Nadal, en un santiamén
Entonado y resolutivo, el número tres del mundo despacha al holandés Sijsling (6-4 y 6-2) por la vía rápida en su estreno en Indian Wells ● El estadounidense Young, próximo rival
Es el signo de la concentración, del deseo, de no permitirse un paso en falso bajo ningún concepto. La noche cae sobre el Valle de Coachella y el torneo de Indian Wells recibe con los brazos abiertos a Rafael Nadal, que recorre la pista y golpea la bola con el ceño permanente fruncido, como aquel que analiza, rumia la respuesta y rebate. A él, triple campeón en el desierto californiano (2007, 2009 y 2013), no le faltan argumentos, pero en su estreno se topa con un gigantón holandés que pretende alargar el debate y enredar la conversación sobre el cemento. Así que el número tres del mundo opta por la vía rápida, por el discurso directo y el mensaje contundente, y despacha a Igor Sijsling (6-4 y 6-2) en apenas una hora y 12 minutos de juego.
Se mueve Nadal de modo eléctrico y robotizado. Repite sus tics una y otra vez, galvanizado y enérgico, como si llegase tarde a una cita y tuviese prisa por quitarse de en medio a su adversario, el 138 en la lista mundial de la ATP, contra el que el español no cuenta con precedente alguno. Y así lo hace, en un santiamén. Ejecuta la secuencia en dos ocasiones, en las dos mangas que dura el encuentro, de forma casi idéntica. Una ruptura para empezar y el resto, pura inercia, la consecuencia lógica del hambre de aquel que busca la mejor versión de sí mismo, del campeón herido en su orgullo, del ganador que lucha contra el paso del tiempo y aprieta y aprieta para volver a reverdecer laureles. Para volver a lo más alto.
Pim, pam, pum. Nadal, que luce la piel muy tostada, un bronceado de jornalero, arranca con fuerza y con brío. Se mueve de un lado a otro de la pista a una velocidad de vértigo, afila el drive y trata de colocar la pelota sobre las líneas, con más o menos éxito. Adonde no llegan las piernas, frescas y ágiles, alcanza el instinto. Por eso Sijsling pega y pega, raquetazo va y raquetazo viene, a ver si de esa manera puede encontrarle las cosquillas a su oponente. Pero de eso, nada. Lo intenta de un modo u otro, e incluso replica a un globo que traza el español con una volea que le da aire, pero es un espejismo. Nadal dibuja un revés paralelo que casi besa la línea de fondo para aclarar el estatus de los tertulianos y poco después cierra el primer set.
Así se expresa él en su puesta de largo en Indian Wells, sin paliativos. Su juego aún descubre pequeñas taras propias de la puesta a punto, alguna que otra bola fácil a la red o a los pasillos, pero su actuación también revela que poco a poco va recuperando algunos automatismos, como ya reflejase hace dos semanas en Buenos Aires. Arranca con otro break el segundo set, sigue serio e inexpresivo, muy metido en la faena, pero un passing de revés le hace por primera vez salirse del protocolo y celebrar el punto con el puño izquierdo cerrado. Buena señal. Detrás de esa fachada hierática y ese rictus imperturbable, disconforme, el latido del campeón sigue intacto.
Su juego aún descubre pequeñas taras propias de la puesta a punto, pero va recuperando automatismos
Le urge a Nadal competir y encontrar el tono físico, con vistas a la temporada de tierra batida que comenzará el próximo mes, y sobre todo al 24 de mayo, cuando su reino parisino le reclame para una nueva entronización. Precisa encontrar el timing y recuperar las sensaciones y el control del juego, por eso golpea desde el fondo de la pista como un bombardero. Cañonea una y otra vez, sin grandes alardes pero firme, seguro, sin rastro de ninguna alteración que merme su cuerpo ni despierte a los viejos fantasmas. Categórico, resolutivo, firma su único ace para ponerse 5-1 y dejar casi finiquitado el duelo. Sijsling, respondón él, se revuelve y se revuelve sin mayor objetivo que intentar alargar la porfía, pero no hay manera.
Con un 95% de efectividad en el primer servicio y un ejercicio funcionarial, completado el trabajo, Nadal da un golpe sobre la mesa, se levanta y zanja el coloquio. Se despide con un brinco victorioso y enfila rápido el vestuario. El martes (3.00, Canal+ Deportes) le espera el estadounidense Donald Young, 47 del ránking, en la tercera ronda del torneo californiano, la primera cita Masters 1.000 del curso. Y él, mientras, sigue a lo suyo. En la búsqueda del buen feeling, de sí mismo.
“Estoy feliz. Me he movido bien y he cometido menos errores”
Con la mente ya en la próxima fase, Nadal se mostró satisfecho por su rendimiento en el debut sobre el cemento. "He hecho un partido sólido", se arrancó el manacorense, de 28 años; "estoy contento porque me he movido bien. En los dos últimos meses estuve un poco más lento y con menos dinamismo. He cometido menos errores, así que estoy feliz por cómo jugué para ser el primer partido". Sobre Donald Young, rival en la tercera ronda, destacó: "Mejoró mucho en estos dos últimos años, está jugando muy bien y ganando muchos partidos. Será duro, pero espero estar listo".
OTROS RESULTADOS
Dimitrov, 7-6(2) 3-6 7-6(4) a Kyrgios; Berrer, 7-6(6) 4-6 3-1 a Gasquet (retirado); Seppi, 6-4 6-4 a Hanescu; Raonic, 6-3 6-4 a Bolelli; Bautista, 6-4 6-3 a Istomin; Rosol, 4-6 6-0 6-3 a Klizan; Dolgopolov, 6-1 7-6(4) a Giraldo; Young, 6-4 6-2 a Chardy; Johnson, 6-3 7-6(5) a Karlovic; Federer, 6-4 6-2 a Schwartzman; Sock, 3-6 6-3 7-6(7) a Müller; Haase, 6-3 3-6 6-3 a Wawrinka.
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