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Benítez, siete meses de decepciones

La eliminación copera, las derrotas ante rivales directos, el mal juego del equipo y la desconfianza de directiva, jugadores y grada sentencian definitivamente al técnico

Benítez, en el banquillo del Bernabéu
Benítez, en el banquillo del BernabéuGonzalo Arroyo Moreno (Getty Images)

La trayectoria de Rafa Benítez en el Real Madrid llegó a su fin. El técnico madrileño fue destituido por Florentino Pérez tras el empate del domingo en Mestalla tan solo siete meses después de su llegada. Siete meses en los que el Madrid ha ido vagando de decepción en decepción con la Champions como única vía de escape –se logró la clasificación para octavos como primero de grupo-. Todo esto, poco más de un año después de que el equipo se proclamará campeón del mundo en Marrakech. A partir de ahí comenzó el declive. La temporada terminó sin títulos y Pérez optó por destituir al entrenador, Carlo Ancelotti, en busca de un golpe de efecto y en contra de la opinión de la plantilla. La solución para el presidente era Benítez, un técnico metódico, táctico y capaz de recuperar una disciplina teóricamente perdida.

“Desde enero hemos sufrido un deterioro paulatino. Elegimos la figura de Rafa Benítez porque teníamos la confianza de que podía reconducirlo. De la noche a la mañana no se arreglan todos los problemas”, decía Florentino Pérez hace poco más de un mes. Pero lo cierto es que esos problemas se agravaron día a día desde que el técnico de 55 años fuera presentado el pasado 3 de junio. “Llega un hombre que respira fútbol, profesionalidad y madridismo desde niño. Nos hará más fuertes. Es uno de los mejores entrenadores del mundo y utiliza el método como herramienta de trabajo. Tiene una excelente comunicación con los jugadores y una importante experiencia profesional y un gran palmarés pese a su juventud”, aseguró el presidente el día de la presentación.

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Inicio titubeante y con pocos goles

Ese día, Benítez cogió las riendas de un Real Madrid que desde sus primeras semanas mostró un déficit goleador superado a base de resultados abultados en partidos intrascendentes. El Madrid se abonó al empate a cero en la pretemporada –frente a Roma, Milan y Valerenga-, resultado que prolongó a su estreno liguero frente al Sporting en el Molinón. Primera y jornada y primer pinchazo. El equipo se rehízo con goleadas ante Betis (5-0) y Espanyol (0-6) en Liga y frente al Shakhtar (4-0) en Champions. Tres triunfos contundentes para enderezar el rumbo de un Madrid que jornadas después volvería a pinchar. Lo hizo en casa frente al Málaga (0-0) y en el derbi en el Calderón (1-1) en la séptima jornada, de la que el Madrid salió segundo por detrás del Villarreal y empatado a puntos a con Celta y Barcelona (15).

Derrotas, pitos y una eliminación ridícula

El Madrid estaba en lo alto de la tabla, sin embargo, le tocaba afianzarse en dichos puestos con partidos frente a rivales directos. Y entonces el Madrid de Benítez decepcionó. Solventó con apuros finales y con la ayuda de Keylor, protagonista y salvador en el primer tramo de curso, el duelo con el Celta en Balaídos (1-3), pero perdió dos semanas después en casa del Sevilla (3-1). El Madrid llegaba al clásico del Bernabéu con la obligación de ganar a un Barcelona que era líder a tres puntos de distancia.

Y en el gran partido los de Benítez volvieron a estrellarse. Lo hicieron de manera estrepitosa con una derrota de las que pasan a la historia (0-4) tras un partido en el que el Madrid fue una marioneta en manos del Barcelona, tremendamente superior. Un repaso futbolístico que provocó la ira de un Bernabéu que con sacó los pañuelos apuntando al palco, donde estaba Florentino Pérez. El Madrid, que salió a seis puntos del clásico, se recompuso con dos victorias frente a Eibar (0-2) y Getafe (4-1) antes de visitar el Villarreal en un nuevo encuentro frente a un rival directo. Y volvió a perder (1-0), desaprovechando la oportunidad de ponerse a dos puntos del Barcelona.

La derrota colocó a Benítez en el punto de mira de un Bernabéu que ha dedicado al técnico sonoras pitadas en los últimos encuentros. Ya ocurrió frente al Getafe, cuando la megafonía anunció su nombre, y se acentuó frente a Malmo, Rayo Vallecano, partido en el que ni la amplia goleada (10-2) calmó a un público dividido. Gran parte del Bernabéu ha evidenciado su ruptura con Benítez, que siguió escuchando partido tras partido las reprimendas de los socios.

Mucha culpa de ello tiene también la eliminación copera del Real Madrid frente al Cádiz tras incurrir en alineación indebida. El error de alinear al sancionado Cheryshev y la posterior expulsión del equipo de la competición, confirmada el pasado lunes por el TAD, ha sido sin duda uno de los mayores varapalos del Madrid de Benítez, al que Florentino Pérez ha respaldado públicamente en numerosas ocasiones.

Zidane y Mourinho y la constante sombra del despido

Sin embargo, los rumores en torno a su salida fueron una constante desde antes del parón navideño. La supuesta tensión en el vestuario con jugadores como James, Isco o el propio Cristiano Ronaldo, la falta del tan ansiado equilibrio e intensidad, y los malos resultados de un Madrid que no encuentraba la fórmula del buen juego pusieron a Benítez en la puerta de salida. Detrás esperaba Zinedine Zidane tras la negativa de José Mourinho al regreso dos años y medio después de su marcha. El actual técnico del Castilla, que es segundo en Segunda División B, aguardaba con dudas su oportunidad para dirigir el primer equipo del Real Madrid. Ahora, le toca reconducir el rumbo de un equipo que ha fracasado en los primeros siete meses con Benítez al frente.

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