“No fue ganar sino cómo lo hicimos”
El excapitán del Barça repasa sus tres títulos continentales
Guarda en cajas más de mil camisetas y los brazaletes de las finales que ha jugado con el Barcelona. Tres fueron de Champions y las tres las ganó: París (2006), Roma (2009) y (Wembley 2011). Solo levantó dos porque en la tercera cedió el honor a Éric Abidal, que había vuelto a los campos tras superar un cáncer de hígado. Carles Puyol Saforcada (La Pobla de Segur, 37 años) es, por derecho, un mito del barcelonismo.
Pregunta. ¿Sabe cuántos partidos de Champions ha disputado?
Respuesta. No, sé el total de los que he jugado en el Barcelona pero no cuantos he jugado en Champions. ¿Cuántos?
P. 120 partidos. ¿Y sabe cuántos goles marcó?
R. Pues serían uno o dos, ¿no? No, no lo recuerdo.
P. ¿Es por falta de ego o por falta de memoria?
R. De memoria no voy muy bien, pero tampoco era ese mi trabajo, así que haber marcado un gol más o un gol menos no me preocupa demasiado. Recuerdo que marqué uno después de una falta. Se quedó la pelota en el área, me llegó rebotada y chuté. El otro no sé, sería en un saque de esquina. Siempre tuve muy claro que mi trabajo era defender.
P. Habrá tenido a cientos de delanteros que marcar. ¿Cuál le ha complicado más la existencia?
R. Drogba. Es un jugador muy difícil, por completo, muy fuerte, busca mucho el contacto para conseguir una referencia con el defensa. Por su físico yo era el pequeño, así que tenía que escapar del contacto o estaba perdido. Había que estar muy atento para encontrar la posición y no dejar que chocara conmigo.
Drogba es el jugador que más difícil me lo ha puesto. Es muy completo y fuerte. Con él yo era el pequeño, y si chocábamos estaba perdido"
P. De esa intensidad defensiva hay una imagen icónica cuando para un disparo con el pecho contra el Lokomotiv. ¿La recuerda?
R. Sí, esa sí, básicamente porque me la recuerdan a menudo y está muy presente en las redes sociales. Disfruté mucho haciendo mi trabajo. Me gustaba defender. Del fútbol me he llevado muchos recuerdos, muchos momentos, pero no solo de partidos, de victorias y alegrías, sino también de momentos malos, de derrotas y sobre todo, de amigos y horas con compañeros en el vestuario.
P. ¿Recuerda su debut? ¿Cumplió un sueño aquella noche?
R. Sí. Fue contra el AIK. Ganamos 5-0. Jugamos muchos de la cantera y Gabri marcó un gol. Mis sueños los he ido cumpliendo poco a poco. Yo era un niño de La Pobla que solo tenía ese: jugar en el Barça. Una vez lo conseguí, la idea era quedarme en el equipo el máximo tiempo posible, así que poco a poco, día a día, fui haciendo el camino, sintiéndome protagonista. Miro atrás y estoy muy contento y satisfecho, me siento un afortunado por esos 15 años entrenando y jugando a fútbol en mi equipo y por haber ganado lo que hemos ganado. Yo soy culé desde que nací así que puedes imaginarte lo que siento al pensar en lo conseguido.
P. ¿Qué hace diferente un partido de la Copa de Europa a uno de Liga?
R. De entrada, el horario de Champions es perfecto. Y el ritual, la manera de salir al campo, la música. Es una competición en la que todos quieren estar, porque históricamente solo la jugaban los campeones aunque ahora sea un poco diferente. De todos modos siguen estando los mejores equipos, así que también la juegan los mejores futbolistas. El ritual, la liturgia prepartido también cambia: viajas el día antes, entrenas en el campo, si juegas en casa te concentras.
Si tengo que elegir un encuentro me quedo con el 0-2 en el Bernabéu. Por como jugamos y por hacerlo lesionado"
P. ¿Podría escoger uno entre esos 120 encuentros?
R. No, seguramente una de las tres finales, pero un partido supongo que el 0-2 en el Bernabeu, por todo, por el día antes, por como jugamos, por el ambiente, y porque jugué lesionado la ida y la vuelta contra el Madrid. Tengo el balón en casa. Jugué con la rodilla hecha polvo, vivía solo para esos dos partidos. Me sacaban de la nevera y a jugar, jugaba y volvía a la nevera. Les eliminamos, llegamos a Wembley y jugamos la final perfecta. Creo que es difícil hacerlo mejor que aquel día contra el United.
P. De las tres finales, ¿se queda con Wembley?
R. No, me quedo con Paris. Fue el primero, y allí estaba mi padre. Es el único partido al que fue a verme. Aquello sí que fue hacer realidad un sueño.
Messi solito te gana un partido, pero él es consciente de que ha tenido al lado a jugadores excepcionales"
P. Cuando usted promocionó al primer equipo el Barça tenía solo una Copa de Europa, la de Wembley 1992. Kluivert, a su llegada, preguntó dónde estaba el resto.
R. A mí también me extraña que con los jugadores que había pasado por el Barça hasta entonces, no se hubiera ganado antes. No era normal.
P. La pregunta era, ¿tiene la sensación de haberle dado la vuelta a la historia?
R. Absolutamente. Es para estar satisfecho y orgulloso. Espero que pronto sean títulos más porque tenemos equipo para seguir compitiendo por ellos. De hecho lo importante es estar donde estamos. Ganar la Copa de Europa es muy complicado, depende de detalles, de un golpe de suerte. Mira, el día de Iniesta en Stanford Bridge. Seguramente el Chelsea fue mejor y ganamos, pero al año siguiente merecimos eliminarles y pasaron ellos.
P. En la trayectoria del Barça en la Copa de Europa, ¿hasta qué punto hay un antes y un después de Messi?
R. Es así, porque es tener o no tener al mejor jugador de la historia. Él solito te gana un partido, pero es cierto que ha tenido al lado a jugadores excepcionales. Él es consciente de ello. Tuvo un entrenador que apostó por gente de casa y ese núcleo duro dio sentido a la idea. Somos conscientes de que este equipo es diferente. Nuestra grandeza es haber conseguido las copas de Europa a partir de un estilo, de una idea y una filosofía muy concreta, con ocho jugadores de casa. Eso lo engrandece todo. No fue jugar y ganar sino el estilo y la manera como lo hicimos.
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