El tráiler de Mandzukic
Las caídas del croata a las bandas dinamizaron el juego ofensivo del Atlético
Las estadísticas colectivas del derbi describieron al Atlético como un equipo avasallador que jugó a lo que quiso y dónde quiso. El insultante dominio rojiblanco fue en todas las zonas del campo. Remató más (17 por cuatro) que el Madrid, en el medio del campo, recuperó 16 balones más (83 por 67), atacó más y mejor (28 centros al área por 10) y no permitió un disparo a puerta hasta cumplida la hora de juego e incluso hizo una falta menos (16 por 17). El campeón desintegró al Madrid en todas las batallas colectivas e individuales. Ganó las pelotas largas, contragolpeó y no se dejó contragolpear, buscó la debilidad del Madrid a la espalda de sus laterales, replegó para cerrar los espacios y siempre tocó el balón con la intención de hacer daño. Desde el trabajo grupal emergieron la gran mayoría de sus individualidades, incluso las cuestionadas como Mandzukic, Siqueira y Saúl.
Mandzukic
Su gran problema hasta ahora era acomodarse al juego de contragolpe. En muchos partidos, ralentizó los ataques del equipo. Ayer el Atlético volvió a tener rapidez en las transiciones por el paso a los costados que dio el croata. Aplicando la terminología del contragolpe en el baloncesto, Mandzukic era un tráiler muy pesado cuando corría las contras por el medio. La solución aplicada por Simeone no solo no desaceleró las contras, sino que le dio verdaderos quebraderos de cabeza a la defensa del Madrid. Cada vez que el Atlético robaba una pelota, el croata dejaba el carril del medio a Griezmann y él salía disparado a una banda. Sus maniobras, de mucho oficio, ayudaron a generar esa superioridad que buscaba Simeone en la banda de Coentrão. Mandzukic aguantó el balón en los flancos, para esperar la llegada de Arda y Juanfran. Desde la banda aplicó pausas que destaparon esa veta de sabiduría que parecen contener los deportistas de los Balcanes, eso que se llama saber jugar. Se adornó con algún que otro taconazo y en el área estuvo tan contundente en el remate del cuarto gol, como eficaz en las dejadas que propiciaron el primer tanto de Tiago y la incorporación de Siquiera en el segundo gol. Su trabajo defensivo en la presión a los centrales del Madrid y en las ayudas para tapar a Isco y Kroos fue impagable una vez más.
Siqueira
Con Simeone, los laterales son fundamentales en el juego de ataque porque sus centrocampistas de banda son interiores. Ahí entra un concepto fundamental que aplicó muy bien. Elegir bien cuando atacar es también defender. Bale no le ganó la espalda nunca y tuvo la contundencia defensiva que le demanda Simeone. En ataque estuvo muy suelto con el balón. Fue individualista cuando fue necesario para desbordar y se asoció al toque para romper en superioridad.
Saúl
Cuando Koke se lesionó, Simeone no tuvo dudas entre Mario Suárez o Saúl. No necesitaba un mediocentro para fijar posiciones y dar equilibrio, sino un futbolista dinámico. Saúl respondió con un partido soberbio y mostró que va sobrado de personalidad. El gol que marcó explica su partido. Él mismo inició la jugada tras el robo de balón con un pase largo para el desmarque de Mandzukic al costado izquierdo. Después se descolgó al área para cazar esa espectacular chilena con la que culminó la internada de Siqueira. Saúl, como Tiago en el primer gol, recuperó ese arma que tanto le gusta a Simeone: la llegada de la segunda línea que también la aplicó en el tercer gol acudiendo al segundo palo para asistir de cabeza a Griezmann que entraba por el primero. Simeone le pide a paciencia Saúl sobre su protagonismo en el equipo, pero partidos como el de ayer y el que hizo en Eibar derriban puertas.
Griezmann
Es ya la pieza clave del engranaje ofensivo del Atlético. Es Diego Costa en miniatura atacando los espacios y estirando al equipo por velocidad. Estuvo implicado en el inicio de las transiciones, por el medio y por las bandas, y en la finalización. Tuvo momentos de ametralladora, ligando remates consecutivos de cabeza, con ambas piernas e incluso de chilena. Su gol fue otra llegada desde atrás de la que no se enteró Varane.
Arda
Imprevisible e indetectable para Coentrão, al que volvió loco desde ese primer caño que le hizo en los inicios del encuentro. Volvió a jugar ese papel de guardián de la pelota y acelerador y desacelarador del juego, según conveniencia. Intervino en casi todas las jugadas de ataque y una vez más un derbi se jugó al ritmo que él quiso. Leyó muy bien el desmarque de Saúl en el tercer gol del Atlético.
Miranda
Entre las lesiones, algunos despistes (Valencia y Villareal) y el empuje de Giménez parecía un poco fuera del equipo. Simeone le dio el plus de crédito que merecía por todo lo que le ha dado el Atlético. Se impuso en los balones largos aéreos y no cometió errores.
Godín
Jugó con la nariz rota, pero no eludió el juego aéreo en ninguna de las dos áreas. La mano de Khedira impidió que hiciera gol. Su permanencia en el campo pese al riesgo que corría, fue un golpe anímico para el equipo.
Juanfran
Sujetó a Cristiano, al que probablemente hizo firmar su peor partido en mucho tiempo. Tenía la consigna de Simeone estar muy atento al portugués y a Benzema cuando el Atlético atacaba para impedir los contragolpes.
Tiago
Imperial en el manejo del partido. Tanto para la salida del balón como para cortocircuitar el juego del Madrid en el medio. Hizo el primer gol con una llegada precisa y fue el tercer central en muchas intercepciones en su propia área que cortaron ataques de los blancos.
Gabi
Intenso, bien colocado, siempre dispuesto a cortar el juego del Madrid. No pesó mucho con el balón, pero respondió en su papel de darle equilibrio defensivo al equipo.
Torres
Apenas jugó 15 minutos, pero salió con sangre en el ojo para terminar de rematar al Madrid. Con Mandzukic en el centro de operaciones cuando se fue Griezmann, hizo daño con sus caídas a las bandas. En una de ellas sacó una rosca perfecta para que Mandzukic cerrara la tunda.
Moyá
Su escaso intervencionismo refleja el repaso del Atlético al Madrid.
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