Jiménez, entre el reloj y la Ryder
El golfista malagueño gana en Hawái su segundo torneo en el circuito sénior mientras trabaja su candidatura para la capitanía europea
Un putt corto en el 18. Los brazos al cielo. Sin quitarse las gafas de aviador que le acompañan todo el torneo, se abraza a su caddie. Miguel Ángel Jiménez ha vuelto a ganar, casi un mes después de haber cumplido 51 años y con la noticia aún reciente de la pérdida de su madre. La noche del domingo se hacía con el Mitsubishi Electric Championship del Champions Tour, su segunda victoria en el lucrativo circuito para mayores de 50 años, en Hawái y por delante de grandes como Mark O’Meara, Rocco Mediate y Fred Couples: “Quiero dedicársela a mi madre que falleció el domingo pasado. Estoy muy emocionado”. Una victoria importante en un momento clave, mientras acomoda su calendario a una nueva vida entre Viena, donde reside con su tercera mujer, y los grandes circuitos. Pero sobre todo, en las semanas decisivas para la elección del capitán europeo en la próxima Copa Ryder de 2016.
“¿Si llegaría pronto? Creo que cuando llegue será su momento”. El Pisha comenzaba la semana pasada su año golfístico en un Abu Dabi convertido en hervidero de rumores. “Estamos tres: Darren Clarke, Padraig Harrington y yo”. Tres candidatos más el danés Thomas Bjorn como posible cuarta opción pero dos grandes favoritos: el malagueño y Clarke: “Todos seguimos compitiendo, que es importante para mantener el contacto con los posibles jugadores”. Si la temporada pasada se convertía en el golfista de mayor edad que ganaba un torneo del circuito europeo, el sueño último pasa ahora por ser el primer hombre que gana un ‘grande’ más allá del medio siglo de vida: “Sigo dándole bien y con ganas, y así siempre estaremos con posibilidades de ganar cualquier torneo, ‘grandes’ incluidos.” Ese afán competitivo, esa sensación de estar más cerca que nunca de ganar su primer major después de un meritorio cuarto puesto en el último Masters de Augusta, ese toque sutil con los hierros que le permitía embocar un exquisito hoyo en 1 en el 15 de Abu Dabi, son precisamente los obstáculos que han podido rondar por su cabeza en los últimos meses para postularse a capitán europeo en Hazeltine, Minnesota.
El sueño último pasa ahora por ser el primer hombre que gana un ‘grande’ más allá del medio siglo de vida
Todo un tema de debate para el comité encargado de escoger al líder del equipo azul y dorado. Cinco hombres: los tres últimos capitanes (Paul McGinley, José María Olazábal y Colin Montgomerie); un representante de los jugadores (en esta ocasión, David Howell) y el director ejecutivo del Circuito Europeo (George O'Grady). Cinco votos y muchas cábalas que comenzaban el pasado martes en Doha, pero que podrían terminar “hasta en primavera, por motivos geopolíticos y de patrocinio”, según el entorno de Olazábal. El norirlandés Darren Clarke cuenta con el apoyo manifiesto de Monty, al que respaldó hace dos años en el mismo proceso, también de Harrington, y aunque no goce de derecho a voto, del número 1 del Mundo, su compatriota Rory McIlroy: “En Estados Unidos le adoran, y esa sería una gran ventaja a la hora de liderarnos”, declaraba a la BBC. Y es que Darren Clarke es un genuino hombre Ryder, seleccionado en cinco ediciones y asistente de Montgomerie en 2010, pero que siempre será recordado por su participación en el K Club en 2006. Seis semanas después del fallecimiento de su esposa Heather, el capitán Ian Woosnam le designaba como una de sus dos wild cards, y Clarke respondía con tres puntos en tres partidos y una imagen para la Historia: el abrazo bañado en lágrimas con un Tiger Woods que había perdido recientemente a su padre, y unas palabras susurradas al oído del norirlandés que ninguno de los dos ha querido desvelar jamás.
El currículum de Miguel Ángel Jiménez en la Copa Ryder también habla por sí mismo: cuatro participaciones y vicecapitán con Severiano Ballesteros en el 97 y con dos de los hombres con derecho a voto, McGinley y Olazábal. A su favor cuenta también con una tremenda popularidad al otro lado del charco. Su carisma, imagen desenfadada y su juego en Augusta National le hacen tan apreciado como temido por sus rivales. Tiger Woods, presumible hombre fuerte de los americanos en Hazeltine, aplaudía a los dos candidatos: “Es cierto es que Darren es muy popular en todo el Mundo, pero The Mechanic (El Mecánico, como es conocido Jiménez en Estados Unidos) también lo es y sería un gran capitán”. En su contra se le achaca el escaso academicismo de su inglés, un requisito imprescindible para algunos jugadores y que Jiménez solventa con desparpajo, y las dudas que él mismo ha expresado a lo largo de los últimos meses.
De vuelta una semana atrás y al campo de prácticas de Abu Dabi, el Pisha lleva como puede las constantes preguntas sobre la Ryder. Sonríe, pega una calada a su Cohiba Siglo VI y zanja el debate: “No diría que no quiero ser capitán porque lo deseo... con pasión”.
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