Así ha llegado a ser colíder el Atlético

Que no se quería comparar con ellos era un mantra tan habitual como el famoso “partido a partido”. Pero a Simeone, tras la victoria ante el Athletic (2-1), no le quedo más remedio que flexibilizar un poco el mensaje. “Siempre trabajamos para conseguir lo mejor. Seguimos nuestra línea buscando superarnos a nosotros mismos y sin mirar para otro lado. El trabajo está siendo bueno”, aseguró el argentino. No quiso, sin embargo, hacer ningún balance anual –“eso queda para final de temporada, ahora no toca”-, aunque sí que dejó una nueva frase que unir a su colección de argumentos irrefutables: “No entendemos otra camino que no sea el esfuerzo”, advirtió.

Desde la llegada del Cholo tenemos unas señas de identidad que intentamos llevar a cabo en los entrenamientos y en los partidos" Juanfran

Lo cierto es que es difícil comprender al Atlético sin ese trabajo al que tanto se refiere Simeone. Cuando se cerró el mercado de fichajes en verano, al técnico argentino se le cuestionó si ahora que disponía de una plantilla más afín a sus gustos era el momento de pelear de tú a tú con Real Madrid y Barcelona por la Liga. Dijo que no. Tras un desembolso de más de 100 millones de euros (fruto de las salidas de Arda Turan, Miranda, Raúl García, Raúl Jiménez, Mario Suárez y Mandzukic) el aficionado rojiblanco se esperaba un nuevo Atlético, más rápido, igualmente eficaz en defensa pero más voraz en ataque. La llegada de jugadores como Vietto, la reicorporación de Correa tra sus problemas de salud, y el fichaje de Jackson Martínez (el segundo más caro de la historia colchonera) auguraban una colección de goles que hicieran olvidar ciertas máximas defensivas y no esquivar el enfrentamiento directo. Pero no fue así.

Durante la pretemporada Simeone decidió apostar por tres jugares arriba, sin que ningún nombre partiera con ventaja, en una terna en la que también introdujo inicialmente a Koke. Cuando parecía que el experimento funcionaba, y que Óliver cubría las necesidades creativas por detrás, Simeone siguió probando a distintos jugadores en esquemas no tan ofensivos. Del 4-3-3 se pasó a un 4-4-2, transformándole en muchas ocasiones a un 4-1-4-1, su mejor dibujo visto lo visto, al que recurrió precisamente ante el Athletic para lograr la remontada. Tanto cambio tenía que ver con la incapacidad del equipo para marcar, ya que a excepción de Griezmann –“no había tocado tanta pelota y la primera que tuvo la mandó a volar”, le alabó Giménez-, ni Jackson Martínez, ni Fernando Torres ni Vietto han aportado en ataque lo que se esperaba de ellos. ¿Entonces dónde está la clave de sus resultados? En la defensa.

Los rojiblancos no han perdido un partido desde el 30 de septiembre ante el Benfica

Si ha habido una zona libre de experimentos esa ha sido la retaguardia. Afincado Oblak, y con Godín y Giménez como pareja titular, la reincorporación de Filipe Luis y la siempre correcta actuación de Juanfran han paliado la carencia de goles. "Desde la llegada del Cholo tenemos unas señas de identidad que intentamos llevar a cabo en los entrenamientos y en los partidos. Trabajamos mucho, somos muy soildarios y ojalá sigamos con la racha. Aunque nunca se sabe, mira los Warriors, ayer se les terminó", aseguró el lateral internacional, siempre pendiente de la NBA. "De tapados no vamos por la buena dinámica que lleva el equipo, pero con nuestra humildad, nuestro trabajo y nuestro corazón vamos a seguir igual. Los líos de otras casas que se resuelvan allí. Nosotros a seguir con nuestra dinámica", completó Juanfran.

El Atlético ha alcanzado cuotas defensivas inigualables en Europa. Ante el Granada, la pasada jornada, Oblak volvió a dejar la portería a cero por sexto partido consecutivo y hasta el tanto de Laporte, sólo había encajado seis goles en toda la Liga, la mejor marca del continente. Un registro que se amplió en la Liga de Campeones, donde solo el Benfica consiguió superar al esloveno con tres goles en dos partidos, en una fase de grupos en la que el Atlético terminó como primer clasificado con solo esas tres muescas en contra. A día de hoy su racha es esclarecedora: desde que le superara el equipo portugués el 30 de septiembre no ha vuelto a perder un partido en dos meses y medio. Sin embargo, lo que ha convertido definitivamente al Atlético en un equipo capaz de codearse con Barcelona y Madrid ha sido ese intangible que tienen los equipos campeones: no necesitan jugar bien para ganar. “Siempre siguen adelante, no paran, siguen jugando igual. Es lo que les hace un equipo muy complicado”, aseguró Beñat tras el partido.

La explosión de Carrasco obligó a Simeone a readaptar la posición de Koke en ataque, ahora más centrada

Durante el encuentro ante el Valencia, a finales de octubre, cuando más trabado se encontraba el juego rojiblanco, apareció otro de los jugadores que han tenido mucho que ver en la mejoría del Atlético. Carrasco culminó una jugada que reunió tantos elementos que encandiló a Simeone. El belga demostró desequilibrio, potencia, control de balón y fortaleza para anotar un gol que lo convirtió desde ese momento en un fijo en el once. De hecho, su condición innata como extremó llevó al preparador argentino a recolocar a Koke por dentro del ataque. Una nueva modificación táctica que el Atlético ha sabido llevar a cabo demostrando que adaptarse a los cambios no es una estrategia menor ya que le ha convertido en un rival mucho más fuerte.

“Despedirnos del Calderón ganado es algo importantísimo para el club, pero ya estamos preparando el partido contra el Reus de Copa”, terminó Simeone la rueda de prensa. Y sonrió. Porque sabe el argentino que su equipo está donde él quiere, aunque no pueda decirlo. Y porque ese será el lugar que ansíe conseguir a final de temporada. Aunque no lo confiese nunca.