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Marcas de carne, corazón y hueso

Los mejores atletas españoles de la historia se reúnen para un libro que recorre los récords

Carlos Arribas
Un centenar de plusmarquistas españoles de varias épocas.
Un centenar de plusmarquistas españoles de varias épocas.emilio naranjo (efe)

Los atletas son números. Minutos, segundos y décimas, y hasta las centésimas que exigen los más precisos. Los atletas, su vida, son sus marcas y siempre que se juntan dos o más hablan de ello, o de ellos. De si Pepito es un tío de 3.35 o de si Paquito lanza 70. La metáfora sale sola, no precisa de imaginación, aunque sí de belleza, como cuando la verbaliza Tomás Barris, quien en 1958, con una marca de 3m 41,7s (entonces, sin cronometraje electrónico, no se llegaba a las centésimas) inició la historia de amor del atletismo español con el 1.500, la distancia de los aristócratas. “Este libro habla muy claro de lo que ha pasado en este país en el último siglo”, dijo Barris, el Bannister español, refiriéndose a un tomo elaborado por la Asociación Española de Estadísticos de Atletismo que recoge la cronología completa de todos los récords de España de cualquier especialidad atlética. “Siempre hay un referente, alguien a quien emular”, dijo Barris, que no tuvo ninguno, pues, nacido en 1929, fue un hijo de la “dramática posguerra”, que acabó con todo. “Teníamos una desierto por delante que había que poblar, y lo hemos conseguido”.

Habla Barris desde un púlpito con atril en un salón del Consejo Superior de Deportes, y le habla a los y las que con él han poblado ese desierto, a decenas de plusmarquistas, mujeres y hombres, que convierten durante unas horas ese relato de marcas en una historia de vidas, que convierten los números en carne, corazón y hueso. Están entre el auditorio casi todos los aristócratas del 1.500 (a José Manuel Abascal le frenó la nieve en el Pas cántabro), que, como dice uno de ellos, Jorge González Amo, de 70 años y 3m 40s clavados en 1968, constituyen el club más exclusivo.

Tomás Barris: “Siempre hay un referente, alguien a quien emular”

“Desde Barris solo cinco atletas más hemos tenido el récord de los 1.500, y exceptuando a Alberto Esteban [3m 41,3s en el 68 también] y Abascal [3m 33,18s en 1983], que lo mantuvieron escasos meses, a todos los demás nos ha durado una década o más”, dice González Amo, el atleta en quien confluyen todas las generaciones, quien habla de la gran tetrarquía, de Barris (10 años como plusmarquista nacional), de él mismo (12 años), de José Luis González (17 años, salvo un interregno de Abascal), quien lo batió por primera vez con 3m 35,1s en 1980 y lo dejó en 3m 30,92s en 1985, y habla, del último y más longevo, de Fermín Cacho, cuyos 3m 28,95s conseguidos en Zúrich el 13 de agosto de 1997, hace casi 18 años, fueron récord de Europa 15 años y se mantienen aún, y se mantendrán.

Loles Vives, “bajita, culona y paticorta”, se retrató así, con cierta ironía y con la mala leche de los campeones, fue la primera española que bajó de 12s en los 100m (11,96s en mayo de 1980, aunque los estadísticos después le rebajaron un 12s clavado conseguido un año antes a 11,99s) y recordó sus peleas desiguales: ella, la niña que todas las noches se bebía su vaso de leche con colacao, con las diosas del Olimpo de la Alemania del Este, altas, rubias, un segundo más rápidas en los 100m y con bigote, regalo de los anabolizantes. Y recordó que, a los 57 años, sigue calzando los clavos todos los días, porque, como dijo Pau Casals cuando le preguntaron por qué seguía practicando con el cello a los 90 años, ella siente que sigue progresando. Y eso es el atletismo. Y eso es lo que dijo Carlota Castrejana, la aún plusmarquista de triple salto (14,60m en 2005 al aire libre; 14,64m en 2007 en pista cubierta), quien recordó que detrás de cada récord hay un punto de locura, y que desea que Ana Peleteiro, la campeona mundial juvenil, no permita que sus marcas duren mucho más.

Peleteiro tiene 17 años, y Castrejana defiende el derecho a equivocarse de cualquier persona de esa edad, como Carmen Valero, la primera olímpica española (Montreal 76) y doble campeona mundial de cross, se ve reflejada en sus relaciones con su entrenador Molins, en sus discusiones y cómo gracias a ello progresó, en las acciones de su paisano de Sabadell Jordi Torrents, que también tiene 17 años y tiene un pie como no se ha visto a nadie desde Reyes Estévez, y ya hasta se entrena en Etiopía con Jama Aden, el técnico de Genzebe Dibaba, después de dejar a Molins justamente. “El atleta debe ser un soñador”, dijo Luismi Martín Berlanas (8m 7,44s en 2002 en 3.000m obstáculos), quien recordó cómo de chaval se quedaba dormido tumbado en el sofá con la revista Atletismo Español cubriendo su pecho y con la cabeza llena de nombres, marcas, historias. De vida.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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