Los goles imaginarios
La única explicación al empate de Mestalla es que los cracks creyeron que habían marcado y que ganaban por más de lo que indicaba el marcador


El Barça empató en Mestalla un partido que tenía ganado. Mejor dicho, le empataron un partido que debió ganar como mínimo por cuatro a cero. Cuando faltaban pocos minutos para terminar, un balón enfilado al espacio cogió por sorpresa a los dos centrales del club blaugrana y los dejó retratado. Quien haya visto el match debió preguntarse cómo un partido que debió ganar el Barça con holgura, sin menospreciar la energía que empleó el Valencia en defenderse, terminó casi agónicamente.
El Barcelona tuvo un torrente de oportunidades de cerrar el partido después del golazo de Luis Suárez. No es la primera vez que le sucede. A veces resulta el equipo blaugrana extremadamente piadoso con sus rivales. Como su temiera que le tilden de abusón. Contra el Valencia, sus cracks marraron varias oportunidades. Y la única explicación que le encuentro a la situación es que creyeron que habían marcado y que ganaban por más de lo que indicaba el marcador.
Resulta que los jugadores del Barça no fallan goles sino que simplemente parecen balones que entran cuando en realidad van fuera por milímetros o por la milagrosa mano o dedo del portero de turno. Son balones con tanto marchamo de éxito que hasta cuando van fuera parece que terminaran dentro. Es la maldición de los únicos del mundo, porque el Barcelona tiene varios números unos. Hasta cuando erran, logran emocionar o hacer explotar a los espectadores. Vean sino repetido el jugadón de Neymar en la primera parte del partido de anoche, apilando defensores y disparando tan ajustado que todavía no estamos seguros de que el balón no haya entrado.
Eso que nos pasa a nosotros me parece que también les pasa a ellos. Van ganando uno a cero pero juegan como si ganaran cinco a cero, porque los otros cuatro que no metieron parecieron que entraron. Por eso al culé no le molesta mucho que su equipo haya perdido dos valiosos puntos. Saben que el próximo partido se asegurarán de que los fallos que cometan ante la portería contraria no se parezcan tanto a una goleada. Es el riesgo que se corre cuando la fantasía tiene que jugar contra la realidad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Asesinado a balazos un exinspector de la Fiscalía de Sinaloa en Culiacán
Trump exagera en un discurso a la nación los logros de su primer año y culpa a Biden de la marcha de la economía
La Cámara de Representantes rechaza dos propuestas para impedir a Trump lanzar un ataque unilateral contra Venezuela
Los campesinos amagan con revivir las protestas en México por los precios de las cosechas
Lo más visto
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- El Supremo ordena al ex fiscal general el pago de la multa y la indemnización a la pareja de Ayuso que le impuso al condenarle
- El Gobierno de Mazón pagó 107 millones de euros más a Ribera Salud al aumentar su aportación por ciudadano
- Víctor Manuel, músico: “El capital tiene que rectificar, nunca pensé que fueran a ser tan voraces”
- Carlos Alcaraz y Ferrero rompen tras siete años: “Llegan tiempos de cambio para los dos”




























































