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Atlético, ni liderato ni juego

El Málaga derrota a los de Simeone, que firman en La Rosaleda su peor partido del curso. Los rojiblancos siguen empatados con el Barcelona, pero con un partido más

Ladislao J. Moñino
Saúl se lleva el balón en presencia del Camacho.
Saúl se lleva el balón en presencia del Camacho.Jorge Guerrero (AFP)

Mal con la pelota, nervioso, como afectado por el vértigo de alcanzar el liderato, el Atlético cayó en Málaga ante un equipo que le superó bien, pese a su posición en la tabla. Posiblemente el Málaga tenga más juego que puntos este curso. La expulsión de Gabi, o los errores de Godín, fueron las señales más notables de un equipo descompuesto durante muchos minutos. Apenas hubo rastro de sus mejores virtudes y de sus jugadores más importantes. No apareció Koke, no pesó Saúl, Griezmann estuvo desaparecido y Carrasco no funcionó ni por izquierda ni por derecha. El partido era una prueba para medir cómo afrontaba el Atlético la motivación que genera en sus rivales el que podía ser el líder de la Liga en solitario y la suspendió. Esta vez no pudo agarrarse a Oblak ni a la pegada de Griezmann, muy desdibujado.

Málaga, 1 - Atlético, 0

Málaga: Kameni, Rosales, Albentosa, Weligton, Miguel Torres (Santa Cruz, min.79), Camacho, Recio, Amrabat (Juanpi, min.90), Juankar, Cop (Duda, min.70) y Charles.

Atlético: Oblak, Juanfran, Giménez, Godín, Filipe Luis, Gabi, Saúl, Koke, Carrasco (Thomas, min.64), Griezmann y Vietto (Torres, min.46).

Gol: 1-0. M. 87. Charles.

Árbitro: Mateu Lahoz. Amonestó a Albentosa, Charles y Rosales, por el Málaga. Y a Filipe Luis, Vietto, Carrasco y Thomas en el Atlético. Expulsó por doble amarilla (min. 56) a Gabi.

La Rosaleda. 25.000 espectadores.

Estuvo irreconocible el Atlético durante casi todo el partido. Más allá de los errores en los pases, salió perdedor en las batallas de las que suele salir vencedor. Desde el inicio perdió las segundas jugadas y fue sometido por el Málaga en el ritmo de juego. No es habitual ver a un equipo que supere a los rojiblancos durante tanto tiempo en el juego de trincheras, ni que le rebase en la intensidad. Liderado por Camacho y Recio, que robaron tanto como distribuyeron con agilidad, el Málaga zarandeó al líder durante muchos momentos de ese primer tiempo. Apoyado en la velocidad y el desborde de Juan Carlos, en la movilidad de Charles, Cop y Amrabar, desfiguró al Atlético.

Si no se puso por delante en el marcador fue porque Oblak volvió a confirmarse como el mejor portero del campeonato. Tuvo otro par de intervenciones que le elevan por encima del resto. La primera fue toda prodigio de reflejos por la dificultad y el veneno que cogió el desvío sibilino de Charles a un disparo mordido de Camacho. Abajo, estampándose el costillar contra la hierba, el esloveno sacó una mano maravillosa. Poco después, le empequeñeció la portería a Charles en un mano a mano. Si Griezmann le ha dado casi la mitad de los puntos que han colocado al Atlético colíder, la otra mitad también tiene mucho que ver con Oblak.

No daba dos pases el Atlético y se refugió en su área. Nervioso, sin realizar esa presión alta que tanto le conviene últimamente. Su mejor versión este curso la ha ofrecido cuando ha ido a buscar al rival al campo contrario. Solo enseñó el colmillo en una conducción de Carrasco que acabó en la tribuna cuando tenía una posición de disparo franca en la frontal del área. No está el belga tan fino y el equipo lo nota. Necesita una producción mayor de su desborde y de su velocidad.

Respiró algo el Atlético cuando el partido empezó a ponerse bronco y a enturbiarse entre protestas, codos sueltos y alguna patada tobillera. Mateu pretendió el diálogo, pero no le quedó más remedio que tirar de tarjetas. Una de ellas fue para Gabi, que acabaría cometiendo un error de principiante con una mano innecesaria en el inicio del segundo tiempo.

Algún balón suelto

Para entonces, Simeone ya había dejado en la ducha a Vietto para dar entrada a Torres. La expulsión cortó de raíz el intento por darle un giro al partido. La búsqueda de una mayor profundidad quedó limitada a algún balón suelto. Y la tuvo Torres, magnífico al infiltrarse en el área con potencia entre dos defensas, pero falto de calma. Tenía toda la ventaja para picarla sobre la salida desesperada de Kameni, pero le radiografió el remate con el interior.

Apenas ya hubo ya Atlético, que se encomendó a la contra y se blindó con Thomas. El acoso final local se materializó en el gol de Charles. Un centro pasado al segundo palo de Amrabat, en el que se puso de relieve el mal partido generalizado. El brasileño se aprovechó del despiste de Godín y de que Filipe estaba fuera de sitio. El remate lo desvió el propio Godín y Oblak se humanizó al no poder rectificar a tiempo.

El tanto hizo justicia. Esta vez fue el Málaga el equipo que tuvo más claro a qué jugaba y el que sometió al Atlético, desaparecido e irreconocible.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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