El último festín de Escocia
El ‘XV del Cardo’ arranca el Seis Naciones contra Inglaterra, su gran rival y víctima en el choque decisivo de 1990 que supuso su último ‘Grand Slam’
Han pasado más de 25 años, pero una parte de Craig Chalmers se quedó en la mesa donde los escoceses cenaron aquel 17 de marzo de 1990. Horas antes, el XV del Cardo había derrotado (13-7) a Inglaterra en el choque decisivo del Cinco Naciones en un Murrayfield que entonó el Flower of Scotland como nunca. “El paseo al césped creó un ambiente increíble, jamás podría repetirse. Todos éramos amigos, pero durante esos 80 minutos fue una guerra mental y física contra un enemigo, y la ganamos. Fue un gran día, y una gran noche”, recuerda sonriendo el apertura. Entonces, los trofeos se entregaban en la cena y en aquellas meses estaba toda la colección del clásico del norte. Escocia, que no ha vuelto a levantar un Grand Slam (vencer en todos los encuentros), recibe este sábado a Inglaterra (18.00) en la primera jornada del Seis Naciones.
La Copa Calcuta, el trofeo que se diputan anualmente Inglaterra y Escocia desde 1879, posibilitó el resto: la Triple Corona (vencer al resto de equipos de las islas británicas), la victoria en el torneo y el propio Grand Slam. Los ingleses, favoritos en las apuestas, habían ganado los tres partidos previos con una diferencia media de 23 puntos. “Inglaterra siempre es el equipo grande, el que tiene más jugadores y más medios. Había cierta arrogancia, la prensa se pasó toda la semana hablando de lo bien que jugaban, y se olvidaron de que nosotros también habíamos ganado tres partidos”.
La salida al campo lo cambió todo. “Nos dio el impulso para empezar bien el partido”. El apertura fallaría su primera patada a palos, pero anotaría las dos siguientes y su equipo nunca cedería la iniciativa. “Era un día con mucho viento, pero no piensas en la presión. Es lo que haces, es tu vida. A veces anotas, a veces fallas, no puedes pensar más allá. Al principio el partido pasó muy rápido, pero parecía que los últimos cinco minutos durarían eternamente”. Su tercera patada y el ensayo de Tony Stinger sellaron el triunfo local ante una Inglaterra con la que Simon Hodgkinson pateaba un promedio de 15 puntos por tarde.
Fue Chalmers el que se llevó a casa el balón y dejó sin tinta el bolígrafo de los autógrafos. Eran tiempos más risueños para el rugby escocés, huérfano de la Calcuta en 22 de las 25 últimas contiendas. El XV del Cardo no gana el torneo desde el último Cinco Naciones, en 1999. Inglaterra retiene la copa desde 2008, no cae en Murrayfield desde 2004 y lleva más de siete horas de juego sin encajar un ensayo en tierras escocesas.
Pese a los números, late el optimismo en Edimburgo, confiada en que el Mundial lo ha cambiado todo. Escocia fue la mejor del hemisferio norte el pasado otoño, apartada de las semifinales por una patada del australiano Bernard Fole que Craig Joubert nunca debió señalar. “Hemos competido bien, solo necesitamos consistencia. Nos afectó el paso al profesionalismo, pero los clubes están desarrollándose mejor y empieza a notarse. El Seis Naciones es cuestión de encontrar el momentum. Es un torneo corto, si ganas un partido te ayuda mucho en el siguiente", señala Chalmers, de 47 años, que volverá el próximo curso a entrenar tras haber trabajado con las categorías inferiores escocesas.
Si el XV del Cardo suma su primera victoria en un Seis Naciones desde febrero de 2014 será Greig Laidlaw quien repatrie las serpientes de la réplica de la Calcuta, un trofeo más antiguo que el propio torneo. La original, guardada en el Museo del Rugby de Tiwickenham, está deteriorada por excesos como cuando el inglés Dean Richards y el Escocés John Jeffry la patearon en una noche de alcohol de 1988 en Edimburgo.
Inglaterra, que estrena proyecto con el australiano Eddie Jones como entrenador, vuelve a ser favorita en las apuestas para ganar el torneo. “Como en 1990, la presión la tienen ellos, pero no hay mejor partido para empezar. Cuando pierdes siempre te levantas, pero es horrible esperar un año entero a otra oportunidad para ganarles”. Escocia quiere conjugar la gloria en presente.
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