El Madrid arrolla al Barça con una exhibición de Llull
Los de Laso ponen el 2-0 en la final y acarician la Liga tras firmar un 31-10 en el primer acto con cinco triples del menorquín
La noche del 17 de mayo, con el autobús de los campeones de Europa aparcado en la salida de vestuarios del Madrid rumbo a la fiesta de la Novena, un grito interrumpió el ¡campeones, campeones! que atronaba en el perímetro del Palacio de los Deportes. “¡Llull, no te vayas!”, clamaba la afición blanca a uno de sus ídolos principales. Entre el tributo y la súplica, los hinchas expresaban su temor a la marcha del menorquín rumbo a la NBA tras completar su currículo como madridista ocho años después de su llegada. No les faltan motivos para considerarlo el pilar de un equipo de leyenda que busca un pleno de títulos que no logra el club desde 1974. Elegido en segunda ronda del draft de 2009 en el puesto 34, los Houston Rockets se hicieron con sus derechos por 2,2 millones de dólares y le han tentado reiteradamente para hacer las Américas. El base, de 27 años, demostró en el segundo partido de la final por el título de Liga que es el principal guardián de las esencias del grupo de Laso y que le sobra talento y pasión para el baloncesto. Así capitaneó una sacudida de proporciones enciclopédicas para poner el 2-0 en la serie. “¡Nosotros te queremos, Sergio quédate!”, repitió la hinchada tras los 24 puntos y 31 de valoración con los que derritió al Barça.
Real Madrid, 100-Barcelona, 80
Real Madrid: Llull (24), Rivers (5), Rudy Fernández (17), Reyes (6) y Ayón (12) -cinco inicial-; Rodríguez (4), Carroll (9), Maciulis (5), Slaughter (5), Nocioni (7), Mejri (6).
Barcelona: Satoransky (10), Abrines (9), Thomas (1), Lampe (-) y Tomic (11) -cinco inicial-; Nachbar (5), Oleson (1), Huertas (7), Doellman (24), Pleiss (4), Hezonja (5) y Jackson (3).
Parciales: 31-10, 18-22, 26-24, 25-24.
Árbitros: García González, Pérez Pérez y Bultó.
Barclaycard Center: 12.924 espectadores.
“Durante el partido no he podido disfrutar de la racha de Llull, llegaré a casa y me lo contarán mis hijos. Tengo que estar a muchas cosas, pero es verdad que ha hecho un grandísimo partido, ofensivamente por supuesto, pero defensivamente creo que también”, explicó Laso tras el partido. “El Madrid, en su casa, juega mucho con la euforia, juega en velocidad y cuando los tiros les entran se crecen. Llull estaba enrachado y metió tiros dificilísimos. Con esa confianza sabe que tirando de cualquier manera el balón va a entrar”, añadió Marcelinho. “Asistí desde el banquillo a su exhibición de tiro y fue espectacular”, refrendó Carroll. Llull, con contrato en el Madrid hasta 2018 y cláusula de salida de cinco millones de euros, es el jugador con más tute acumulado esta temporada. Cerró su participación en el pasado Mundial con España el 10 de septiembre y solo 15 días más tarde se incorporó a la pretemporada. Llegó a la final con 2.268 minutos repartidos en 89 partidos, más que ningún otro sobre la pista. “Voy siempre a tope y no me canso nunca”, reconoce el menorquín, que presumió de vigor.
Con una agresividad de campeonato, una defensa voraz, un siete de siete en triples, nueve rebotes colosales y cinco recuperaciones ardorosas, el Madrid zarandeó al Barça y Llull coronó su leyenda en 10 minutos que pueden valer una Liga. El primer cuarto concluyó con un demoledor 31-10 en el marcador y un contundente 44-2 en el apartado de valoración. Los azulgrana arrollados por el torbellino solo fueron capaces de anotar tres canastas. En el expediente de Llull: 15 puntos (5/5 en triples) y el intangible de ser el cuerpo, el alma, el corazón y las piernas de un grupo que quiere rematar una faena de puerta grande.
Desde la presentación, con el himno en gramola de las mocitas madrileñas, con todos los jugadores que han participado en la temporada implicados en la piña, con Mirotic e Ibaka apoyando a sus excompañeros en la grada y con 12.924 devotos del Lasismo llenando el pabellón hasta la bandera, el Madrid se lanzó a imponer su ambición y el Barça, abrumado, fue incapaz de competir en deseo. Los blancos no dieron tiempo a que jugaran las pizarras, devoraron el balón y la pista y noquearon a un rival atolondrado e incapaz de contener la furia de su rival. No apareció Hezonja, tampoco Abrines ni Jackson (sustituto del lesionado Navarro). De nada sirvió la metódica aportación de Doellman (10 puntos en el segundo cuarto y otros 10 en el tercero). Lo que se jugó a partir del minuto 10 ya no fue un partido de baloncesto, fue una fiesta de reivindicación del Madrid que durante los años anteriores a la llegada de Laso sufrió zurras similares por parte de su enemigo y esta vez tuvo el gusto de atusarse el maillot para la foto. Los puntos de Rudy y Ayón y el carácter canchero de Nocioni sostuvieron la renta del primer acto y el choque se movió siempre en la frontera de los 20 de diferencia hasta el redondo 100-80 final que otorga a los blancos tres balas para sentenciar.
El siguiente reto del Real Madrid será ganar su primera Liga a domicilio desde 2007, cuando ya conquistó el Palau con Joan Plaza en el banquillo. Si acierta con el primer match ball igualaría además el 3-0 del Madrid de Sabonis en 1994, cuando el zar lituano tomó al asalto el Sant Jordi.
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