La burocracia canadiense limita a Javier Fernández

No se ha cumplido un mes desde su proeza en Shanghái, y ya está recibiendo todos los honores. Javier Fernández (Madrid, 24 años) pasea ahora por España la medalla de oro que conquistó en el campeonato del mundo, donde batió contra todo pronóstico al japonés Yuzuru Hanyu, campeón olímpico, rival, amigo y compañero de entrenamiento en Canadá, y donde volvió a erigirse como pionero y referente de un deporte extraño para España. En el capítulo de honores, ayer fue arropado por el Consejo Superior de Deportes (CSD) y el Comité Olímpico Español (COE) en los Desayunos de Europa Press; la semana que viene será condecorado con la Gran Cruz de la Orden del 2 de mayo de la Comunidad de Madrid; los concursos de televisión le reclaman, los patrocinadores llaman a su puerta e incluso se le acumulan y solapan entrevistas en los medios. Sin embargo, el campeón del mundo, que se entrena desde hace tres años en Toronto, donde encuentra unas condiciones y un técnico que España no le puede proporcionar, no tiene permiso de trabajo, según confirmó  Fernández a este periódico, lo que le impide, entre otras cosas, trabajar de entrenador o tener acceso a la Seguridad Social.

Hace un año, Fernández pidió al CSD que mediara para conseguirle un visado que no le obligara a salir del país cada pocos meses. Desde entonces, el organismo asegura que ha trabajado para que pueda obtener un permiso que la estricta política de inmigración canadiense le negaba. Se habló con las embajadas canadiense en España y Francia, e incluso intervino al secretario de Estado de Asuntos Exteriores, según explicaron fuentes del CSD. El 15 de enero, el embajador español confirmó que se había reunido con las autoridades canadienses en materia de inmigración y que el problema estaba en vías de solucionarse. En el Consejo explican que Fernández todavía no les ha comunicado que su deseo es tener un permiso de trabajo, pero que en cuanto lo haga, harán todo lo que esté en su mano para ayudarle.

“No se puede sacar el carné de conducir y no tiene acceso a la Seguridad Social canadiense”, lamenta la madre del patinador, que piensa que el CSD podría hacer más. Canadá es una incubadora de talento extranjero para el patinaje sobre hielo. Fernández ha explicado alguna vez que si se hubiera quedado en España nunca habría llegado tan lejos, ni habría conseguido para el medallero español tantos éxitos.

“No creo que vuelva a España hasta que acabe mi carrera deportiva”, dijo Fernández, que, sin embargo, celebró las aperturas de dos pistas en un año y que Barcelona sea por segunda temporada consecutiva sede de la final del Grand Prix. Tras su retirada, el madrileño sí estaría dispuesto a volver como entrenador. “Desde pequeño tengo claro que quiero ser entrenador. Si tengo un sitio decente y puedo crear una escuela me vendré”, explicó.

Tiene en su cabeza Fernández ayudar a crear aquello que le faltó cuando España se le quedó pequeña para su potencial. El entorno del patinador recuerda cómo fue el momento en que decidió hacer las maletas e irse a entrenar a Estados Unidos, en 2008. “¿Cómo es posible que con tanto talento esté tan poco motivado?”, dijo entonces el entrenador ruso Nikolái Morozov, que le ofreció irse a Nueva Jersey para explotar ese talento. Su familia cree que si no hubiera tenido esa posibilidad, habría acabado jugando al hockey en España. Esa decisión le cambió la vida. También la de irse a Canadá, junto a Brian Orser, quien en el Mundial consiguió meter a tres de sus patinadores entre los cinco mejores. Allí, con permiso de la burocracia, quiere ahora terminar de instalarse. Allí espera terminar de gestar su sueño olímpico.