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EL CÓRNER INGLÉS
Columna
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¿Hay fútbol en Marte?

Courtois y Terry, tras encajar un gol.
Courtois y Terry, tras encajar un gol.John Sibley (REUTERS)

“Todo vale en la guerra y el amor”. Refrán español

Durante la época en la que David Bowie rompía moldes con canciones como Life on Mars o Ziggy Stardust, Julio Iglesias nos serenaba con Gwendolyne y Por el amor de una mujer.Estaba claro que el inglés, no el español, era el que estaba en la vanguardia musical. Un abismo similar separa el concepto del fútbol que tienen hoy los ingleses y los españoles, pero en este caso los inventores del deporte son los que se han quedado atrás.

La reciente decisión del Valencia de nombrar a Gary Neville como entrenador fue tan curiosa como si en el año 1974 Bowie hubiese invitado a la persona que componía las canciones de Julio Iglesias a crear su nuevo repertorio. No solo no tiene nada nuevo que aportar un inglés a un equipo importante español como el Valencia, sino que la presencia del antiguo lateral derecho del Manchester United es una garantía de que el equipo jugará un fútbol rudo y anticuado.

Hablé con Michael Robinson del tema, y empecé contándole al más conocido comentarista de fútbol de la televisión española algo que me ha llamado la atención en Inglaterra. El nivel de análisis de sus homólogos en la televisión inglesa, en la mayoría de los casos exjugadores como él, es de una simpleza chocante. Por cada diez goles que se marcan nueve veces la reacción es la misma: “Shocking defending!” (Atroz la defensa).

Neville fracasará en el Valencia. No puede ser de otra manera, es de otro planeta. El fútbol inglés es de Marte; el español, de Venus

Robinson, que jugó en su día en Inglaterra y en España, respondió que señalar un fallo siempre es lo más fácil después de un gol, evitando así el desafío más complejo de explicar cómo fue que el equipo atacante logró sembrar confusión en la defensa rival. Pero en el fondo se trata, explicó Robinson, de un problema cultural.

“Los jugadores que los aficionados ingleses más respetan son los peleones, los que luchan en las trincheras”, dijo Robinson, refiriéndose a gente como John Terry, el central del Chelsea, considerado durante mucho tiempo en Inglaterra como el mejor del mundo en su posición pese a la dificultad que siempre ha tenido, como agregó Robinson, “para pasar el balón a jugadores vestidos como él”.

Los comentaristas de televisión y los entrenadores nacidos en Inglaterra comparten, según Robinson, la filosofía “victoriana” de los aficionados. No es ninguna casualidad que los entrenadores de los mejores equipos ingleses sean extranjeros, pero incluso ellos se ven obligados a satisfacer el afán marcial predominante, llenando sus líneas defensivas con jugadores que son más soldados que futbolistas. Todos se nutren de la misma idea y se crea un círculo vicioso cuya consecuencia es el fútbol caótico de la Premier League inglesa: mucha emoción, eso sí, como en el 3-3 de esta semana entre el Liverpool y el Arsenal, pero también una gran dificultad para pastorear el balón por más de cinco segundos sin que lo arrebate el equipo rival.

“Al revés de lo que vemos en España, el punto de partida es que hay que frenar al otro equipo”, comentó Robinson. “Con lo cual se buscan centrales grandotes, hombres de verdad, cuya mayor virtud es ser valientes y duros. Pero como a la primera de cambio ellos entregan el balón al rival, se necesitan dos, tres, cuatro jugadores más de las mismas características para poder volver a recuperarlo —y, claro, perderlo— una vez más”.

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Conclusión: en Inglaterra el fútbol es la guerra por otros medios; en España, como señala Robinson, la idea dominante es el amor al balón, lo cual exige que el jugador tenga la inteligencia y el talento para pasarlo a un compañero y moverse en el campo de tal manera que se defiende en primera instancia con la posesión, no la recuperación. “Pelear en la defensa es en España una acción extrema”, dice Robinson. “En Inglaterra es el principio fundamental”.

Por eso el énfasis tanto de los comentaristas como de los aficionados ingleses cuando se marca un gol consiste en señalar el fallo defensivo. Suelen carecer de las herramientas para explicar el factor creativo, como bien demostraba Gary Neville en lo que fue su trabajo hasta hace apenas un mes, analista experto en la televisión inglesa. A eso se dedica hoy otro británico, David Moyes, que inevitablemente fracasó durante su breve estancia como entrenador de la Real Sociedad. Neville también fracasará. No puede ser de otra manera, es de otro planeta. El fútbol inglés es de Marte; el español, de Venus.

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