Merhi se queda sin coche

Las pintas de Roberto Merhi (Castellón, 24 años), engañan tanto como su posición en el Mundial de Fórmula 1. El español tiene ese tono de piel dorado que, combinado con su media melena larga y ondulada, le hace perecer un surfista llegado de Australia que un piloto de carreras. Hay quien le llama el Leif Garrett del paddock. Sin embargo, basta cruzar cuatro palabras con él para caer rendido a su espontaneidad y buen rollo, un carácter más propio de los pilotos de los años 80 que de los actuales. Su talento, especialmente cuando la pista está mojada y la cosa se complica, está más que contrastado y físicamente está hecho un toro. De las 11 pruebas en las que ha salido a la pista (en Australia, Manor no estaba listo y dejó sus dos monoplazas en el taller), en seis ocasiones ha terminado por delante de Will Stevens, su vecino, con una 12ª plaza como mejor resultado (Gran Bretaña), algo a tener muy en cuenta si atendemos a la flojera de su bólido.

Salvando excepciones como Daniel Ricciardo y Sebastian Vettel, la parrilla de hoy está compuesta por robots prácticamente inanimados que no salen del guion impuesto por los responsables de prensa ni a porrazos. Pero Merhi, Teto como le conoce todo el mundo, es otra historia. Habla claro, es honesto y además, cachondo, y todo eso había jugado a su favor este año hasta que la chequera de un tercero le ha dejado en tierra. Merhi se quedará sin volante este fin de semana en Singapur, el que viene, en Japón, y tampoco correrá ni en Austin ni en México. En todas estas carreras, su Manor lo conducirá Alexander Rossi, actual piloto de GP2 y que, a sus 23 años, se convertirá en el primer norteamericano en disputar un gran premio desde que Scott Speed, en 2007.

La cosa es bien sencilla: Rossi aportará a la caja de Manor alrededor de 200.000 euros por cada una de las cinco citas, alrededor de un millón de euros en total. Su misión en estas cinco balas no es otra que tratar de demostrar su potencial, llamar la atención de alguna forma, comenzando por superar desde ya a su compañero (Will Stevens). Esta fórmula, la de pagar por correr, no está ni mucho menos comprobada, pero a día de hoy es, por desgracia para la F-1, la que se lleva entre los equipos más modestos. Merhi, por su parte, sabía desde que la temporada comenzó en marzo que este momento podía llegar. Son las cosas que tiene no ir con un saco de dinero a cuestas.

“En Melbourne me dieron la oportunidad de correr y eso es algo que tengo que agradecerle a Manor. Han sido bastantes carreras, y no hay mucha gente que hoy en día tenga acceso a ello. Ahora se ha tomado una decisión que seguramente beneficiará al equipo a largo plazo”, comentó Merhi con elegancia en un momento de lo más delicado. “Volé el lunes y cuando llegué el equipo me dio la noticia. De cara al año que viene aún no sabemos qué vamos a hacer, aunque está claro que mi preferencia es la F-1. El problema es que el dinero que te acompañe es muy importante”, añadía el chico, que cuando trata de encontrar patrocinadores se encuentra un mercado español débil, y hasta cierto punto, colapsado.

Volé el lunes y cuando llegué el equipo me dio la noticia. El dinero que te acompañe es muy importante en esta F-1", comenta el español