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El McLaren de Alonso gira solo

El piloto asturiano reaparece en el GP de Malasia y asegura que su equipo ha analizado su monoplaza durante un mes sin encontrar la causa del accidente de Montmeló

Oriol Puigdemont
Fernando Alonso posa junto al garaje de su equipo en Malasia
Fernando Alonso posa junto al garaje de su equipo en MalasiaClive Mason (Getty)

A las 11.20 horas de la mañana de ayer, Fernando Alonso salió de la caseta asignada a la Federación Internacional del Automóvil (FIA) instalada en el paddock del circuito de Sepang (Kuala Lumpur, Malasia) y recorrió, rodeado de fotógrafos y cámaras de televisión, los 100 metros que le separaban de la de McLaren. Le seguía, unos pasos por detrás, Aki Hintsa, el responsable médico del equipo, con quien un minuto antes se había fotografiado para dejar constancia con una imagen del resultado de los chequeos a los que se acababa de someter durante más de una hora. Básicamente ejercicios de reflejos y de memoria. Alonso volverá a subirse hoy a su MP4-30 en los entrenamientos libres del Gran Premio de Malasia, después de que los comisarios de la FIA certificaran que se encuentra en plenitud de condiciones para ello y totalmente recuperado del percance que más le ha desestabilizado en los más de 10 años que lleva en el mundo de la Fórmula 1.

Según el asturiano perdió la conciencia por los sedantes ya en el helicóptero

El español asegura estar ansioso por recuperar el papel de líder que en Woking le han reservado para abanderar su resurgimiento. Sin embargo, todavía existen sombras alrededor de aquel accidente del pasado 22 de febrero en el circuito de Montmeló, en el que perdió el control de su bólido y terminó estrellándose contra el muro. En su primera comparecencia pública no se puede decir que su testimonio fuera demasiado clarificador. Según su propia versión, el asturiano perdió la conciencia por culpa de los sedantes que le administraron antes de meterle en el helicóptero que le trasladó al Hospital General de Cataluña, donde permaneció tres días ingresado en la UCI, y no como consecuencia del golpe. También negó Alonso que la conmoción le provocara una pérdida de memoria temporal, algo que confirmó a este periódico una fuente con acceso a su expediente. Y en cuanto al detonante de todo, partió de la teoría de que McLaren expuso a principios de semana y que se basa en un fallo en la dirección del MP4-30, pero Alonso la llevó bastante más allá.

El accidente, día a día

22 de febrero: En los penúltimos entrenamientos antes del Mundial, Alonso se sale en la tercera curva de Montmeló y se estrella lateralmente con un muro a 105 kilómetros por hora. El asturiano, que quedó inconsciente, es evacuado en helicóptero al hospital, donde se le practica un TAC y otras pruebas de contraste que descartan daños cerebrales. Vettel, que iba detrás en su bólido, asegura que todo fue "un poco extraño".

23 y 24 de febrero: Dos noches más de estancia en la UCI. Se repiten las pruebas, con igual resultado. El día 23, su agente publica en Twitter una foto tranquilizadora. El 24, Flavio Briatore asegura que Alonso sufre pérdidas de memoria. McLaren niega que el choque se debiese a fallos mecánicos o a que el piloto perdiese el conocimiento justo antes del impacto.

25 de febrero: Alonso recibe el alta y se traslada a Oviedo para reposar.

3 de marzo: McLaren anuncia que Alonso no correrá en el Gran Premio de Australia por consejo médico. Le sustituye Kevin Magnussen.

5 de marzo: Este diario confirma a través de una fuente directa que, tras despertar, Alonso no recordaba nada de los últimos 20 años.

22 de marzo: Los expertos de la FIA dan luz verde al asturiano para participar en el Gran Premio de Malasia.

26 de marzo: Alonso vuelve a superar las pruebas cognitivas y de reflejos de la FIA. Después, ante los medios, niega los episodios de amnesia, achaca su pérdida de conciencia a los sedantes recibidos y avala la nueva versión de McLaren, que habla de un fallo mecánico en la dirección del bólido.

“Me acuerdo de todo. De que era domingo por la mañana y de la puesta a punto que hicimos. Después del topetazo, el coche fue besando la pared antes de detenerse. Desconecté la radio y le di al botón del ERS [sistema de recuperación de energía] porque vi a los comisarios que se acercaban y, de no hacerlo, no habrían podido tocar nada [para evitar una electrocución]. Luego perdí el conocimiento en la ambulancia debido a la medicación que me dieron antes de meterme en el helicóptero. Es el protocolo normal y es el que he seguido en este último mes”, relató el ovetense. “Hay un tiempo, de las dos a las seis de la tarde, en el hospital, que no recuerdo nada porque estaba medicado. No me levanté en 1995 ni hablando en italiano como ha salido por ahí”, concedió acto seguido.

Pasa el tiempo y el asunto se embarulla cada vez más. Ya nadie habla del viento como posible hipótesis a pesar de que eso sugirieron en un primer momento tanto la escudería como el entorno del piloto —“fue un error debido a que existía la necesidad de decir algo”, justificó ayer el piloto—. Llama la atención la teórica incapacidad técnica de la estructura para detectar una avería en un área tan fundamental como la dirección. “El volante se bloqueó y me fui directo hacia el muro. Frené en el último momento y bajé de quinta a tercera. Está claro que el coche tuvo un problema que no aparece en los datos. Hay algunas lagunas aquí y allí. Este fin de semana incorporamos nuevos sensores y espero que ayuden, aunque puede que nunca lleguemos a saber qué pasó”, contestó cuando se le preguntó sobre la multitud de interrogantes abiertos.

El volante se bloqueó y me fui al muro (...) Quizá no lleguemos a saber qué pasó”

También sorprende el cambio de discurso de la escudería McLaren. En un primer momento, Ron Dennis, el patrón, se apresuró a organizar una rueda de prensa que solo perseguía un objetivo: desmentir a cualquiera que apuntara al monoplaza como posible responsable de lo ocurrido. Resulta que esa es exactamente la tesis que defendió ayer su corredor —“no creo que el equipo vuelva a decir que no hubo ningún fallo”, se atrevió a decir—, circunstancia que invita a reflexionar sobre el peso que juega el bicampeón en la segunda estructura más universal de la F-1. Pero lo más chocante es que la organización permita que salga a la pista un prototipo al que, según parece, se le queda clavado el volante sin que nadie consiga saber por qué. “Creo en mi equipo al 100%. Han estado analizando cada pieza durante un mes y no han encontrado nada, han hecho muchísimos test y cambiado cada cosa que pudiera ofrecerles la menor duda, así que ahora tenemos el coche más seguro que hay. Y lo mismo pasa conmigo”, subrayó Alonso.

La caravana del Mundial esperaba, deseosa, volver a escuchar por fin a uno de sus principales protagonistas y, cuando ha llegado el momento, Fernando Alonso ha negado la mayoría de informaciones que aparecen sobre él.

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