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“Jugamos de memoria”

El liderato del Villarreal es fruto de la estabilidad en el banquillo, la madurez del equipo y la calidad de las incorporaciones

Bruno, en el partido contra el Villarreal.
Bruno, en el partido contra el Villarreal. Jorge Guerrero (AFP)

En la sexta jornada de la 16ª temporada en Primera, en el partido número 576 en la máxima categoría del fútbol español, el Villarreal ha alcanzado por primera vez en su historia el liderato en exclusiva. Una gloria tal vez efímera, anecdótica según Marcelino, artífice de la gesta celebrada por una población de 50.000 habitantes. Cinco victorias y un empate con 12 goles a favor y cuatro en contra otorgan la primera posición merecida, un hecho causal acorde al fútbol que propone el conjunto castellonense y el potencial de unos futbolistas de buen presente y esperanzador futuro.

Hubo un tiempo no tan lejano que el Villarreal sorprendió al mundo del fútbol. Un club de pueblo, que en la mayor parte de sus 92 años de historia compitió en los campos de Regional y de Tercera de la Comunidad Valenciana, entrado el nuevo milenio, logró asentarse en Primera y convertirse un asiduo en Europa. Fue capaz de atraer en su equipo a jugadores como Diego Forlán y convertirlo en Bota de Oro; fichar a Riquelme, uno de los centrocampistas más técnicos del mundo, convencer a Sorín del proyecto amarillo, o hacer futbolistas especiales a Cazorla y Senna. Tal grupo de ensueño alcanzó las semifinales de la Champions en su primera participación. Llegaron dos presencias más en la Liga de Campeones. Aquellos sueños de grandeza derivaron en un agujero económico de más de 100 millones que Fernando Roig, dueño del club, cubrió con su patrimonio. Llegó un descenso inesperado y tocó reinventar el club a través de la estabilidad económica.

El Villarreal actual es otro pero mantiene una estructura de club grande, con una ciudad deportiva envidiable (está construyendo una segunda, algo inédito en el fútbol español), donde temporada tras temporada surte de jugadores a la primera plantilla (Nahuel es el máximo exponente en la actualidad) e internacionales en las categorías inferiores de la selección española. La dirección deportiva recae en pocas personas. Antonio Cordón es el encargado de peinar todo el fútbol mundial en la búsqueda de jugadores y la decisión final recae en Fernando Roig Negueroles, consejero delegado e hijo del presidente. El incombustible José Manuel Llaneza sigue siendo una figura clave en la entidad castellonense.

Llegado el verano, con el deber cumplido por la clasificación para la Liga Europa, al Villarreal le tocó recomponer el equipo. Se marcharon diez jugadores y han ingresado 11. A la obligada venta de Vietto al Atlético por valor de 20 millones de euros, se sumaron las de Giovani, Uche, Aquino y Gerard Moreno, por las que entraron en caja unos 37 millones de euros. A ellos hay que sumar cuatro más que el Manchester City ha pagado por hacerse con los servicios de Aleix García, canterano de 18 años. Rehacer al equipo ha costado 43 millones. Por los Samus, Castillejo y García, se pagaron 16; Soldado con 10 millones ha sido el desembolso más importante, junto a los siete de Bakambu (toda una sorpresa positiva el delantero franco-congoleño fichado al Bursaspor turco) y otros tantos por Denis Suárez. Quedarse en propiedad a Víctor Ruiz costó cerca de tres. Areola, Baptistao y Adrián han llegado cedidos a coste cero. “Nosotros tenemos que fichar a jugadores menos mediáticos”, explica Antonio Cordón sobre cómo forman año tras año la plantilla.

“Disponemos más potencial arriba y mucha pegada. Si se acoplan las incorporaciones, tenemos mejor equipo y plantilla que la temporada pasada. Hemos fichado muchísima calidad”, entiende Tomás Pina, uno de los futbolistas que está creciendo con Marcelino. La reconversión del equipo en ataque ha sido completa con hasta ocho futbolistas nuevos muy de perfil Villarreal.

El equilibrio en las cuentas está garantizado entre compraventas. El presupuesto del Villarreal es de 60 millones muy por debajo del de otros clubes con más aspiraciones como el Sevilla, Valencia y Atlético y por supuesto Madrid o Barça.

La estabilidad en el banquillo con Marcelino en la dirección, que en enero cumplirá tres años en el banquillo de El Madrigal, está resultando capital para el éxito actual. “Mantenemos el concepto que veníamos desarrollando desde el regreso a Primera. Jugamos de memoria”, considera Pina que sigue dando las claves del buen momento actual del equipo. “Antes se nos escapaban partidos ante los grandes por detalles. Ahora somos más maduros”, sentencia Pina. Los que más tiempo perduran en el equipo, caso de Mario, Jaume Costa, Trigueros y, sobretodo Bruno, el emblema del grupo, han dado el salto de calidad para que el Villarreal sea el actual líder de Primera.

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