Bongonda deprime al Granada
El Celta empata en el descuento ante el equipo andaluz, que había defendido un 1-0 en inferioridad durante todo el segundo tiempo y sigue a tres puntos de la salvación
Tremendo varapalo para el Granada. El equipo de Abel defendió un 1-0 en inferioridad numérica durante una segunda mitad que fue un suplicio para los andaluces. El triunfo estaba en sus manos hasta que en la última jugada del partido el balón le llegó a Bongonda, que batió al meta Roberto. El Granada pasó de estar a un punto de la salvación a estar, de nuevo, a tres. Después de tanto nadar se ahogó en la orilla. Tras sus brazadas desesperadas, acabó el encuentro con Roberto lesionado y muchos de sus jugadores acalambrados. En especial Iturra, que se dejó el alma para amarrar el triunfo y acabó desconsolado con el empate.
El punto apenas le sirve a los andaluces. Tampoco al Celta, bastante gris. El golpe es muy fuerte para el Granada, que no tiene más remedio que seguir peleando. No tiene suerte el equipo de Abel. Se ha convertido en un saco de golpes y situaciones como las vividas ante el Celta dinamitan cualquier atisbo de esperanza. Es la triste vida de los equipos que viven en zona de descenso.
GRANADA, 1-CELTA, 1
Granada: Roberto; Nyom, Babin, Murillo, Insúa; Rubén Pérez, Iturra, Javi Márquez; Robert Ibáñez (Candeias, m. 75), El Arabi (Córdoba, m. 64) y Piti (Mainz, m. 44). No utilizados: Oier; Juan Carlos, Lass y Riki.
Celta: Sergio; Hugo Mallo, Cabral, Fontàs, Jonny; Augusto (Álex López, m. 25), Radoja (Bongonda, m. 67); Santi Mina, Pablo Hernández (Larrivey, m. 81), Nolito; y Charles. No utilizados: Rubén Blanco; Costas, Sergi Gómez y Borja.
Goles: 1-0. M. 3. Robert Ibáñez. 1-1. M. 94. Bongonda.
Árbitro: Álvarez Izquierdo. Expulsó a Murillo (m. 41). Amonestó a Jonny, Cabral, Murillo, Roberto, Piti, Álex López, Pablo Hernández, Nyom, Córdoba e Iturra.
Los Cármenes. Unos 16.000 espectadores.
Había lavado su imagen el Granada, muy manchada tras el 9-1 encajado en el Santiago Bernabéu. Una salida frenética e intensa se había traducido en el gol de Robert Ibáñez a los tres minutos en un encuentro decisivo para los andaluces. Luego llegaron minutos de oficio ante un Celta anodino, de escaso fuste en el centro del campo. Entonces llegaron dos acciones de Murillo increíbles. El central colombiano, que la próxima temporada jugará en el Inter de Milán, es uno de los puntales del Granada. En un minuto, el que transcurre desde el 40 al 41, vio dos amarillas. La primera por encararse con Cabral en la cara del colegiado. La segunda por contar de forma excesiva una internada de Pablo Hernández. El Granada se quedó con un jugador menos con todo el segundo tiempo delante, obligado casi a una gesta. A los nervios por ganar y apurar al Deportivo en la pelea por la permanencia se unía el desgaste que suponía mantener el triunfo en inferioridad.
El Celta apenas había mostrado nada. Jugadores como Nolito se tomaron el encuentro muy a la ligera. Claro que con uno más y tanto tiempo por delante se veía obligado a llevar el peso del encuentro en busca del empate.
El segundo tiempo fue un auténtico asedio del Celta. Pero el dominio fue muchas veces inoperante. El Granada se echó atrás y aguantó con mucho orden el previsible orden de los de Berizzo. Solo en el tramo final, con Charles y Larrivey en el campo, se vislumbró la posibilidad del empate.
Llegó cuando nadie lo esperaba. Casi en la última jugada del encuentro. A la desesperada, un balón colgado acabó en los pies de Bongonda, que fusiló a Roberto. Un empate con tintes dramáticos para los andaluces, destrozados por el gol del Celta, derrotados por el esfuerzo y derrumbados en el terreno de juego. Los golpes de mala suerte que acechan a los equipos que viven en el abismo.
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