Muguruza no rompe el maleficio
Pasada de revoluciones, Garbiñe cae ante la rumana Begu (5-7, 7-6 y 6-3, después de dos horas y 42 minutos) y se despide por tercer año consecutivo en la segunda ronda del Madrid Open
El fantasma volvió. Otra vez. Tenía una oportunidad de oro Garbiñe Muguruza para terminar con el maleficio que le persigue en Madrid, en casa, con un cuadro cada vez más amable por la caída sucesiva de favoritas y por su hambre de hacerlo bien. Pero no. El fantasma volvió. Garbiñe, peleada de nuevo consigo misma, frágil y errática, cayó: 5-7, 7-6 y 6-3 frente a la rumana Irina-Camelia Begu, después de una velada que se estiró hasta las dos horas y 42 minutos.
"Ha sido duro, pero aquí los partidos siempre son duros", puntualizó la de Caracas, por primera vez señalada como una cabeza de cartel en este torneo. "Me he visto bien, pero no he encontrado la fórmula adecuada para hacerle jugar peor. Al final, en esos momentos de tensión no he jugado todo lo bien que podía haber jugado. Creo que ella [34 del mundo] ha jugado muy bien y se ha merecido ganar", señaló en la sala de prensa, cerca de las 11.30 de la noche.
No le coge el pulso Muguruza al hecho de jugar ante su público, en la capital española. Hace unos días admitió que en la Caja Mágica suele jugar sobreexcitada, con un exceso de tensión. Volvió a hacerlo, a golpear pasada de revoluciones, sin poso ni control (cometió 42 errores no forzados). Cortocircuitó. Y el maleficio continuó. En sus cuatro apariciones en Madrid, la hispano-venezolana no ha sido capaz de superar la segunda ronda ni de ganar dos partidos consecutivos.
Lo tuvo esta vez en la mano, puesto que rescató un primer set que se le había puesto feísimo (3-5 en contra) y en el segundo se reenganchó cuando el marcador le amenazaba 5-3 y 40/0. Sirvió después para ganar, 30/0 a favor, pero se nubló. Y en la tercera manga, ya obcecada, sucumbió. En 2012 se fue en la primera ronda, el año siguiente no superó el corte de la fase previa, después cayó en la segunda ronda y el año pasado otra vez. En esta ocasión, idéntico resultado. Otro adiós demasiado temprano.
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