Nadal tumba a Rosol en París-Bercy
El español subraya su línea ascendente con un triunfo categórico frente al checo (doble 6-2, después de 61 minutos). En los octavos se mide a Anderson (6-7, 7-6 y 7-6 aThiem)
Lo advirtió hace dos días, en la antesala del torneo de París-Bercy, penúltima estación del calendario. "Ahora estoy disfrutando sobre la pista". Y, a tenor de lo visto en los últimos tiempos, en los que sus piernas vuelven a tener brío y su raqueta vuelve a escupir balazos, no hay duda: Rafael Nadal está más cerca, más cerca de sí mismo. Este miércoles, en su puesta de largo en la nueva pista central del último Masters 1.000 de la temporada, el español sometió al checo Lukas Rosol, doblegado por un doble 6-2 (en tan solo 61 minutos de partido). Un estreno categórico que le permite avanzar a los octavos (le espera el sudafricano Kevin Anderson: 6-7, 7-6 y 7-6 a Dominic Thiem) y certifica las buenas sensaciones que está adquiriendo el número seis del circuito.
A diferencia de hace una semana, cuando también redujo a Rosol en la primera cita de Basilea, pero en un duelo desgobernado que llegó a ir perdiendo por 1-6 y 3-5, Nadal rubricó un triunfo categórico, sobresaliente. Si hace unos días acusó la aclimatación lógica a la pista indoor-cubierta del torneo suizo, esta vez dominó el encuentro de principio a fin, sin lagunas ni resquicio alguno para el checo. Rosol, de 30 años y 66º en el ránking, se presenta siempre como un adversario incómodo para él, pero esta vez no tuvo ninguna opción ante un Nadal inmenso, veloz, intuitivo.
Poco a poco, el de Manacor va recuperando la rutina de la victoria y la jerarquía. De hecho, desde que cayera en el US Open contra Fabio Fognini, en septiembre, ha ganado 12 partidos de los 15 que ha jugado (incluyendo también el de la serie ante Dinamarca en la Copa Davis); solo Novak Djokovic (en la final de Pekín), Jo-Wilfred Tsonga (en las semifinales de Shanghái) y Roger Federer (por el título de Basilea) han podido con él. Desde el tropezón neoyorquino contra el italiano, el crédito ha subido de forma sostenida, paso a paso, mejora a mejora. Y ahora, a falta solo de dos eventos para el cierre de este 2015, se encuentra en una situación inimaginable a principios de año.
Tiene ante sí una bolsa de 2.500 puntos por delante. Si venciera en París-Bercy (el único M-1.000 que se le resite en su carrera junto a Miami y Shanghái) y la Copa de Maestros (del 15 al 22 de noviembre, en Londres), Nadal podría sellar la temporada incluso como número cuatro. Reticente a todo esto, él encamina todo a poder competir en las alturas el próximo año y remite al día a día. Y el presente, en este caso, se llamaba Rosol, un rival muy puñetero.
Ante el de Brno, otra buena dosis de confianza: fiabilidad, jerarquía y autoridad absoluta con el servicio
Frente al checo, otra buena dosis de vitaminas. Nadal arrancó con un juego en blanco y una ruptura a las primeras de cambio; continuó firme, con otro juego inmaculado y un golpe de cadera que le permitieron llevarse el primer parcial en 33 minutos. Y en el segundo, más de lo mismo, una nueva porción de confianza; fiabilidad (10 errores no forzados frente a 23) y autoridad absoluta con el servicio: cuatro juegos en blanco, 92% con primeros saques y un 71% con segundos. Nadal solo concedió seis puntos (de 39) a Rosol cuando puso la pelota en juego; hasta el 4-2 y 30-15 del segundo set, no hubo manera para el checo. Esta vez, no encontró la manera de enredar el de Brno. No la encontró... porque no le dejaron.
Ahora (hoy, no antes de las 20.30, Canal+ Deportes2) asoma el sudafricano Anderson: 29 años, 12º del mundo, un martillo de 2,03. Frente al de Johannesburgo, dos triunfos en los dos precedentes, ninguno en pista cubierta: Canadá (2010) y Australia (2015). Mientras, el alicantino David Ferrer (doble 6-2 a Alexandr Dolgopolov) se mide al búlgaro Grigor Dimitrov (doble 7-6 a Marin Cilic).
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