El Leicester o la rebelión de la ‘working class’
A partir de un grupo de jugadores sin cartel, Claudio Ranieri construyó al equipo campeón de la Premier League
Hay títulos que se celebran por costumbre, como el de la Juve que festejó su Scudetto número 32 la semana pasada. Otros, como el del PSG, caen sin sorpresa. También están los que se hacen esperar, como el del Bayern de Guardiola. El del Leicester, en cambio, está hecho de otra estirpe. Cuando comenzó la temporada el título del Leicester se pagaba a 5.000 libras (6.300 euros) por cada una invertida. Por entonces nadie podía imaginar que un entrenador en decadencia y un grupo de futbolistas sin caché (el once titular de los zorros se cotizaba a principios del curso en 30 millones de euros, según la web Transfermarkt) serían capaces de coronarse en la Premier League.
El augurio de Leicester decía que esta temporada tenía que regatear al descenso; sin embargo, se rebeló ante su destino y se puso testarudo para ganar la Premier. El sueño de los zorros tuvo un guión digno de Hollywood y encontró en Ranieri a un técnico que entrenó como siempre y ganó como nunca. A partir de un 4-4-2, con un once casi de memoria y algunos revulsivos, el técnico italiano diseñó un equipo tan competitivo como ganador. Y la Premier ya lleva el nombre de Ranieri y sus muchachos de la working class del fútbol.
En el nombre del padre. Nunca es fácil para un hijo seguir la estela de su padre. Y mucho menos si tu papá fue una gloria del United. Kasper Schmeichel (Copenhague, 1986) se crió en Manchester mientras su progenitor, Peter, cuidaba la portería del multicampeón United de sir Alex Ferguson. Kasper comenzó su carrera en el City y después de una travesía por el Darlington, el Bury, el Falkirk, el Cardiff, el Coventry City, el Notts County y el Leeds United, encontró su lugar en el Leicester. Gracias a sus 97 paradas el equipo de Ranieri es el tercer equipo que menos goles ha encajado en la Premier (34). Y Kasper honró a Peter.
Las torres de Ranieri. El técnico italiano tiró de nostalgia. Robert Huth (Berlín, 1984) y Wes Morgan (Nottingham, 1984) se marcaron una campaña homenaje a los viejos central backs del fútbol inglés. Bien cerca de Schmeichel, Huth (191 cm) y Morgan (185 cm) se agigantaron (aún más) en las áreas. Morgan firmó dos goles y Huth, tres. Morgan, de origen inglés pero con nacionalidad jamaicana, se curtió en el fútbol sin glamur. Jugó con el Nottingham Forest en la League One y la Championship hasta que lo fichó el Leicester, para arremangarse en la segunda inglesa, en el curso 2011-2012. Huth comenzó su carrera en el Union Berlín y con 17 años aterrizó en el Chelsea y, tras pasar por el Middlesbrough y el Stoke City, fichó por el Leicester en la temporada 2014-2015. Hoy el fútbol lo puso en el escaparate y encontró en Morgan a su mejor ladero. Bien lo sabe Schmeichel, también Ranieri.
Cerrojos en las alas. Ranieri montó una defensa con dos laterales solventes: Christian Fuchs (Neunkirchen, 1986) y Danny Simpson (Salford, 1987). El austriaco y el inglés, encargados de tapar las alas en la zaga del Leicester, formaron un tándem tan cumplidor como opuesto. Fuchs, que se formó en el Mattersburg de Austria, pasó por Bochum de la Segunda alemana y jugó cinco temporadas en el Schalke 04, llegó este verano al equipo de Leicester. Acostumbrado a jugar de interior, se convirtió en un lateral técnico y de gran pegada. Simpson, en cambio, destaca por su velocidad y fiabilidad a la hora de marcar. Criado en la cantera del United, jugó en el Sunderland e Ipswich Town en la Championship, y pasó por el Newcastle y Queens Park Ranger antes de fichar por el Leicester.
