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El Atlético recupera juego y remate aéreo

El equipo de Simeone derrota a un Getafe sin alma con sendos tantos de cabeza de Torres y Tiago

Ladislao J. Moñino
Fernando Torres celebra su gol al Getafe
Fernando Torres celebra su gol al GetafeVíctor Lerena (EFE)

La fina de manta lluvia que regó el Vicente Calderón debió agradar a Fernando Torres. De Inglaterra dice haberse traído el gusto por jugar en un clima poco caluroso y bajo una lluvia que no se nota, pero que cala la hierba hasta dejar el campo rapidito. Bajo esas condiciones Torres marcó el inicio de un encuentro en el que el Getafe dio la sensación de ser un equipo sin alma, con poca predisposición a la batalla. Si la excusa es que entendió que este partido no era de su Liga, mal, si esa va a ser la intensidad con la que va a jugar la recta final del campeonato, peor.

ATLÉTICO, 2 - GETAFE, 0

Atlético: Oblak; Juanfran, Giménez, Godín, Gámez; Tiago, Gabi, Koke; Arda (Mario Suárez, m. 92), Fernando Torres (Cani, m. 92), Raúl Jiménez (Griezmann, m. 65). No utilizados: Bernabé, Siqueira, Ansaldi, Lucas.

Getafe: Guaita; Vigaray, Naldo, Velázquez, Escudero; Castro, Lacen; Pedro León (Baba, m. 79), Sarabia, Hinestroza (Yoda, m. 72) (Felip, m. 83); Álvaro. No utilizados: Jona, Lago, Arroyo, Emi.

Goles: 1-0. M. 2. Fernando Torres. 2-0. M. 43. Tiago.

Árbitro: Martínez Munuera. Amonestó a Gabi, Tiago, Castro, Naldo, Vigaray

Estadio Vicente Calderón. Unos 45.000 espectadores

No tardó el Getafe en sentir el bienestar de Torres. A los dos minutos, Koke endiabló una falta desde la derecha y El Niño, libre de marca, giró el cuello para teledirigir su cabezazo a la escuadra derecha de Guaita. El ritual de su celebración por el primer gol en Liga fue simbólico, como todo lo que acontece a su alrededor desde su regreso. Se fue al córner donde reposa el sempiterno ramo de Milinko Pantic para celebrarlo.

La primera media hora de juego estuvo marcada por la omnipresencia de Torres que dio un recital de dejadas con el pecho y la cabeza jugando de espaldas. A su lado, Raúl Jiménez aportó mucha movilidad y algún que otro toque de primera que hablan de un futbolista aprovechable. En esos primeros 30 minutos el Atlético jugó a placer ante un rival en el que salvo Lacen el resto pareció haber entregado el guante ya en el túnel de vestuarios. Koke estrelló un remate duro y raso en la base del poste, que se prolongó en una carambola tras dar en la espalda de Guaita y a punto estuvo de entrar. Fue Koke el que tuvo oportunidad de finiquitar el partido. Raúl Jiménez le mató un balón con la cabeza a centro de Gabi, pero pegó una volea mordida en el aire que fue a parar a las manos de Guaita.

En el breve sesteo del Atlético, Hinestroza se encontró con la posibilidad de igualar el partido. De repente, se vio con la pelota controlada cerca del pico del área pequeña y se puso a encadenar amagues que fueron derribando como piezas de dominó a los defensores rojiblancos, Giménez fue el último en caer, pero cuando Hinestroza terminó ese exceso de maradoneo se arrastró por el suelo para tapar el disparo del colombiano con su espalda. No hay partido que el chico no le discuta a Miranda la titularidad. Juega con una soltura en la posición asombrosa y a veces es él el que arropa a Godín.

No hay partido que Giménez no le discuta a Miranda la titularidad

En cuanto el Atlético volvió a subir las revoluciones, el Getafe retornó a la pasividad inicial y a vivir en su área. Cedió una hilera de córners, previa al segundo gol. De nuevo fue castigado en una jugada a balón parado. Se veía venir porque cada jugada que ejecutaba el Atlético algún jugador rojiblanco lograba o rematarla o prolongarla. Una falta lateral la dirigió Simeone desde el banquillo. Se tocó la pierna señalando a Koke cómo debía ejecutarla. Lo hizo a la corta y a media altura. Raúl Jiménez, en plancha la desvió hacia el segundo palo, donde Tiago la remachó llegando desde atrás. El segundo gol procedente de una jugada a balón parado rehabilitó el laboratorio de Germán Burgos, después de una racha larga sin marcar de esa manera. También retrató esa falta de pujanza de los jugadores del Getafe, superados en la acción en el primer y palo y después en el segundo.

La distancia de dos goles dejó un segundo tiempo para especular sobre si Torres marcaba algún gol más o para ver si Raúl Jiménez mojaba para realzar su trabajo de desmarque y sus recuperaciones en la presión. Sin rival de por medio y el partido cerrado, el personal se dedicó al ingenio de inventar un cántico para Oblak. En cada saque de puerta, la grada coreaba a ritmo de rumba Obi, Oblak cada día te quiero más. Tras su actuación del martes ante el Leverkusen en la tanda de penaltis, el meta esloveno está en un punto en el que Simeone debe decidir si le mantiene o se ciñe a esa regla no escrita de que cuando un portero se lesiona el puesto es suyo una vez recuperado.

Entre cántico y cántico a Oblak, el Atlético controló el partido por simple colocación, actitud y manejo de balón. Torres tuvo el 3-0 en un remate en plancha a centro de Juanfran y Tiago también rozó el doblete con un derechazo raso que se le fue un palmo a la derecha. Él, como Raúl Jiménez, fue despedido en pie por la grada en una tarde en la que el Atlético recuperó juego por abajo y juego aéreo para seguir su codo a codo con el Valencia.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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