Crisis en la mediapunta del Madrid
Zidane manifestó su decepción con Isco y James en Wolfsburgo. Los enganches fueron nuevamente marginados de un esquema en el que Modric y Kroos también pierden peso
Francisco Javier García Sanz bajó pálido a los vestuarios del Volkswagen Arena. El ejecutivo español de la multinacional automovilística tenía el rostro desencajado. Al verle, los periodistas alemanes se sorprendieron de que este hombre, que también es el presidente del Wolfsburgo, el club que acababa de derrotar al Madrid por 2-0 en la ida de los cuartos de final de la Champions, no se parase ni un instante a comentar el éxito conseguido. Para una institución cuya visita más ilustre había sido el Santos de Pelé en 1961, el acontecimiento representaba una culminación festiva. Todos los aficionados locales celebraban, pero su presidente parecía absorto. Como si su condición de socio madridista y amigo de Florentino Pérez pesara más en su conciencia que la hazaña que acababan de completar Julian Draxler y sus colegas. Ambos dirigentes pasaron taciturnos por el pasillo que conducía a los camerinos mientras Draxler se reía acordándose de Raúl González.
Zidane: "No estoy contento con los cambios porque no hicimos la diferencia"
“Me puse en contacto con Raúl antes del partido”, dijo el héroe de la noche, compañero de Raúl en el Schalke, y autor de las jugadas que produjeron los dos tantos del Wolfsburgo. “Supongo que ahora Raúl estará riendo con un ojo y llorando con el otro. Esperemos que dentro de una semana eliminemos al Madrid. Así Raúl podrá llorar con los dos ojos”.
Draxler es la figura emergente del fútbol alemán. Es mediapunta, el puesto más codiciado, el más difícil de desempeñar y el más determinante contra defensas cerradas. De algún modo la creatividad de Draxler representó todo aquello que le faltó al juego del Madrid en Wolfsburgo. El suceso entraña una ironía. No hay equipo en el mundo que desde 2012 haya invertido más dinero en adquirir los servicios de mediaspuntas. El Madrid ha fichado cinco por un total de aproximadamente 200 millones de euros: Modric, Kroos, Isco, James y Kovacic. Los nombres integran la lista de los mejores especialistas del mundo. Pero frente al Wolfsburgo el Madrid apenas pudo contar con ellos. La consideración de que gozan Bale, Benzema y Cristiano los relegó a un segundo plano.
Zidane comenzó por dejar a Kovacic fuera de la lista, señal de que no hay sitio para todos. Luego encargó a Modric y Kroos las mismas tareas que en el Camp Nou, convirtiéndoles en volantes de contención antes que en centrocampistas organizadores. Quedaron los laterales y Benzema, con su ingenio, para abrirse espacios entre líneas, como única vía de suministros entre el mediocampo y los atacantes. Pero Marcelo y Danilo se vieron sobrepasados en defensa y la lesión de Benzema antes del cuarto de hora de partido, expuso al Madrid a la evidencia. En los últimos metros se le apagaban las luces. El entrenador madridista quiso remediar la falta de inventiva. Pero sus medidas solo ahondaron en la crisis.
“Cambié a Modric porque había que hacer un cambio”, dijo Zidane, para explicar la sustitución del croata por Isco transcurrida la hora del encuentro. “No tiene nada que ver con Luka [Modric]. Pudo ser otro jugador. Pero había que cambiar algo y hoy no ha funcionado. Siempre hay que buscar una reacción. Pero no estoy contento con los cambios porque con ellos no marcamos la diferencia. Por lo menos teníamos que marcar un gol. Al final también saqué a Toni [Kroos] y puse a James para ver si el equipo mejoraba. Nada más.”
Zidane consideró que tan importante era ganar profundidad como evitar recibir el 3-0. “Debíamos estar muy alertas y vigilantes para no encajar más goles”, apuntó Ramos, en sintonía con su entrenador. Con más prudencia que intención ofensiva Zidane sustituyó a Benzema por Jesé y conservó el 4-3-3 original. El técnico indagó en todas las variantes posibles menos en aquellas que le brindaban superioridad en la zona de creación. Mantuvo a Casemiro para proteger a sus centrales y reemplazó, hombre por hombre, a sus volantes más clarividentes. Fuera Kroos y Modric, dentro Isco y James.
Karim Benzema regresó a Madrid con fuertes dolores en su rodilla izquierda
Decía Vicente del Bosque que descuidar jugadores es mal negocio si luego habrá que pedirles auxilio. Durante el último mes y medio, tras el derbi (0-1 en el Bernabéu), Zidane insinuó en sus declaraciones que Isco y James no habían cumplido. Poco a poco los fue apartando de la competición al tiempo que parte de los medios más próximos al club informaron del deseo de la directiva de traspasarlos este verano. Un sector importante de la hinchada los pitó. Son varias las personas de la plantilla y sus alrededores que indican que Isco y James tienen la sensación de que sobran. En Wolfsburgo el equipo les necesitó. Por si quedaban dudas, Zidane declaró públicamente antes de regresar a España que habían defraudado sus expectativas. La frase que les dedicó, resonó como una sentencia: “No marcamos la diferencia”.
Karim Benzema regresó a Madrid con fuertes dolores en su rodilla izquierda, síntomas de un esguince que podría dejarle fuera de competición al menos una semana, obligándole a perderse la vuelta.
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