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Una remodelación nada casual

Luis Enrique y el área deportiva desterrada del Barça trazaron las líneas a seguir para remozar la plantilla Asumieron que el equipo ya no jugaría con el estilo de los últimos años

Jordi Quixano
Luis Suárez remata a portería en el clásico.
Luis Suárez remata a portería en el clásico.vicens giménez

No hace tanto, en el área deportiva del Barça ya defenestrada, se marcaron tres líneas capitales a seguir para reverdecer a un equipo que en parte se desintegró con las marchas de Valdés y Puyol. “Pero es que en el curso anterior también se fueron Abidal y Villa, por lo que si los sumas a todos te da una verdadera columna vertebral”, cuentan quienes lo vivieron en el club; “y eso quedó aliñado con el desafortunado fallecimiento de Tito Vilanova y el insuficiente funcionamiento de Martino”. Por lo que Andoni Zubizarreta, el entonces director deportivo, formuló tres necesidades básicas: recuperar la contundencia en las áreas; suplir a un medio del campo que envejecía; y aportar características nuevas a un equipo que había perdido su mejor fútbol. Todo eso se vio en el clásico del domingo, en un triunfo que no reprime las comparaciones con tiempos mejores —“es un juego que siempre perderemos porque ese equipo ganó todos los títulos”, cuenta Piqué—, pero que funciona porque el Barcelona es líder en la Liga con cuatro puntos de ventaja, es finalista de la Copa y se mide en los cuartos de la Champions ante el PSG.

“Pero es que el Barça está en continua evolución”, esgrimen desde la entidad; “¿O es que Guardiola no cambió de parcela a los extremos? ¿O no buscó un delantero centro [Ibrahimovic] distinto? ¿O no recompuso al equipo a partir de Messi como falso 9?”. Por eso, para Zubizarreta la primera pieza fue Luis Enrique —con quien debatió todos estos puntos— y luego llegó el resto. Aunque hubo, claro, dificultades.

De los fichajes que se hicieron en este verano, solo Douglas y Vermaelen no juegan

En una de las primeras reuniones de esta pretemporada, el presidente Josep Maria Bartomeu anunció a la secretaría técnica que había que traspasar a Xavi y a Alves porque ya no serían rentables económicamente para el club, y se podían encontrar mejores recambios. Recomendaciones que desatendieron porque decidieron que a Xavi le iban a dar la opción de decidir su futuro porque se lo había ganado, y de Alves aseguraron que no lo iban a traspasar porque en el mercado no había futbolistas que se ajustaran al precio y que fueran a aportarles más. “Pues que no se le renueve”, sentenció después Bartomeu.

Ocurre que cuando el castigo de la FIFA parecía seguro, la directiva reclamó otro lateral de urgencia con un presupuesto de cuatro millones. Llegó Douglas, del que había buenos informes pero que se alejaba y mucho de los dos principales deseos del área deportiva, que pasaban por Cuadrado (Chelsea) y Valencia (Manchester United). Ahora, Douglas no juega, como tampoco lo hace Vermaelen, postergado por una lesión que se alargó demasiado, hasta el punto de que fue operado. El resto de fichajes, sin embargo, sí tienen peso en el equipo y así se constató en el clásico.

Bravo fue determinante bajo los palos con paradas de mérito, Mathieu ayudó en lo que pudo a Piqué y marcó el primer gol, Mascherano jugó (y rindió) de mediocentro como le prometieron en verano, Rakitic se desfondó en la medular y Luis Suárez convirtió el segundo tanto.

“Mathieu y Luis Suárez fueron petición mía y de Zubizarreta”, recordó el técnico tras el clásico

“Mathieu y Luis Suárez fueron petición mía, de Zubizarreta, Valentí y Juliá. No me da especial satisfacción que marquen”, respondió el entrenador. Además de los citados, Rafinha tuvo una aparición testimonial pero suma cuando juega y Ter Stegen destaca en los trofeos de eliminatorias, del mismo modo que Alba y Neymar también son fichajes de la anterior área deportiva.

“¿Pero no utilizan mucho el juego directo?”, le preguntaron a Luis Enrique al acabar el encuentro ante el Madrid. “Son recursos futbolísticos importantes”, respondió; “siempre tenemos el objetivo de tener el balón y defendernos lejos de la portería, pero el rival también juega y hay que saber interpretar lo que necesita el equipo”. Algo que se tenía claro en pretemporada. “Luis Enrique sabía que los tres de arriba les harían ser verticales y que Messi no necesitaría tanto a los medios para asociarse”, cuentan. Por lo que no les sorprendió el técnico cuando pidió a Rakitic y dio conformidad al regreso de Rafinha. “Nos aportarán características distintas”, expuso.

El Barça presiona arriba, juega con prisas y gravita en campo ajeno alrededor de Messi. Aunque no tan definida, la idea del área deportiva y del técnico se aproximaba a esto. Entre otras cosas porque si se echa la vista hacia atrás, del 11 que jugó el cásico sólo Alves, Piqué, Iniesta y Messi —junto a Xavi y Busquets, que salieron desde el banquillo— defendieron el fútbol de toque y posesión de Guardiola.

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