El termostato de los Zorros. N'Golo Kanté (París, 1991) y Danny Drinkwater (Manchester, 1990) le dieron el equilibrio al juego del Leicester. Drinkwater, piensa; Kanté, juega; los dos corren y recuperan. Ambos pescaron 639 balones. El francés comenzó su carrera en el Boulogne (Ligue 2) y el Leicester se lo fichó al Caen (Ligue 1) por cerca de ocho millones de euros. Una ganga para un futbolista al que comparan con Makelele. Drinkwater es otro de los que anduvo con paso errante hasta que cayó en el Leicester en 2012. Se crio en el United y pasó por el Huddersfield Town, el Cardiff City, el Watford y el Barnsley, siempre en condición de cedido. Ranieri los mezcló y el Leicester los llevó a la gloria.
El jugador del año. El talento de Leicester lleva la marca de Riyad Mahrez (Sarcelles, 1991). Pulió su fútbol alegre y descarado en los suburbios de París. De padre argelino y madre marroquí, Mahrez comenzó a tocar las puertas del fútbol de élite en el Mundial de Brasil, cuando la selección de Argelia cayó ante la campeona Alemania en los octavos de final. Llegó a Leicester en el invierno de 2014, cuando Los Zorros, en la Championship, apenas soñaban con jugar en la Premier. Elegido el mejor jugador de la Premier, según los votos de sus compañeros, los de los 92 clubes que integran la Asociación Profesional de Futbolistas inglesa, Mahrez marcó (17 goles), asistió (11 pases de gol) y luchó (recuperó 206 pelotas). Ya se lo había advertido su técnico. “Ranieri siempre insiste e insiste. Repasa las estadísticas. Si no corres, no juegas. Por eso hago más de 11 kilómetros en cada partido”, reveló Mahrez.
El correcaminos del campeón. Marc Albrighton (Tamworth, 1989) se formó en el Aston Villa, jugó en Segunda con el Wigan y llegó al Leicester el curso pasado. En su primera campaña en Los Zorros Albrighton no tuvo continuidad (jugó 10 partidos desde el inicio) hasta que llegó Ranieri. El extremo inglés se adueñó de la banda izquierda (participó en el 36 encuentros de Leicester, en 33 desde el arranque). Eléctrico y picante en el mano a mano, el extremo jamás se olvidó de mirar el retrovisor, robó 208 balones.
Okazaki para todo. Cuando todavía jugaba en la Bundesliga a Shinji Okazaki (Takarazuka, Japón, 1986) lo bautizaron “el futbolista Samurái” gracias a su espectacular gol de tijera para el Stuttgart ante Hannover. No se olvidó de las piruetas y esta temporada le firmó un gol de chilena al Newcastle de Rafa Benítez. Pero el delantero japonés es mucho más que acrobacias, compañero de Vardy en el ataque del Leicester, nunca se cansó de arrastrar marcadores y de luchar en las segundas jugadas.
La Cenicienta de la Cenicienta. No hay historia que represente mejor la aventura del Leicester en la Premier que la de Jamie Vardy (Sheffield, 1987). Hace cinco años trabaja en una fábrica y jugaba por afición en la séptima categoría del fútbol inglés. Hoy es el goleador del campeón de la Premier (22), tercero en la tabla de artilleros de la liga inglesa, por detrás de Kane (Tottenham, 25) y Agüero (City, 23). Llegó al Leicester en la temporada 2012-2013 a cambio de un millón de libras (1,2 millones de euros), hoy su cláusula de rescisión es Vardy de 40 millones de euros. Y seguramente ya no tendrá que volver a trabajar en una fábrica de férulas, su salario es de cerca de 100.000 euros a la semana.
Los revulsivos de Ranieri. El técnico italiano tocó poco su once inicial y cada vez que lo hizo, casi siempre fue por necesidad, algún lesionado o suspendido. Sin embargo, Ranieri contó con un grupo de revulsivos, capaces de cambiar la suerte del Leicester cuando los partidos se le atragantaban. El volante Andy King (Barnstaple, 1987), un histórico en el Leicester, jugó 23 partidos y marcó una diana. El delantero argentino, exjugador del Almería, Leandro Ulloa (Río Negro, 1986), que participó en 28 encuentros y anotó seis goles. El talentoso extremo Demarai Gray (Birmingham, 1996), dijo presente en 10 jornadas. Nathan Dyer (Trowbridge, 1987) saltó al campo en 12 partidos y firmó un gol. Y Jeffrey Schlupp (Hamburgo, 1992), que llegó al Leicester en 2011 y en esta campaña disputó un total de 22 encuentros.
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