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El Mónaco derrite al Arsenal

El conjunto francés pasa por encima de los ‘gunners’, desconcertados por la fiereza rival

GORKA PÉREZ
Berbatov bate a Ospina en el segundo gol del Mónaco
Berbatov bate a Ospina en el segundo gol del MónacoMatt Dunham (AP)

El errático comportamiento del Arsenal sólo puede entenderse a partir de su comprensión del juego. Lo observa siempre de la misma forma, por eso le faltan alternativas cuando no identifica lo que tiene delante. Ayer, un Mónaco imperial le borró del campo utilizando parte de las que se suponen son las mejores armas del equipo inglés. Con un juego sincronizado y eficaz, adornado con detalles más taurinos que futbolísticos, derritió al Arsenal con suma facilidad. El conjunto inglés padeció una de esas noches de luna llena en las que una sola nube te tapa todo el firmamento. En realidad, además de la luna, le ocultó gran parte de la eliminatoria, pues los tres goles del Mónaco resultan algo más que una nube entrometida.

ARSENAL, 1 - MÓNACO, 3

Arsenal: Ospina; Bellerín, Mertesacker, Koscielny, Gibbs; Coquelin (Oxlade-Chamberlain, m. 68), Cazorla (Rosicky, m. 81); Alexis, Özil, Welbeck; Giroud (Walcott, m. 59). No utilizados: Szczesny, Chambers, Gabriel, Monreal.

Mónaco: Subasic; Touré, Wallace, Abdennour, Elderson; Moutinho, Fabinho, Kondogbia; Dirar (Kurzawa, m. 82), Martial (Bernardo Silva, m. 84), Berbatov (Ferreira-Carrasco, m. 75). No utilizados: Stekelenburg, Matheus, Carvalho, Traoré.

Goles: 0-1. M. 38. Kondogbia.0-2. M. 52. Berbatov. 1-2. M. 90. Oxlade-Chamberlain. 1-3. M. 93. Ferreira-Carrasco.

Árbitro: Deniz Aytekin. Amonestó a Coquelin, Elderson, Bellerín, Özil, Moutinho.

Unos 60.000 espectadores en el Emirates Stadium.

Lo logró el conjunto francés gracias a que decidió no tener el balón más tiempo del necesario. Pensó en que sería mejor sacarle provecho a poquitos, sin necesidad de manosearlo. Pecado capital que comete en ocasiones el Arsenal, pues mastica tanto la jugada que al final no queda nada que llevarse a la boca. Sólo Alexis y Welbeck parecen tener claro que todas las jugadas deben dibujar en algún momento una línea recta, y romper la horizontalidad. Pero para eso hace falta un pasador, un Özil está, aunque no se sabe muy bien cuando se le espera.

Para el Mónaco la falta de decisión de los ingleses fue algo así como una barandilla a la que agarrarse para coger impulso hacia adelante. Sin quererlo, tras comienzo contemplativo, se vio tocando el balón con tranquilidad y criterio, con Kondogbia sosteniendo sin agobios el centro del campo y con Moutinho y Dirar obligando a recular al Arsenal. Hasta Berbatov pareció sentirse tan cómodo como cuando vestía la camiseta del Manchester United, con unos cuantos kilómetros menos en sus piernas.

Y en medio ese envite sin cartas de los gunners llegó una carambola de esas que no sabes quién tiene más mérito, si el lanzador o el objeto que se interpone el camino. Kondogbia soltó un latigazo desde fuera del área que golpeó en el cuerpo de Mertesacker y engañó a Ospina, atornillado al césped, incapaz de corregir su postura.

El tanto del francés multiplicó el ánimo de sus compañeros. Especialmente el de Fabinho, que, tras pelear con el alma la posesión de un balón, se lo entregó a Martial para que este, en bandeja de plata, se lo cediera a Berbatov, que fulminó de nuevo a Ospina con un remate cruzado.

La desdicha del Arsenal menguó con el tanto de Oxlade-Chamberlain, aunque la tirita aguantó lo que dura un suspiro, ya que segundos antes del final del encuentro Ferreira-Carrasco marcó el tercero para el Mónaco. En una noche de frío, el Arsenal se derritió.

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Sobre la firma

GORKA PÉREZ
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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