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Red Bull mete la marcha atrás

El equipo energético, que desde junio amenazaba con dejar la F-1, está a un paso de anunciar un nuevo acuerdo con Renault

Oriol Puigdemont
Ricciardo, este viernes en Interlagos.
Ricciardo, este viernes en Interlagos.Clive Mason (Getty Images)

Los calentones normalmente se pagan caros o le dejan a uno con el culo aire, y esa es una máxima muy presente también en el Mundial de Fórmula 1. Red Bull lleva desde junio lanzando un órdago a los demás poderes que manejan el circo, pero está a punto de verse obligado a poner la marcha atrás de forma pública. A día de hoy, en São Paulo y a las puertas de la penúltima carrera del calendario, la escudería energética ultima un nuevo acuerdo con Renault, que seguirá suministrándole motores en 2016. En los últimos meses, Christian Horner, el director del equipo, no ha dejado de explorar distintas opciones con el fin de incorporar en los coches del año que viene un propulsor que ofreciera más garantías en términos de rendimiento y fiabilidad que el de Renault. Sin embargo, Mercedes se negó en rotundo y Ferrari le ofreció un motor de la temporada anterior, algo que Red Bull se tomó casi como un insulto.

Es una buena noticia saber que estaremos en Melbourne. Siempre tuve fe en que se resolvería", asegura Ricciardo

El cruce de reproches entre Red Bull y Renault ha llegado a rozar el mal gusto, y por eso en ningún caso podemos hablar de una prolongación del contrato existente, que expiraba a finales de 2016, puesto que hay términos que se han reformulado. “Están pasando muchas cosas y me gustaría poder anunciar un acuerdo en los próximos días. Estaremos en la parrilla en Melbourne, y también espero que seamos más competitivos que este 2015. Estamos muy cerca de confirmar qué dirección tomaremos con relación a las unidades de potencia”, dejaba caer el propio Horner ya desde el paddock de Interlagos.

Daniil Kvyat en el Autódromo Jose Carlos Pace de Brasil
Daniil Kvyat en el Autódromo Jose Carlos Pace de BrasilMark Thompson (Getty Images)

En la F-1 la memoria es muy corta. Los cuatro dobletes que la alianza entre Red Bull y Renault acumuló entre 2010 y 2013 ya no sirven más que para lucir en el palmarés de ambos. Y en ese sentido, la escudería está mucho más apurada que la fábrica del rombo si se atiende a que su razón de ser en el campeonato es puramente propagandística. Su desengaño es hasta cierto punto comprensible porque debe ser muy frustrante contar con Adrian Newey, uno de los ingenieros más influyentes en la historia del certamen, y no poder sacarle partido a su punto fuerte (aerodinámica), porque el déficit de potencia es mucho mayor que las aportaciones del genio de Stratford-upon-Avon. “Una cosa es no ser competitivo por alguna razón pero estar decidido a salir de esa situación. Pero otra muy distinta es que tu pareja [Renault en este caso] no esté dispuesta a cooperar”, llegó a soltar Newey.

Nuestra presencia en los entrenamientos de febrero no está en peligro” Paul Monaghan, jefe de ingenieros de Red Bull

“En Red Bull queremos saber en qué términos nos movemos en aquello que se refiere al motor”, comentó Daniel Ricciardo. En la primera jornada de ensayos en Brasil, el piloto australiano probó la esperada unidad de potencia evolucionada que inicialmente debía debutar en Austin pero que entonces se descartó. “Es una buena noticia saber que estaremos en Melbourne. Siempre tuve fe en que la cosa se resolvería. Es un primer paso para encarar un 2016 mucho más positivo”, añadió Ricciardo, que terminó el día con el quinto mejor tiempo, a 1,2 segundos del más rápido, Nico Rosberg. “Nuestra presencia en los entrenamientos de febrero no está en peligro”, zanjaba Paul Monaghan, jefe de ingenieros de Red Bull. Las aguas bajan mucho más calmadas que hace un mes, síntoma inequívoco de que las posturas están muy próximas. Red Bull sigue en la F-1 y eso es una buena noticia.

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