Nadal tumba a un leviatán
Cada vez más consistente, en progresión, el número ocho bate al italiano Fognini (7-5 y 6-3) y se jugará el cetro de Pekín con el serbio Djokovic, verdugo de Ferrer (6-2 y 6-3)
Dice Rafael Nadal que tiene un plan, que su proceso regenerativo pasa por una escalada progresiva para el próximo año estar a tono y aspirar a hollar la cima de otro grande, esas cumbres a las que ahora asciende Novak Djokovic como si fuera el mismísimo Edmund Hillary. Pekín, de categoría 500, no es desde luego un ochomil, pero sí uno de esos picos intermedios en los que todo buen alpinista depura los pasos y trastea con el piolet para alcanzar después cotas mayores. En esas está Nadal, que mientras señala a 2016 como una fecha clave se afina en la recta final de este año. Y, durante ese proceso que él mismo traza, una gran alegría: 7-5 y 6-3 a Fabio Fognini. O, lo que es lo mismo, un valioso triunfo frente a su leviatán de este 2015... y final en Pekín. El adversario, Nole, sin piedad ante David Ferrer: 6-2 y 6-3 del rey del circuito.
Será la quinta que dispute el número ocho esta temporada, en la que el italiano, un jugador de doble cara, le había minado la moral con tres derrotas que han hecho mella: una en Río de Janeiro y otras dos aún más dolorosas, sobre la arena de Barcelona y en la madrugada de Nueva York. “Este es un triunfo muy importante para mí. Es un buen resultado para mí y confío en poder disfrutar en la final”, valoró el de Manacor, en cuya victoria, al margen de la oportunidad de luchar por su cuarto trofeo de esta campaña (tras Buenos Aires, Stuttgart y Hamburgo), se advierte un intangible: Nadal, en las circunstancias límite o los puntos de tensión de los partidos, ya no se deshace.
“Mi meta es adquirir un buen nivel en la recta final de esta temporada. Jugar partidos es la mejor vía posible, intentar hacer cosas en esos partidos, tener buenas sensaciones y practicar todo aquello que necesitaré el próximo año”, expresó el español, que con la victoria se garantiza 500 puntos más en su casillero y desbanca al japonés Kei Nishikori (derrotado por Benoit Parie en las semifinales de Tokio) en la Carrera hacia la Copa de Maestros de Londres. “Aún no puedo decir que esté clasificado, pero sí que estoy más cerca”, precisó Nadal, que no jugaba una final sobre superficie rápida desde la que disputase en el Masters de Miami, en marzo de 2014.
La inyección de energía que supuso la remontada frente Jack Sock, en la ronda previa, tuvo continuidad con la actuación ante Fognini. El de San Remo, 28º del mundo, intentó enredar desde el principio del partido, muy convulso, con cinco breaks consecutivos (tres a favor de Nadal). A partir de la defensa y de recuperar la posición sobre la pista, el español mantuvo el temple, esa consistencia mental que busca. Porque lo sabe: si funciona la transmisión, su cabeza, el resto del engranaje irá carburando poco a poco. Fognini, que en Flushing Meadows se convirtió en el primer rival capaz de voltearlos dos sets a favor en un duelo del Grand Slam, fue esta vez el que fue desdibujándose. Hasta tal punto que al final del primer set estampó su raqueta contra el suelo, cayendo la raqueta cerca de uno de los ayudantes de pista.
En el triunfo ante Fognini, un valioso intangible: en los instantes de tensión, Nadal ya no se deshace
Después, al inicio de la segunda manga, el italiano tuvo sus más y sus menos con Toni Nadal, con el que ya tuvo un desencuentro en la final de este año en Hamburgo. Cortocicuitó Fognini, un jugador con una derecha preciosa y un revés maquiavélico, pero (para lo bueno y lo malo) excesivamente temperamental. Conforme él se diluyó, las bolas de Nadal ganaron revoluciones y flirtearon con los ángulos. Con 4-2 y el viento a favor, el manacorense dio un golpe de riñón para romper. De nuevo, volvió a fallar a la hora de ponerle el lazo al partido (dos bolas al resto), pero, como contrapartida, ofreció fiabilidad (74% de efectividad en el servicio y solo cinco errores no forzados en el segundo set) y no permitió la respuesta de su rival.
“Él es un jugador fantástico, con mucho talento”, manifestó Nadal, después de una hora y 45 mintuos de exigente choque; “el primer set fue duro, el partido fue en general duro, pero creo que jugué bien, mucho más cerca de la línea de fondo de lo que lo hice los otros días. Mi posición fue más agresiva. Hoy es un día importante para mí. Realmente jugué como quería jugar ”, abundó Nadal, lejos aún de los 8.000 metros y los himalayas, pero un poquito más cerca que ayer.
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