Mourinho contra el mundo
El técnico del Chelsea resiste en el cargo con el equipo a un punto del descenso y un catálogo de reproches a quienes le rodean
Preparó el partido de manera específica durante cuatro días, advirtió a sus futbolistas sobre varias acciones concretas que suele hacer el rival y que, según él no por casualidad, valieron los dos tantos que derrotaron a su equipo. "Sé que una de mis mejores cualidades es leer los partidos, identifiqué esas situaciones y los goles que recibimos son inaceptables. Mi trabajo ha sido traicionado y echado a perder", clamó José Mourinho, entrenador del Chelsea, que según la revista France Football es el entrenador mejor pagado del mundo con un sueldo de 17,9 millones de euros anuales.
Su equipo perdió anteayer por la noche en Leicester su noveno partido en dieciséis jornadas de la Premier y transita un punto por encima del descenso y a 20 del líder, que justamente es su modesto oponente del lunes. La cuarta plaza, que daría acceso a jugar la eliminatoria previa a la Liga de Campeones queda a 14 puntos y 12 equipos de distancia. Mourinho ya ha descartado ese objetivo. Difícil de admitir para un equipo que ronda los 300 millones de euros de presupuesto, que se gastó 90 en fichajes el pasado verano y que se proclamó campeón de la última liga.
Pero el estratega de Setúbal también encuentra una explicación a esa mutación: "A veces pienso que hice un trabajo increíble y llevé a los jugadores a un nivel más alto del que en realidad tienen. Otra posibilidad es que al empezar mal el campeonato, estar lejos de la cabeza y sentir que no van a pelear por el descenso se encuentren sin motivación".
"Tengo un gran desafío por delante, quiero quedarme y espero que eso sea lo que desee también el señor Abramovich", apunta el entrenador portugués, que el pasado mes de agosto extendió su vínculo con el Chelsea hasta junio de 2019. "Despedirle ahora en mitad de la temporada no va a servir de nada. Además, cuando el club le recuperó era para realizar un trabajo a largo plazo por eso hay que mantener la apuesta", reflexiona Frank Lampard, gloria del equipo y durante muchos años uno de los pretorianos de Mourinho. Hace mes y medio el centrocampista, ahora en el New York City, ya había salido a la palestra para pedir estabilidad.
50 millones de finiquito
Una eventual destitución no pactada le reportaría al técnico el derecho a percibir una indemnización en torno a los 50 millones de euros justo cuando el Chelsea acaba de anunciar que la campaña anterior la cerró con 33 millones de euros de pérdidas y unos ingresos inferiores a los de la temporada precedente achacables, según apuntaron, a la temprana eliminación en la Champions.
No jugar el año que viene en Europa afectaría a cualquier intento de renovación del plantel, pero en Inglaterra ya se anticipa que la escuadra londinense renovará su oferta al Everton por el central de 21 años John Stones. Y que pueden subirla hasta más allá de los 45 millones de euros. Pocos a estas alturas dudan de que el Chelsea necesita darle una vuelta a su plantel, pero Mourinho alerta que debe hacerse con tiento, sin precipitaciones invernales: "No es una garantía fichar en enero, es un mercado peligroso porque obtienes jugadores de emergencia, no los que realmente quieres. Ahora tenemos unos futbolistas y con ellos hay que pelear, deben sentir que su orgullo está herido y saber que ahora estamos al mismo nivel que nuestros próximos rivales, que son el Sunderland y el Watford".
Entre esos futbolistas está el mediapunta Eden Hazard, elegido hace seis meses mejor jugador de la Premier y que en los últimos 23 partidos no ha marcado un gol, o Diego Costa, autor el ejercicio pasado de 20 dianas y en el actual de tres, que durante el partido de Leicester hizo un gesto a algunos de sus compañeros con las dos manos sobre su mejilla acusándoles de estar dormidos. Están también Fábregas y Pedro, indiscutibles en la selección española y ahora suplentes en su equipo o Tim Cahill, central titular con Inglaterra, también desterrado al banquillo.
Pero quien está en el centro del debate es Mourinho. En cuatro meses ha tenido tiempo de censurar y degradar a dos integrantes del cuerpo médico, la doctora Eva Carneiro y el fisioterapeuta Jon Fearn, de criticar a los federativos ingleses, por supuesto a Arsene Wenger, de tildar a los árbitros de miedosos cuando le pitan, de apuntar que su equipo es débil psicológicamente y ahora de decir que se siente traicionado por sus futbolistas. También de recordar que ha sido el mejor gestor deportivo de la historia del Chelsea, curiosamente vencedor de su única Champions con Roberto Di Matteo en el banquillo y finalista bajo el mando de Avram Grant, dos técnicos interinos. "Me considero muy buen profesional", apuntó Mourinho tras la derrota ante el Leicester. Y dejó un consejo a sus chicos para poder revertir la situación y volver al triunfo: "En este momento, es muy importante ser humildes".
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