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Peregrinación a la rosquita de Isco

“Va a ser el próximo jugador más importante que puede tener este país”, dice sobre el malagueño Iker Casillas, que cumplía 500 partido con el conjunto blanco

Diego Torres
Isco pelea por un balón con Adrián.
Isco pelea por un balón con Adrián.Morell (EFE)

La multitud marchó a la luz de la luna. Atravesó polígonos y huertas, cañaverales y glorietas, baldíos y chiringuitos, en peregrinación al Martínez Valero. Ahí se apostaron, dos horas antes del partido, frente a la puerta del estadio, como una romería silenciosa a esperar la aparición. Había miles de personas mudas cuando llegó el autobús del Madrid precedido de dos patrulleros. La emoción fue tan grande al ver aquella máquina blanca, aquellas sombras detrás de los cristales ahumados, que el pueblo no supo si pitar o aplaudir. Cuando toda la expedición hubo bajado, un niño subido a la chepa de su padre manifestó su desazón con dicción de adulto: “¡Sólo he visto a Keylor y Arbeloa…! ¡Y a Isco! ¡Y caminaba como un pato!”.

Isco tiene las piernas notablemente arqueadas. La morfología de sus huesos contribuye a facilitarle ciertos gestos técnicos. Él se ocupa de perfeccionarlos. En Elche, desde el calentamiento. Hizo controles de rabona, con el tobillo, con la izquierda y con la derecha. Y cuando golpeó, para pasar en largo y para disparar a puerta, lo hizo envolviendo el balón con un golpe de tobillo que acentuó el efecto de sus huesos curvos. Le salían unas rosquitas preciosas. El balón describía parábolas hasta alcanzar el ángulo, o el destinatario. No eran arabescos. Eran recursos de precisión.

Corría el minuto 23 de la segunda mitad cuando el muchacho con zancada de pato alcanzó la línea de fondo perseguido por Damián. Se quedaba sin ángulo. Su marcador lo encimaba. No tenía espacio para centrar cuando sacó su pierna menos buena, la zurda, y envolvió el balón. El centro salió con rosquita hacia atrás. Hacia el punto de penalti. Hacia la cabeza de Cristiano, que metió el definitivo 0-2. El asombro se extendió por las gradas. La multitud ilicitana, propios y extraños, madridistas y antimadridistas, le despidió rendida, un rato después: “¡Iiiiiiscooooooo…!”.

"No me sorprende mi evolución. Yo siempre he creído en mí"

“Isco va a ser el próximo jugador español más importante”, dijo el capitán madridista, Iker Casillas, que cumplía 500 partido con el Madrid. "Como en su día lo fueron Raúl e Iniesta. Creo que Isco reune todas las características. Nuestra labor debe ser protegerle para que sea mejor jugador de lo que es. Yo estoy convencido de que será excepcional. Pero tenemos que cuidarle, porque los halagos debilitan".

Isco se duchó, se cambió, y se peinó con cuidado antes de presentarse ante las cámaras. "Yo en ese aspecto no tengo problemas", dijo, cuando le recordaron las palabras de Casillas; "yo estoy muy tranquilo. Intento trabajar y ayudar al equipo en el campo y fuera de él".

"No estoy sorprendido de mi evolución", señaló el nuevo ídolo madridista. "Yo siempre he creído en mí. Quizás ahora soy más vistoso porque me he puesto a robar balones y lucho más. Estoy contento de poder ayudar así al equipo. Soy consciente de que es lo que debo hacer para tener un sitio entre los titulares. Es un paso importante para ser más completo. ¡Pero tanto hablar de mí no pega! Lo importante es que nos hemos recuperado anímicamente y estamos a cuatro puntos del Barcelona".

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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