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Coledan y su táctica para terminar último

Los comisarios multaron al italiano con 500 francos por esperar antes de cruzar la meta a que llegara su rival Roger Kluge

Carlos Arribas
Coledan pierde tiempo a pocos metros de la meta
Coledan pierde tiempo a pocos metros de la meta

Casi una hora después de la llegada de Fabio Aru, a 300 metros de la meta de Sestriere el ciclismo retrocedió el sábado 70 años cuando Marco Coledan, ciclista italiano del equipo Trek, se detuvo junto a las vallas sin mayor motivo que esperar la llegada del alemán Roger Kluge, del IAM. No quedaban más corredores en carrera. Solo ellos dos, Coledan y Kluge, luchaban por terminar los últimos del Giro, por ganar la simbólica maglia nera (negra). Coledan, un sprinter, marchaba último en la general con una ventaja de 6m 20s sobre Kluge, quien poco antes de coronar el último puerto del Giro se descolgó del autobús, el pelotón de los rodadores y fatigados. Tuvo que esperar Coledan casi siete minutos y medio hasta que apareció Kluge, lo que no gustó a los comisarios, celosos de la imagen de su deporte, quienes multaron al italiano con 500 francos suizos “por no defender deportivamente sus posibilidades” y por “falsificar el interés de la competición”.

Coledan
ColedanEFE

De ambas acusaciones podría Coledan, quien terminó ganador del trofeo de terminar el último, defenderse a la perfección. Luché por mis posibilidades hasta el final, podría haber afirmado, si le hubieran preguntado, Coledan, quien, evidentemente, no solo no falsificó el interés de la competición, sino que, al contrario, dio verdadero interés público a una lucha que había pasado prácticamente inadvertida. Podría, además, el italiano, apelar a la historia para argumentar en su favor.

Podría haber hablado de Luigi Malabrocca, quien en los años de la posguerra, cuando la maglia nera era una distinción premiada económica y alimenticiamente (millones de liras y tabletas de chocolate para el último, que portaba con orgullo el jersey negro y gozaba del privilegio de dar la vuelta de honor al velódromo de Vigorelli junto al maglia rosa) se hizo un especialista de la lucha por llegar más tarde que nadie. Lo hacía escondiéndose en pajares, donde dormitaba un rato, o en trattorias de carretera, donde bebía a la salud de los taberneros. Así terminó dos veces último. La tercera vez que lo intentó, se pasó de listo: llegó tan tarde una etapa que se encontró el control cerrado. Otra maglia nera famosa y tramposa fue la de Giovanni Nani Pinarello, rival de Malabrocca y amigo de Fausto Coppi también, a quien el premio por terminar último el Giro de 1951 le sirvió para montar en Treviso un negocio de fabricación de bicicletas. Cuarenta años más tarde, las bicicletas Pinarello empezaron a ganar el Tour con los más grandes ciclistas: Indurain, Riis, Ullrich, Wiggins, Froome…

No quería perderme la satisfacción de poder decir: he llegado el último, sí, pero he llegado"

Coledan, que terminó el Giro a más de 6h 40m de Contador (como si hubiese corrido una larga etapa de más) no se llevará ningún premio, solo el honor de haber sabido llegar el último. Y tras considerar "escandalosa" la multa de 500 francos, Coledan describió así ese orgullo: "Después de todo lo que he sufrido estas tres semanas, caídas, fiebre y una bronquitis que no me quiere abandonar, no quería perderme la satisfacción de poder decir: he llegado el último, sí, pero he llegado".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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