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La Intercontinental pasa por Europa

Sudamérica vibra con el Mundial de Clubes pero sus jugadores, hasta seis de ellos titulares en el Barça, lo ganan cuando emigran

Juan I. Irigoyen
Neymar, Alves, Adriano y Bravo con la Copa del Mundial de Clubes.
Neymar, Alves, Adriano y Bravo con la Copa del Mundial de Clubes.TOSHIFUMI KITAMURA (AFP)

Luis Suárez recordó antes de su viaje a Japón que, cuando era niño, se levantaba a las siete de la mañana para ver la Copa Intercontinental por televisión. “Para nosotros es algo único”, explica Zetti, bicampeón del mundo con el São Paulo de Tele Santana en 1992 y 1993. “Cuando derrotamos al Barça de Cruyff nos recibieron cerca de 10.000 personas en el aeropuerto y nos llevaron en un coche de bomberos hasta el Morumbi”. “Fue algo impresionante”, se suma Víctor Espárrago, campeón de la Intercontinental con el Nacional de Uruguay en 1980. “Era apoteósico; con toda la gente que había en la calle se creó una sola vía entre los 20 kilómetros que separan el aeropuerto de Carrasco de Montevideo. Sólo viví algo similar cuando Uruguay quedó cuarta en el México 70”, completa Espárrago. El Barça de Luis Enrique se define a partir de su tridente en ataque: Messi, Luis Suárez y Neymar, arropados en defensa por Alves, Mascherano y Bravo. Nostalgia sudamericana para vencer al River Plate y llevar el Mundial de Clubes para Barcelona.

La Copa de Bravo. Luis Enrique no da explicaciones de los motivos por los que elige a un portero. En cualquier caso, se sabe que la Liga es para Bravo, mientras que Ter Stegen defiende el larguero en la Copa y en la Champions. Cuando llegó la Supercopa de Europa, el alemán se puso los guantes, y en la de España los dos guardametas se repartieron un partido cada uno. El Mundial de Clubes abrió un nuevo interrogante y el asturiano se decantó por el 13. “¿La titularidad?”, se preguntó Bravo; “no me sorprendió. Sé lo que tengo que hacer, cómo prepararme, cómo entrenarme. Sé cómo funciona todo esto, es un premio a la constancia y al trabajo”.

Alves, como Cafú. El lateral levantó su primer Mundial de Clubes en 2009. Su dorsal, el 2, tenía un remitente: Cafú. “Es una de mis referencias y por eso elegí este número”, explicó el defensa. Alves colocó el domingo en su vitrina su tercera Copa del Mundo e iguala a su ídolo Cafú, que conquistó dos Copas Intercontinentales con el São Paulo de Tele Santana, en 1992 frente al dream team y en 1993 contra el Milán de Capello, y en 2007, de rossonero, se consagró de la mano de Ancelotti.

Sentimientos encontrados. En la Copa Libertadores de 2006, Mascherano se enfrentó por primera vez al club que lo educó, River. Entonces, al Jefecito, vestido con la camiseta del Corinthians, le tocó marcar a Gallardo, entrenador del equipo del barrio de Núñez. Mal recuerdo para el azulgrana, que terminó en las duchas antes de tiempo por una falta al Muñeco Gallardo. “Hubiese preferido no jugar contra River; ahora me alivia que el partido ya pasó”, dijo el 14 tras la final. “No me molestan los silbidos de River. Sentí más el cariño y el aliento de la gente. Para ellos soy un rival y no pretendía tener un trato especial”, añadió el defensa del Barça.

Neymar y su revancha. El Barcelona barrió en 2011 al Santos por 4-0 y Neymar, que ya empezaba a enamorar al mundo con su gambeta endiablada, no pudo decir ni pío. No chutó a portería en todo el partido, pero, para su consuelo, regresó a su país con el Balón de Bronce y el beneplácito de Messi. “Es un grandísimo jugador”, dijo el 10 sobre el entonces jugador del Santos. “Leo es mi ídolo”, dijo Neymar. Cuatro años después repitió la misma frase, pero esta vez con la Copa del Mundo en la mano y con Messi a su lado.

El trono de Messi. La temporada empezó mal para el argentino: se rompió el ligamento colateral interno de la rodilla izquierda y llegó a Japón con una piedra en el riñón. Los focos señalaban más a Luis Suárez (24 goles) y a Neymar (16) que a él (11). Sin embargo, el 10 sacó a relucir su corona en Japón. El rosarino abrió el camino del triunfo frente a River y se coronó como el máximo goleador del Mundial de Clubes, junto al charrúa (5). Lo malo para Messi fue la trifulca que vivió con la afición millonaria en su regreso a Barcelona. “A Messi le tenemos cariño por la persona que es y porque es el mejor del mundo. Cuando lleguemos a Buenos Aires espero saber quién es el agresor porque si es socio, le echaremos inmediatamente”, sentenció Rodolfo D’Onofrio, presidente del River.

Sin televisión.No le hizo falta madrugar a Luis Suárez para ver el Mundial de Clubes. Ausente en la terna final para el Balón de Oro, el uruguayo se consagró como el mejor jugador del torneo y, sin Messi ni Neymar, metió al Barça en la final con sus tres goles ante el Guangzhou. “Somos tres millones de personas y nuestros futbolistas triunfan en los mejores equipos. En River jugaron tres uruguayos y en el Barça estaba Suárez”, cierra Espárrago. Suárez no se olvidó del niño que se levantaba para ver la Intercontinental y, con Messi, Neymar, Alves, Mascherano y Bravo, se consagró en Japón. Sangre sudamericana en el Barça campeón mundial.

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Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.

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