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EL QUE APAGA LA LUZ
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El ‘Atraco a las tres’ de la FIFA

Blatter, en una fotografía de 2012.
Blatter, en una fotografía de 2012.ALESSANDRO DELLA BELLA (EFE)

La escena debía ser similar a aquella de la película en la que la camarilla de empleados del Banco de los Previsores del Mañana, reclutados por el señor Galindo (José Luis López Vázquez), se juntaban en una casa de las afueras para explicar en qué gastará cada uno la pila de millones que esperan conseguir con el robo a la oficina en la que trabajan. Todos se ponen a soñar en voz alta, pero el que llega más lejos es el empleado Benítez (Manuel Alexandre), que, arrebatado, no para de pedir: "Ponme cuatro o cinco trajes. Y un abrigo. Y unos zapatos de ante. Y camisas. Y un billetero de cocodrilo... ¡Con un billete de mil pesetas!".

El pasado 13 de junio este periódico desveló el método que utilizaba Joseph Blatter, que aún rige la FIFA pese a que está a un paso del banquillo de los acusados, para recabar votos a su favor en su intención (siempre conseguida) de ser reelegido presidente del fútbol mundial por los siglos de los siglos. Un emisario de la FIFA acudía al país cuyo apoyo ansiaba el jefe, preguntaba a sus dirigentes futbolísticos "¿qué necesitan?" y trasladaba la información a Blatter, que en persona se presentaba allí, como si del plan Marshall se tratara, a repartir prebendas, siempre bajo el manto, por supuesto legal, del llamado programa Goal de ayuda al desarrollo del fútbol. Pero tal método de actuación, tan parecido al cohecho, es un asunto menor comparado con los cargos -soborno, chantaje, fraude y conspiración para el blanqueo de capitales- por los que el FBI ha detenido a siete dirigentes de la FIFA de condición y países diversos (algunos nativos de esos lugares que visitaba Blatter). O con las pruebas aportadas por la fiscalía de Suiza, que ha identificado "evidencias en relación con 53 movimientos sospechosos de blanqueo de dinero" conectadas con la elección de Rusia y Qatar como sedes de los Mundiales de 2018 y 2022. Por este motivo, el fiscal llamará a declarar a la cúpula de la organización, un batallón de 22 personas con el señor Blatter al frente y el empleado Ángel María Villar, en el papel de vicepresidente, a su vera, dueño de un silencio que contrasta con el arrebato de Benítez, el poco diligente funcionario del Banco de los Previsores del Mañana, cuya incontinencia verbal a la hora de pedir no tiene fin: "Y un apartamento en la Gran Vía. Y un cortijo... ¡Con toros!".

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Neymar y su miércoles de ceniza

Se levantó el miércoles como imputado y se acostó como expulsado. No fue aquel el mejor día de Neymar, el fichaje más caro de la historia, tan caro que aún no se sabe cuánto ha costado. Ocurrió que la Audiencia Nacional decidió admitir a trámite la querella interpuesta por la empresa DIS, dueña del 40% de los derechos del jugador cuando fue contratado por el Barça en 2013. La denuncia, por delitos de corrupción entre particulares y estafa, se dirige contra el Barça, sus dos últimos presidentes, el Santos, anterior club del futbolista, el padre de Neymar y su hijo. El meollo de la cuestión reside en que el Santos pagó al citado grupo de inversión el porcentaje correspondiente a los 17,1 millones que recibió del Barça por el traspaso. Pero luego se supo que el montante del fichaje había sufrido un inesperado aumento, cifrándose en 57 millones, que más tarde, de forma inopinada, se incrementó hasta los 86,2, motivo por el cual la empresa DIS considera que igual le corresponde algo más de los siete millones recibidos en 2013. Horas después de conocer su condición de imputado, Neymar jugó con Brasil ante Colombia en la Copa América. Su equipo, y nunca mejor dicho lo de su equipo porque allí solo juega él, perdió, él fue expulsado y en el túnel de vestuarios, algo nervioso quizá, calificó al árbitro de "hijo de puta".

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