Osasuna acorta el camino a Primera
Los navarros baten a balón parado a un sorprendido Nàstic en la ida de la promoción
Osasuna tiene el cielo 90 minutos más cerca. Los rojillos, muy efectivos, vencieron con autoridad en la ida de la primera eliminatoria de la fase de ascenso a Primera División. El Nàstic no solo desaprovechó sus pocas pero claras opciones de marcar, sino que dio la sensación de haber malgastado 60 minutos de partido. Solo cuando parecía tenerlo todo perdido, con tres goles a cuestas, el equipo catalán se liberó y Jean Luc abrió la esperanza para la vuelta del sábado en el Nou Estadi. El camino hacia el ascenso, de todas maneras, es de momento más corto desde Pamplona que de Tarragona.
OSASUNA, 3; NÀSTIC, 1
Osasuna: Nauzet; Oier, Tano, Miguel Flaño, David García, Javier Flaño; Manuel, Merino (Maikel Mesa, m.83), Roberto Torres (Alex Berenguer, m.77), De las Cuevas (Pucko, m.85); y Kenan Kodro.
Nàstic: Reina; Valentín, Suzuki, Molina, Mossa (Ferrán, m.86); Madinda, Tejera; Lobato (Jean Luc Assoubre, m.62), Juan Muñiz (De Groot, m.62), Naranjo; y Emaná.
Goles: 1-0. M. 33. Merino. 2-0. M. 41. Merino. 3-0. M.58; Kodro. 3-1. M.67: Jean Luis Assoubre.
Árbitro: Trujillo Suárez. Amonestó a Roberto Torres, Kodro, Madinda, Mossa, Valentín.
El Sadar: 17.750 espectadores. Partido de ida de las semifinales por el ascenso a Primera.
El encuentro certificó que las eliminatorias nada tienen que ver con la Liga. El Nàstic, muy regular, tuvo a tiro el ascenso directo hasta la última jornada y Osasuna no se enganchó al play-off hasta el último día en Oviedo. El equipo navarro compitió ayer con más coherencia, idea e intención, reforzado por el aliento rojo de la marea navarra en El Sadar.
Los muchachos de Enrique Martín abusaron de los nervios y la debilidad del plantel de Vicente Moreno. Nada mejor que el calor de la grada para combatir la sorprendente ausencia de Nino, capital en el juego de Osasuna por su tenacidad y entrega, baja en el partido por motivos personales. El hueco del delantero lo llenaron entre Torres y De las Cuevas, escurridizos por las bandas, hábiles en el control y el desborde, superiores a los laterales tarraconenses; y, sobre todo, Merino, el vértice de un triángulo que campo a sus anchas por el campo del Nàstic. Entre los tres desmontaron la defensa catalana, estandartes de un equipo que olió el miedo del rival y no tuvo piedad de Reina.
Osasuna desconectó con fiereza el juego asociativo de los catalanes, incapaces de parar las oleadas navarras. Tan solo alguna descoordinación entre los centrales rojillos y el portero Nauzet alteró el pulso de la hinchada, más relajada desde que se diluyó Naranjo. El joven delantero fue el único capaz de ganar sus duelos individuales y el Nàstic encontró en los primeros minutos una vía de escape por su carril. El andaluz tuvo el gol en sus botas a los 15 minutos cuando recogió un delicioso pase de Emaná en la frontal del área, pero las prisas fueron malas consejeras y mandó el balón a las nubes. De Lobato poco se supo, y el camerunés empezó a tomar decisiones erróneas cuando la desesperación se apoderó de él.
Sin Nino, el equipo de Enrique Martín ha convertido las jugadas a balón parado en una bomba de oxígeno. Así que la falta de acierto de De las Cuevas fue compensada por el buen tino de Merino a la salida de un córner y una falta. El volante, que jugará la próxima temporada en el Borussia Dortmund, no perdonó el desorden del Nàstic. Los catalanes reaccionaron con el dinámico Jean Luc después que Emana fallara un gol cantado ante Nauzet y Kodro metiera el 3-0. El partido, de mucha intensidad, acabó con más de una discusión después que los jugadores del Nàstic se quejaran de que Osasuna perdía el tiempo ante el enfebrecido El Sadar, que cantaba: “Sí se puede”.
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