Aniversario de Shakespeare, momento Barça

A veces un marcador luminoso tiene más impacto que cualquier partido bien jugado, sobre todo en equipos pasionales como el Barça. A pesar de perder, los azulgrana recuperaron la autoestima futbolística ante el Valencia. El encuentro sirvió como acto de fe para el equipo de Luis Enrique. No hubo ni un paso atrás en la alineación dispuesta contra el Deportivo. La única novedad fue la ausencia en la lista de convocados de Aleix Vidal y el regreso a la formación titular de Alves. Ambas circunstancias reforzaron la figura del entrenador del Barcelona.

Luis Enrique manda en el campo de entrenamiento, el mejor escenario para contrastar la dificultad que tiene cualquier fichaje para integrarse a la organización de juego azulgrana, incluso cuando se trata de Arda Turan, y, por otra parte, procura ser condescendiente en la cancha con los poderes fácticos que se juntan alrededor de Messi. El viaje del sancionado Piqué a A Coruña expresó la complicidad y el compromiso de los titulares en un momento de duda sobre la propuesta azulgrana y la formación cantada por el técnico reiteró su confianza en Messi, Luis Suárez y Neymar.

Ahora se trata de recuperar a Neymar, el futbolista capital cuando estaba lesionado Messi

El Barcelona del tridente y del triplete es el que afrontará también las opciones de volver a ganar la Liga y la Copa del Rey después de perder la Champions. Los tres delanteros funcionan como una unidad, en los ensayos y en el campo, en la victoria y en la derrota, contra el Valencia y frente al Deportivo. Ahora se trata de recuperar a Neymar, el futbolista capital cuando estaba lesionado Messi, y de mantener la racha de Suárez, cuyos números superan ya a los del fenómeno Ronaldo en tiempos de Robson, un periodo de transición entre Cruyff y Van Gaal.

Los barcelonistas se aceptan de nuevo como son después de verse en el espejo roto cuando fueron eliminados por el Atlético en la Champions y los adversarios le vuelven a mirar como lo hacían antes de que no pudieran renovar el título ganado en Berlín. El fútbol sirve para que un equipo recupere sus mejores sensaciones, incluso cuando el marcador del Camp Nou canta la victoria del equipo visitante, como ocurrió el domingo, de la misma manera que ocho goles intimidan a cualquier adversario, incluso cuando se trata del Atlético y el Madrid.

La jornada del miércoles era especialmente comprometedora para el equipo de Simeone. Aunque el Villarreal siempre fue un mal enemigo, se daba por segura la victoria blanca en el Bernabéu y se pensaba que el Barça era favorito ante el Deportivo. No estaba tan claro que el Atlético ganara en San Mamés. Un gol del Niño Torres le alcanzó finalmente para mantenerse empatado a puntos con el Barcelona. Los arietes resolvieron un partido más los aprietos de los aspirantes al título: Torres para el Atlético, Benzema, a favor del Madrid, y Suárez en el Barça.

El Camp Nou no se olvida del Tamudazo ni tampoco del título perdido con Lattek

Así que la clasificación a falta de cuatro jornadas para el final es la misma que cuando quedaban cinco, circunstancia que permite decir a los implicados que su éxito depende de sus resultados. Los tres se imponen ganar los encuentros que quedan y en tal tesitura el favorito es el Barça. Ocurre que el calendario de los azulgrana no es especialmente benigno porque le esperan dos rivales que compiten por evitar el descenso (Sporting y Granada), un equipo imprevisible como es el Betis y el derbi con el Espanyol.

El Camp Nou no se olvida del Tamudazo ni tampoco del título perdido con Lattek. La prensa ha recordado los sucesos más trágicos del barcelonismo desde que perdió tres partidos consecutivos con el Madrid, la Real y el Valencia. La diferencia es que quienes defienden hoy al Barça no tienen memoria sino que son esclavos de su propio currículo, único en el caso de Messi e inédito prácticamente también con Luis Enrique, si se exceptúa el palmarés de Guardiola. El tridente asume la responsabilidad después de su renacer en A Coruña. No hace falta dar explicaciones sobre el juego cuando se gana por 0-8. Y para los nostálgicos culers queda, por si acaso, una frase que le dijo Sergi Pàmies a Santi Giménez en una entrevista al diario As: “Ganar en la última jornada sería pirotecnia cruyffista post mortem”.

Ha resucitado a tiempo el Barça, siempre shakesperiano, y más en el aniversario de su nacimiento, único en la derrota y en la victoria.