Luis Suárez lidera la victoria del Barcelona ante el PSG
El delantero uruguayo protagoniza el espléndido partido del Barcelona ante un PSG menguado por las bajas
Ante un escenario precioso, la hierba corta y rápida, y la grada festiva, poco intimidatoria, elegante como París; el día estival y radiante (27 grados) y la noche relajante; contra un equipo más accesible que nunca, desvencijado por las lesiones y las sanciones de varias de sus figuras; en un torneo precioso e impactante que invitaba a la diversión, el Barcelona firmó una victoria estupenda: 1-3 en el Parque de los Príncipes contra el PSG en la Liga de Campeones. La ocasión era única para marcar las diferencias y los azulgrana se corrigieron muy bien después del escarmiento de Sevilla.
Apenas tiraron a portería los franceses, vencidos por la fatalidad y reducidos por el Barça, calculador de entrada, paciente en el entretiempo, resolutivo en cuanto el PSG quiso revertir el resultado con los cambios de Blanc. Los delanteros azulgrana le tienen tomada la media al campeón de Francia. Aunque no marcó Messi, el 10 reinó en la cancha para que triunfaran Neymar y Luis Suárez. La actuación del uruguayo resultó extraordinaria en un equipo muy serio, sabedor de que no podía quedarse a mitad de camino y le convenía resolver antes de la vuelta en el Camp Nou.
PSG, 1-Barcelona, 3
PSG: Sirigu; Van der Wiel, Marquinhos, Thiago Silva (David Luiz, m. 21), Maxwell; Rabiot (Lucas Moura, m. 66), Cabaye, Matuidi; Pastore, Cavani y Lavezzi. No utilizados: Douchez; Camara, Digne, Kimpembe y Bahebeck.
Barcelona: Ter Stegen; Montoya (Adriano, m. 80), Piqué, Mascherano, Jordi Alba; Busquets, Rakitic (Mathieu, m. 74), Iniesta (Xavi, m. 53); Messi, Suárez y Neymar. No utilizados: Bravo; Bartra, Rafinha y Pedro.
Goles: 0-1. M. 18. Neymar. 0-2. M. 68. Luis Suárez. 0-3. M. 79. Luis Suárez. 1-3. M. 81. Mathieu, en propia puerta.
Árbitro: Mark Clattenburg (Inglés) amonestó a Piqué, Cabaye y Messi.
Parque de los Príncipes. Unos 48.000 espectadores.
A Luis Enrique se supone que le gustó el partido de Sevilla porque sólo tocó la alineación por obligación, futbolista por futbolista, (Ter Stegen por Bravo y Montoya por el sancionado Alves), nada de cambios tácticos ni de dibujo (4-3-3), salvo la entrada de Mascherano por Mathieu. No hubo más misterio que saber si Montoya respondería a la exigencia de la misma manera que la suerte del PSG, rebajado por las ausencias de Motta, Verrati e Ibrahimovic, pasaba por Pastore, un futbolista exquisito, indetectable, hasta ayer decisivo contra el Barça.
A Montoya le flotaron en ataque y le atacaron los chicos de Blanc. No ayudaba Messi y tampoco cerraba Rakitic, encogido ante Matuidi. Las correcciones de Mascherano fueron decisivas para tapar los desmarques de Cavani, hasta que se repuso Montoya. El lateral creció y en cambio se encogió Pastore ante Busquets. El mediocentro estuvo excelente en la presión y en la recuperación, decisivo en la jugada que acabó en la red, el 0-1: Busquets quitó, jugó Iniesta, profundizó Messi y Neymar le ganó la espalda a Van der Wier para cruzar ante Sirigu.
Messi reinó en la cancha para que triunfaran Neymar y Luis Suárez
Un ataque corto y rápido, terminal por la profundidad de Messi y la carrera de Neymar. Las irrupciones del 10 cuando se dejó caer en la zona central, la misma desde la que remató al palo al poco de empezar el partido, y los cambios de orientación del 11, desestabilizaron la defensa del PSG. Los franceses se quebraron en cuanto se partió Thiago Silva. Rompedor en los uno contra uno, al Barça le costó más controlar el partido porque la posesión era lenta y poco fluida y el juego resultaba irregular y discontinuo para sacar del choque al PSG.
Apenas llegaban los parisinos, refugiados en la estrategia, y tampoco generaba muchas ocasiones el Barça, porque nadie ayudaba a Suárez cuando estiraba al equipo y superaba a David Luiz. La tensión le podía a la alegría en unas condiciones que favorecían a los barcelonistas ante un PSG disminuido, encomendado a las transiciones con las que se encontraba cuando replegaba mal el Barça. El juego posicional menguó y los azulgrana no acababan de cerrar un partido que habían sabido poner a su favor como en Nervión.
El Barça rompe la racha del PSG, que llevaba 33 partidos sin perder en el Parque de los Príncipes
No dejó pasar el tiempo el PSG. A partir de la intensidad, se desplegó con mayor agresividad a la salida del descanso, exigió una especial atención defensiva del Barça y provocó incluso una tarjeta amarilla a Messi. Ya lastimado desde el inicio, Iniesta no resistió las revoluciones de la contienda y tuvo que ser sustituido por Xavi. A los azulgrana les interesaban las posesiones largas contra un adversario que se activaba mejor a la contra, en salidas que eliminaban puntualmente la línea defensiva barcelonista y generaban situaciones de superioridad en el campo de Ter Stegen.
Blanc retiró a un volante polivalente como Rabiot y se la jugó con Lucas Moura, un extremo que le hizo la vida imposible a Alba la última vez en París. La respuesta del Barça fue categórica: 0-2. Luis Suárez acreditó su condición de llanero solitario con una jugada propia del delantero centro más clásico: recibió de Montoya y no paró hasta batir a Sirigu después de tirar un caño a David Luiz y forcejear con Marquinhos.
Así son los goles del 9: mitad técnica y mitad fuerza, un poco de físico y un poco de talento, aguantar y regatear, a una sotana le sigue un forcejeo, y después de un remate mordido para que la pelota bese la red tras rebotar en el portero, de forma agónica, casi a regañadientes, punto final a un esfuerzo propio de un Bota de Oro. Luis Suárez no dejó que se abundara en el debate sobre su tiro tan barroco como efectivo y acto seguido anotó un segundo gol excelente: volvió a tirarle un caño a David Luiz y remató a la escuadra derecha de Sirigu.
Ningún jugador reflejó mejor el desastre del PSG que David Luiz, recuperado sorprendentemente a última hora, fuera de forma, ridiculizado por Suárez. El duelo resultó capital para explicar el marcador, maquillado para los franceses por un tanto afortunado de Van der Wiel después que el cuero rebotara en Mathieu. Un mal menor para un inteligente, efectivo y ambicioso Barça, ganador por vez primera en el Parque de los Príncipes, batido después de 33 partidos en Europa. El Camp Nou difícilmente será como Stamford Bridge para el PSG. Aprendió el Barça de la Liga para gestionar la Champions.
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