (Getty )

La ruleta es francesa, el azar es suyo. Si un gol en el último respiro le alivió ante Rumania, otro tanto de Griezmann cuando caía el telón le evitó un batacazo monumental frente a la encomiable Albania, que compitió con grandeza. El partido dejó en muy mal lugar a Didier Deschamps, el seleccionador galo, que se hizo un lío morrocotudo. Francia, aturdida por su técnico, que modificó el sistema tras el espeso duelo inaugural, primero fue la nadería, con un primer tiempo de barbecho absoluto. Luego, en el intermedio, rectificó y cuando al menos el equipo tuvo mayor timbre de autoridad volvió a intervenir para mal con los cambios. Griezmann, los duendes o quien fuera, acudieron al rescate.

De entrada, el entrenador francés cambió el dibujo tras el agónico triunfo sobre Rumania y durante 45 minutos se vio ante otro partido de los suyos sin gracia alguna. El seleccionador francés señaló a sus dos estrellas, Griezmann y Pogba, relevados en el choque inaugural en París y en Marsella a la sombra. El primero tardó 67 en minutos en dejar la reserva, el segundo lo hizo tras el intermedio. Deschamps quizá calculara que por ser Albania el rival el castigo era oportuno. Al técnico le falló la estrategia, la advertencia al colchonero y el Juventino no surtió efecto. En medio tiempo, Deschamps dio marcha atrás.

Francia fue de nuevo un equipo borroso, sosaina y desorientado. Lo mismo dio que esta vez Deschamps envidara con un 4-2-3-1 y no con el 4-3-3 del estreno. Echó el lazo a dos extremos puros de 20 años, Coman por la derecha y Martial por la izquierda. Del jugador del Bayern apenas hubo migas en el primer acto. El sobrevaloradísimo Martial, que con variables puede llegar a costarle 80 millones de euros al Manchester United, fracasó en cada intervención. Payet, destinado a flotar con enganche de Giroud, fue el único francés con dos pinceladas. El resto, todo brochazos. Ni un remate entre palos en todo el primer tramo, apenas dos cabezazos fuera del grandote Giroud.

Tan raquítica se veía Francia que antes del minuto 40 ya calentaba Pogba. Albania no era garrafón. Sus chicos, dispuestos a dejarse el corazón en los huesos, no se arrugaron. Firmes en la retaguardia, con laterales doblados para cerrar a los extremos franceses, los albaneses se sintieron más y más a gusto. Hasta se animaron en echar algún vistazo a Lloris, atento en una peligrosa llegada de Hysaj. Más no se le puede pedir a esta milagrosa Albania que hace dos décadas llegó a encadenar más de 40 partidos seguidos sin ganar. Hoy está en el paraíso, con gente reclutada a la carrera por todos los rincones de Europa por el italiano Di Biasi. Jugadores de perfil medio que se apañan de maravilla como grupo.

Payet vuelve a lucirse

Albania no ha sido el de un equipo de relleno que se haya colado por la gatera en la ampliada cartelera de esta Eurocopa. El fútbol permite hacer realidad sueños como el albanés, un modesto más que se ve capaz de improvisar la gloria. Porque glorioso es que resistiera lo que resistió ante Francia. Primero cuando le equilibró el partido por juego, luego, ya con la mayor combustión local, cuando mantuvo el tipo sin desplomarse, con orden. Y hasta pudo verse en los cielos cuando Memushaj remató al poste en el minuto 52. Una tiritona se sintió en toda Francia.

De vuelta del descanso, ya con Pogba por el inoperante Martial, les bleus cogieron otra marcha. No fue un derroche de lucidez, pero recuperado el 4-3-3, Payet tuvo más participación. Nadie mejora mejor a esta Francia con más músculo que ingenio. Fue el propio Payet quien desde un costado, ya en posición menos centrada, asistió a Pogba, otra vez sin ninguna relevancia, cuyo zapatazo se desvió un palmo. Con otro ritmo, Francia al menos tuvo otra pujanza, mayor fervor. Coman se activó y Giroud tenía más sustento para su juego aéreo, lo único que le distingue. Y en el mejor momento de los azules, otro enredo de Deschamps. Para estupor general retiró a Coman en su mejor momento de la noche. Para sorpresa global limpió a Giroud justo cuando acababa de producir las dos grandes ocasiones galas, dos cabezazos, uno alejado del gol por un dedo y otro al poste derecho de Berisha. Con tanto traspié del pizarrero, la fortuna se alió de nuevo con Francia y Griezmann, uno de los marcados por Deschamps, resolvió la papeleta. Payet, con otro golazo, con recorte, amago y tiro en comba dentro del área, sentenció lo que para los albaneses hubiera sido un Marsellazo en toda regla, su gran Maracanazo.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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