El Madrid devora al Fenerbahçe rumbo al sueño de la Novena
El equipo de Laso derrite al de Obradovic (96-87) gracias a un parcial de 35-14 en el segundo cuarto y jugará ante Olympiacos su tercera final consecutiva de la Euroliga
El Madrid de Laso devoró al Fenerbahçe rumbo a su tercera final consecutiva de la Copa de Europa con una exhibición de furia competitiva y puntería con epicentro en un segundo cuarto demoledor. Un arrebato febril que concluyó con un parcial de 35-14 y encumbró a tres de los cinco fichajes del verano: Nocioni, Ayón y Rivers. Las piezas que llegaron para endurecer la apuesta fantasista de los blancos derritieron en defensa y en ataque al debutante turco, que pagó la novatada a pesar de contar con el druida Obradovic y con el MVP de la competición, Bjelica.
El conmovedor recorrido madridista en la era Laso suma ya 12 finales de 15 posibles, nueve consecutivas desde que cayeran en los cuartos de la Copa en febrero de 2013. Este domingo (20.00, C+ Deportes), en su Palacio, los blancos buscarán el único título que les falta, el que les daría el certificado de eternidad. El doble subcampeón de Europa intentará alzar por fin la Novena ante el Olympiacos de Spanoulis, su verdugo en la edición de Londres 2013, su victima hace 20 años en Zaragoza en su última conquista.
Desde que la legendaria Jugoplastika de Split encadenara tres títulos consecutivos entre 1989 y 1991, solo el Maccabi con tres finales seguidas entre 2004 y 2006 y el CSKA con cuatro presencias entre 2006 y 2009 han logrado mantener una secuencia competitiva de semejante nivel. Será la 17ª final del Madrid en los 57 años de historia de la Copa de Europa, será el tercer intento de un equipo que ha rescatado la esencia del club más laureado del continente. El conjunto blanco, que disputó siete de las 12 primeras finales del torneo, no enlazaba tres peleas por la corona continental desde 1978, cuando conquistaron ante el Mobilgirgi Varese el sexto de sus ocho títulos en la primera campaña de Lolo Sainz en el banquillo y en la última de Santiago Bernabéu en la presidencia. Un trayecto que emparenta a esta generación de jugadores con los referentes más célebres de los 84 años de vida de la sección. Tras otra secuencia maratoniana de siete meses de competición y 65 partidos oficiales, con un balance de 54 victorias y 11 derrotas, la constancia devolvió al talentoso grupo de Laso al último día. Al asalto final en busca de la obsesión y la culminación.
Real Madrid, 96-Fenerbahçe, 87
Real Madrid: Llull (12), Carroll (7), Rudy (9), Reyes (-), Ayón (18) —equipo inicial—; Rodríguez (13), Nocioni (15), Slaughter (2), Rivers (17), Maciulis (2), Campazzo (-) y Bourousis (1).
Fenerbahçe: Sipahi (-), Goudelock (26), Bogdanovic (12), Zoric (6) y Vesely (20) —equipo inicial—; Bjelica (11), Mahmutoglu (6), Zisis (2), Savas (2), Erden (-), Cetin (-) y Preldzic (2).
Parciales: 20-21; 35-14; 21-24; 20-28
Árbitros: Christodoulou, Latisevs y Lottermoser.
Barclaycard Center, 12.500 espectadores.
La presión es un escalofrío intangible de consecuencias extremas. Un condicionante que puede desembocar en miedo o arrojo, en titubeo o en deseo incontenible de resarcimiento histórico. El Madrid tardó 10 minutos en resolver a lo grande su dilema psicológico. Ese fue el tiempo que invirtió en identificar el escenario, dominar las emociones y aplicar las experiencias acumuladas. El plan de Obradovic consistió en reservar de inicio a Bjelica para evitar el desgaste y el lastre de las personales. Para afrontar el cuerpo a cuerpo de los primeros minutos, recurrió el técnico serbio a duros fajadores como Zoric y Savas. Le funcionó la fórmula porque a los cinco minutos Felipe Reyes desfilaba al banquillo con dos faltas y, en apenas tres minutos más, Slaughter, su sustituto, ya cargaba con otras tantas. El Madrid perdió al tiempo la batalla por fijar la línea editorial del arbitraje y por marcar territorio en la pintura. Vesely aprovechó el panorama para hacer camino y agitar a la entusiasta afición turca, pero la réplica fue contundente. Estratosférica.
A 2m 20s para el final del primer cuarto saltaron a la pista Bjelica y Nocioni y el baile en que quedaron emparejados cambió los biorritmos del partido. La defensa del Chapu amedrentó al jugador franquicia del equipo rival y afianzó definitivamente al Madrid en la semifinal. Cuestión de carácter, la pareja Nocioni-Ayón, reclutada para fortificar la pintura, protagonizó un memorable arrebato de furia que rompió el partido en el segundo cuarto (35-14). El pívot mexicano se agigantó bajo los aros y lideró la tormenta perfecta (+33 con él en pista). Primero, un parcial de 14-2 en 3m 15s. Después, la fiesta desde el perímetro (6 de 8 en triples). Los gritos y los golpes de pecho de Nocioni fueron la metáfora de un grupo hambriento de gloria y redención.
Una defensa voraz, un lote de contraataques incontenibles y un ejercicio de precisión desde el 6,75 convirtieron al pujante Fenerbahçe en un auténtico guiñapo. Ayón se marchó al descanso con 16 puntos en 17 minutos, Rivers se sumó a la causa con otra de sus famosas ráfagas (4 de 4 en triples; 5 de 6 al final) y el Madrid devoró la semifinal. Los números en los primeros 20 minutos certificaron la proporción de la sacudida: 55-35 en el marcador, 18 asistencias, 5 robos de balón y ninguna pérdida. Una oda a la concentración defensiva y al ataque solidario. Una ambiciosa demostración.
La segunda mitad fue una sístole y diástole áspera y desigual en la que la diferencia alcanzó los 27 puntos (64-37, m. 22) y bajó a los 10 (92-82, m. 38) y en la que varios madridistas acumularon achaques, pero ni los 26 puntos de Goudelock ni los 20 de Vesely cambiaron el destino de la noche de San Isidro en la que el Madrid se acostó soñando con alcanzar su novena Copa de Europa.
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