La defensa del Real Madrid toma la delantera
Un Madrid chato gana su trofeo ante el Galatasaray con goles de Nacho y Marcelo (2-1)
No hubo chicha en el Trofeo Bernabéu, festivo y turístico en la grada, pero un chasco en el césped. Volvió Cristiano, Bale siguió a su antojo y Jesé suplantó a Benzema, pero no hubo sincronía y el ataque liberal que proclama Rafa Benítez se quedó en barbecho. Tanto, que al rescate llegaron Nacho y Marcelo, improvisados goleadores. Dos defensas para tomar la delantera. El equipo no ha sido un prodigio goleador en pretemporada, pero con su nómina de atacantes el gol solo puede estar en la sala de espera. Mayor inquietud para Benítez serán los deslices a la hora de cerrar el área propia. Contra el Galatasaray los hubo, faceta que tampoco se le había visto al Madrid en su trasiego estival.
A partir de un cierto desajuste ofensivo, en el que también se dispersó Isco, que tomó la delantera a James, el Madrid fue un equipo borroso, con poco chasis. Toda una concesión al Galatasaray, que llegó con cara de telonero y pronto advirtió que esta vez no había cocodrilos en Chamartín. Paso a paso, por inercia y desconexión blanca, acabó por plantarse ante Keylor Navas en media docena de ocasiones con cierta intriga. Se movió a sus anchas por el eje, con Sneijder como guía. El holandés, sin fogatas alrededor, aún templa y torea. Y sin sofocos hasta es capaz de golear. Suyo fue el empate, un remate cruzado desde el balcón del área, imposible para Keylor, escrutado por Casilla en el banquillo y De Gea en la posible sala de embarque desde Manchester.
Real Madrid, 2 - Galatasaray, 1
Real Madrid: Keylor Navas; Danilo (Carvajal, m. 71), Sergio Ramos (Arbeloa, m. 85), Nacho, Marcelo; Kroos (Illarramendi, m. 85), Modric (Casemiro, m. 71); Isco (Lucas Vázquez, m. 71), Bale (Cheryshev, m. 85), Cristiano Ronaldo; Jesé (James, m. 56).
Galatasaray: Muslera; Camdal (Sariouglu, m. 45), Günter, Balta (Alex Telles, m. 68), Carole; Selcuk Inan, José Rodríguez (Karacan, m. 81); Emre Colak (Oztekin, m. 68), Sneijder (Adyn, m. 68), Podolski (Bilal Kisa, m. 69); Bulut.
Goles: 1-0. M. 16. Nacho. 1-1. M. 52. Sneijder. 2-1. M. 82. Marcelo
Árbitro: Del Cerro Grande.
Estadio Santiago Bernabéu, unos 75.000 espectadores.
Pasada la hora, Sneijder dejó el Bernabéu con aplausos. En Madrid dejó huella. Sin él, y ya con la rueda de cambios, el Galatasaray se licuó. Mucho antes le pasó a Danilo, la única novedad de entrada de los madridistas. Impreciso, el brasileño no tuvo dictado. Lo contrario que Marcelo, otro defensa al rescate. Suyo fue el gol ganador tras una jugada de trapecista, plena de habilidad y talento. Antes, el tanto de Nacho fue consecuencia de un cabezazo de manual.
No fue el Madrid impenetrable y cosido que se había advertido en pretemporada. Abundaron los desequilibrios y, como en tiempos recientes, de nuevo agrietó, con los atacantes en su descampado y el resto sin amparo. Al equipo le supuso una hombrada recuperar la pelota, cortocircuitar a su rival, que en muchos momentos se sintió en zapatillas. Se sucedieron las alternancias entre Bale, CR y Jesé, pero sin que ninguna echara apenas un vistazo al retrovisor. Isco, acostado a la derecha, no encontró la ruta. La suya es la del galés, cuestión decidida en detrimento del malagueño.
Benítez sostiene que Bale debe estar a gusto, y el chico seguro que lo está. El asunto es si lo está el grupo, sobrecargado de jugadores para ir de frente a la portería, ya sean armadores como Jesé, Benzema, Isco, James y Modric o depredadores como Cristiano. La posición acerca a Bale al gol, pero reduce su potencial, sus dotes de velocista, su explosiva zancada. Por el camino recto se exige mayor sutileza con los pies, mayor agilidad en los minifundios. A Bale le costará y la gente le despidió con algunos pitos. Quizá encuentre el gol, pero otra cosa será dar carrete al juego. Tampoco se le vio fino a Cristiano, ni cuando partió desde la izquierda ni cuando hizo de ariete. Un caso circunstancial. Aún en rodaje, al portugués se le espera porque siempre llega. Su hoja de servicios no admite dudas, por mucho que ante el Galatasaray fallara un gol parvulario, un remate sencillo desde el punto de penalti, sin agobios en el perímetro.
Sin fluidez, el Madrid quedó a merced de sus postizos goleadores. El mundo al revés. Pero a estas alturas del curso todo es posible. A partir del domingo, ya en Liga, comienza la realidad.
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