Con ustedes, Max ‘Márquez’
La agresividad y el talento de Verstappen hacen que su entorno le compare con el bicampeón de MotoGP
Quienes en su día pusieron el grito en el cielo al saber que un chavalín de 17 años iba a debutar en el Mundial de Fórmula 1, ahora asumen aquello como un error de cálculo. El ‘paddock’ entero alucina con Max Verstappen (Bélgica, 1997), la sensación del curso junto a Carlos Sainz, su vecino en Toro Rosso. El holandés lo tiene todo para convertirse en una superestrella y eso no pasó desapercibido a ojos de Helmut Marko, el impulsor del Red Bull Júnior Team, que volvió a dar en el clavo: en su segunda carrera (Malasia), Verstappen terminó el séptimo y se convirtió en el piloto más precoz de la historia en puntuar (17 años, cinco meses y 29 días), superando en más de dos años al anterior poseedor del récord (Daniil Kvyat). Max lo bordó todavía más en Hungría, donde se quedó a un metro del podio (fue cuarto), y a estas alturas figura el décimo en la tabla de puntos, por delante de rivales del calibre de Hulkenberg, Pérez o Alonso.
En Monza (Antena 3, TV-3 y Movistar +), este pequeño diablo arrancará desde la cola de la parrilla aunque seguramente tardará poco en culebrear por entre el pelotón, habida cuenta de su facilidad par ganar puestos: con 38 adelantamientos es el que más acumula en las primeras 11 carreras. “Depende de las sensaciones que tengo en las curvas anteriores. Cuando llega el momento me lanzo, es una cuestión de instinto”, relata el chico a este diario. Lo más lógico dada su juventud sería salir a la pista acomplejado y él lo hace como un león. Los más veteranos llegaron a darle el toque al considerar que su agresividad podía ser un peligro, unas críticas que ahora han desparecido.
El caso de este novato adolescente recuerda irremediablemente al de Marc Márquez, el campeón de MotoGP más joven de siempre, que como él irrumpió como un trueno en la categoría de las motos pesadas (2013) y, también como él, tuvo que aguantar la matraca de los prebostes del campeonato. Al de Cervera, pilotar una Honda oficial (HRC) le puso más fácil ganar carreras hasta el extremo de llevarse el título a la primera, circunstancia que cerró el debate para siempre. “Max es el Márquez de la F-1”, explica Xevi Pujolar, el ingeniero de pista del chico de Toro Rosso; “porque como le ocurrió a Marc, todo el mundo decía al principio que iba demasiado al límite, que incluso conducía por encima de sus posibilidades. Pero ahora, al ver lo que es capaz de hacer, cada vez son menos los que le critican”.
Al principio decían que era demasiado agresivo pero ahora ya no le critican", dice Pujolar, ingeniero de pista del holandés
Con su estilo, el bicampeón catalán ha llevado el límite de lo que es posible encima de una moto un pelín más allá, y visto lo visto en su primera temporada en la F-1, no sería extraño que Verstappen lograra algo parecido en su terreno. En Spa, por ejemplo, hace dos semanas, los técnicos se dieron cuenta de que dejaba atrás Eau Rouge y, en la subida hacia Les Combes, embragaba. Se lo preguntaron y él respondió que lo hacía a propósito para que el motor empujara un poco más.
“Marc se aprende dónde están situadas las pantallas gigantes de los circuitos porque, en caso de llegar ajustado a la última vuelta, tiene otra referencia”, cuenta vía telefónica Santi Hernández, jefe de mecánicos de Márquez. “Hay veces que Max llega al box y me pregunta qué le ha pasado a tal o cual, que por las pantallas lo ha visto salirse a la tierra. Su tranquilidad es brutal. Cuando hablo con él por la radio me responde como si estuviera conduciendo por la calle –algo que no puede hacer al no haber cumplido la mayoría de edad–”, añade Pujolar. Todo ello ha suscitado el interés de Ferrari, aunque cuesta creer que Red Bull vaya a dejarle escapar. De cualquier forma, ambas escuderías pueden ser buenas para seguir emulando a Márquez.
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