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En Valderrama, un barcelonés puede tapar a otro

Pep Angles y Pablo Larrazabal, mejores español ante la última jornada del Open de España más duro

Carlos Arribas
Pep Angles, en el hoyo 18 del sábado en Valderrama.
Pep Angles, en el hoyo 18 del sábado en Valderrama.Matthew Lewis (Getty Images)

A los que hablan del golf como si más allá no hubiera más que tristeza y desolación les gusta decir que es el deporte más democrático: se puede ser alto o bajo, gordo o flaco, de musculatura esculpida o de fláccidas carnes, y ser campeón o ganar el Open de España.

Se puede ser un gordo como el inglés Andrew Johnston (110 kilos, 1,75m), a quien apodan Beef, ternero, y jugar mejor que el italiano Matteo Manassero, quien de adolescente era Mozart batiendo récords de precocidad y llegada su primera madurez quiere ser un músculos para lanzar la bola más lejos que nadie y se busca y no se encuentra, o jugar peor que Rafa Cabrera Bello, quien ha hecho de su buena planta un factor importante en su éxito, o jugar igual que Pep Angles, delgadísimo. Físicamente se puede ser de cualquier manera, en efecto, pero, al menos esta semana de abril para tener una oportunidad de ganar siendo español en este Valderrama que, azuzado por los vientos cruzados, recuerda a Carnoustie por su falta de compasión con los sufridos competidores, hay que haber nacido en Barcelona. En Valderrama, detrás de Pablo Larrazábal, que sobrevive entre los primeros a pesar de un 78 (+7) el viernes, se esconde Pep Angles, el más joven de los españoles (23 años), empatado con su paisano en +4, a tres golpes del líder, el vasco de Biarritz Mike Lorenzo-Vera. Forman ellos parte del pelotón de 12 jugadores agrupados en cuatro golpes en el igualado marcador. Entre ellos, emboscado con +2, el peligroso Martin Kaymer, el alemán que ganó el US Open hace dos años y dos años antes embocó el putt decisivo en la victoriosa Ryder Cup de la Europa de José María Olazábal en Medinah.

“A Valderrama no le pido que me regale algo, pero sí al menos que no penalice como lo hace, a lo grande, cualquier error pequeño”, dice Cabrera-Bello, quien con +6 está a cinco del francés que lidera el Open de España. En Valderrama, la voluntad de resistir no cuenta, pues va creciendo la tensión dentro del que pelea de una manera tan sutil que cuando, se va tensando de tal manera sus nervios que cuando se rompen lo hacen con estrépito y dolor, inconteniblemente.

Lorenzo-Vera, de 31 años y aún virgen de victorias en el circuito europeo, fue uno de los cuatro que pudo terminar al par del campo. “Fue obra del wedge”, dijo, el de Biarritz, quien igualó su tarjeta gracias a un afortunado eagle en el 17. Angles, el hombre en quien Nike ha depositado todas sus complacencias y a veces le encasqueta una gorra oversize como la Puma de Ricky Fowler, así de moderno, terminó el día con +3, lo que, vistió lo visto, no le pareció mal. Lo consiguió manejándose con una prudencia (hierros dos y tres en las calles, para no perderse) que contradice su edad tanto como su discurso maduro, que traiciona el aspecto tan juvenil del jugador que empezó a jugar en el pitch and putt de Sant Andreu de Llavaneras porque un día, cuando tenía 10 años, le llevó su abuelo, que no sabía dónde ir aquella tarde. “Hoy nos hemos equivocado de viento cinco veces y eso me ha costado tres bogeys y un doble. El viento sopla a ráfagas, hace remolino y va cambiando, y es un problema”, dijo. Después de licenciarse en Arkansas, donde mantiene a dos coach mentales con los que establece rutinas vía Skype, en 2015 Angles debutó en el Circuito Alps con una victoria en Francia. Es un golfista autodidacto que últimamente ha empezado a visitar a Víctor García, el padre y profesor de Sergio.

Contra todos y contra Larrazábal, que no se rinde pese a su +7 (“saldré de rojo y a atacar, como todos los domingos, sabiendo que mi vuelta mala de la semana ya ha aparecido”, dijo el otro barcelonés de moda. “Valderrama es como si te meten en una rincón con Tyson, por mucho que corras, alguna te cae”), Angles, tan serio y tan formal, intentará que como ocurrió con su debut profesional, su primera victoria en el circuito europeo llegue en su primer intento.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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