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Sergi Vidal se apropia de la fiesta canaria

El alero decanta un partido trepidante ante el Herbalife Gran Canaria y mete al Joventut en la semifinal ante el Real Madrid

Alex Suárez machaca el aro.
Alex Suárez machaca el aro.Elvira Urquijo A. (EFE)

Sergi Vidal le aguó la fiesta al Gran Canaria y situó a este Joventut 2014-2015 que ha recuperado su identidad y sus orígenes en la semifinal que le enfrentará al Real Madird (21.30, TVE). A sus 33 años, el alero badalonés, fue uno de los hijos pródigos que regresó a casa esta temporada, 14 años después de que la abandonara para iniciar un larguísimo periplo por varios de los más distinguidos equipos de la ACB.

HERBALIFE GRAN CANARIA, 67 - FIATC JOVENTUT, 74

Herbalife Gran Canaria: Bellas (3), Kuric (19), O'Leary (4), Báez (11), Tavares (0) –equipo inicial; Oliver (9), Newley (8), Salin (0), Urtasun (0), Kendall (9), Paulí (0) y Summers (4).
FIATC Joventut: Mallet (14), Ventura (0), Kirksay (2), Llovet (7), Savané (8) –equipo inicial-; Sergi Vidal (21), Miralles (4), Hannah (8), Abalde (2) y Suárez (8).
Parciales: 16-11, 12-23, 25-14 y 14-26.
Árbitros: García, Conde y Peruga.
Gran Canaria Arena. Unos 9.500 espectadores. El Joventut disputará hoy la semifinal ante el Real Madrid (21.30, TVE1-1)

Sergi Vidal capitaneó en toda la extensión de la palabra a un Joventut vibrante, dinámico e indómito. Sus 21 puntos, sus cuatro triples, el tremendo mate con el que decidió el encuentro dibujaron la salida del túnel de un club que no comparecía en la Copa desde 2011 y que no pasaba la barrera de los cuartos de final desde 2008. Entonces, en Vitoria, ganó el título. Fue el canto del cisne de un espléndido quipo en el que figuraban Rudy Fernández, Ricky Rubio y Mallet, el base que también ha regresado esta temporada a Badalona. El entrenador de la Penya, entonces, era Aíto García Reneses, precisamente el entrenador que ahora lleva las riendas de un Gran Canaria que una vez más se convirtió en uno de los grandes animadores de la Copa, esta vez por partida doble, como anfitrión. Pero volvió a tropezar en la misma piedra, en unos cuartos de final por novena ocasión y que solo ha superado una vez, en Vitoria hace dos años.

El Gran Canaria volvió a pagar la fiesta. La frescura, la desinhibición y los recursos del equipo badalonés desinflaron al equipo anfitrión tan animoso como su entregadísima afición, pero derretido en cuanto la vorágine verdinegra entró en ignición. Pero no fue un partido lineal. Fue una montaña rusa. Los canarios se recuperaron y remontaron. Lo mismo que hizo la Penya en el último cuarto.

Las acometidas de Mallet y Hannah, la pareja de bases que se alternaron en la dirección y sobre todo en la responsabilidad de tirar por la tangente cuando vieron el más mínimo espacio para penetrar hasta el aro le dieron las primeras ventajas a un Joventut que echó de menos al croata Suton, baja por lesión.

Tavares dominó el rebote en la primera parte, pero solo tiró una vez en toda la primera parte, dos en un partido en el que no anotó. Y el Gran Canaria solo fue dos veces a la línea de tiros libres. El equipo canario no consiguió sacar un mínimo beneficio ofensivo de su prometedor pívot 2,20 metros. El Joventut tomó una buena ventaja antes del descanso (21-29).

Newley y Kendall definieron el cambio de perfil ofensivo canario en la segunda parte. Los ataques del equipo de Aíto fueron mucho más profundos, más difíciles de contener por la defensa del Joventut. Los latigazos de Kuric y el goteo de tiros libres espolearon al equipo canario, dominador por completo en un tercer cuarto en el que llegó a gozar un botín de ocho puntos (49-41).

El Joventut titubeó ante la defensa en zona que le planteó ocasionalmente el equipo canario, pero se rehízo a tiempo. Con dos triples de Sergi Vidal acabó de echársele de nuevo encima al Gran Canaria (53-56). Y a partir de ahí funcionó como un reloj e hizo caja gracias también a la aportación de Llovet y Abalde y a la versatilidad y el temple de Savané.

El Joventut ha vuelto. Después de tres años de ausencias de la Copa, todavía en la penumbra de su larga travesía del desierto a causa de sus dificultades económicas, ha dado con la tecla adecuada. Un entrenador de largo recorrido, criado en la casa, Salva Maldonado, y una fórmula igualmente acorde con sus principios fundacionales: una colección de jugadores de la casa, una amalgama de veteranos y jóvenes y un éxito de primera magnitud.

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Sobre la firma

R. ÁLVAREZ
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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