El tenis lucha contra el tiempo
La ATP pide a exnúmeros uno como McEnroe, Moyà, Wilander o Becker que estudie fórmulas para agilizar y modernizar el juego
Rafael Nadal y el sudafricano Kevin Anderson se midieron la pasada madrugada en octavos del Abierto de Australia sabiendo que su deporte lucha contra el tiempo. Desde que el español y el serbio Novak Djokovic disputaron en la edición de 2012 la final más larga de la historia de los torneos grandes (5h 53m), un partido eterno, épico y de los que hacen aficionados, el tenis busca fórmulas con las que acortar el tiempo de los encuentros, haciéndolos más apetecibles para las televisiones, más digeribles para los espectadores y más tolerables para el cuerpo de los competidores. Primero llegó el reforzamiento de la regla que limita el tiempo entre punto y punto. Luego, la prueba de disputar varios challengers sin let (cada saque que tocaba la cinta de la red y caía en el cuadro era ace o punto en juego). Y ahora, la creación de un consejo de sabios formados por extenistas del máximo prestigio que, entre otras misiones, asesorará a la ATP en esta materia.
El tenis está en uno de sus mejores momentos en cuanto a espectadores, audiencias, asistencia... pero siempre está bien mejorar
Carlos Moyà
“El tenis está en uno de sus mejores momentos en cuanto a espectadores, audiencias, asistencia a los torneos, carisma de los jugadores… pero está bien siempre intentar evolucionar y mejorar lo que se puede mejorar”, explica Carlos Moyà, exnúmero uno mundial, que ha sido elegido para ese Comité Consultivo de Leyendas junto a John McEnroe, Boris Becker, Mats Wilander y Lleyton Hewitt. “Cada uno de nosotros va aportando sus cosas”, dice tras la primera toma de contacto del grupo, en Londres, a la que ahora seguirán reuniones en los torneos de Miami y Wimbledon, en las que posiblemente también se traten asuntos como la velocidad de las pistas o los cambios de tipo de pelota según el torneo. “No hay que cambiar lo que funciona, pero sí que se puede evolucionar un poquito y adaptar el tenis a los tiempos que corren. El tenis es un deporte bastante reacio a los cambios, pero los tiempos cambian y a lo mejor una pequeña adaptación es buena”, subraya. “De cara a la televisión, que hoy en día tiene un peso alto e importante en el tenis, es difícil programar una jornada. Para el espectador que va al torneo ver un partido de cuatro o cinco horas… se recuerdan [por su épica], pero la gente no aguanta. Es duro. Para el jugador también. Un par de partidos así en las primeras rondas y se le hace difícil avanzar luego”, argumenta. “La preparación física es una parte importante en el tenis, pero hay que cuidar al jugador, al espectador y a la televisión. Hay varias opciones”.
No se sabe cuándo empieza casi ningún partido. Es imposible predecir la duración de cada una. Algunas jornadas se estiran de 11.00 a 03.00
Nadal empleó 4h 12m en ganar su partido de segunda ronda. David Ferrer, 3h40m en superar ayer por 6-2, 7-5, 5-7 y 7-6 a Gilles Simon. Novak Djokovic se acercó a las tres horas para eliminar a Fernando Verdasco por 7-6, 6-3 y 6-4. Hay tenistas que ven con malos ojos cualquier retoque del formato: igual que la introducción del Ojo de Halcón se encontró con la oposición frontal de Roger Federer, acortar los partidos, rebajar el factor de desgaste físico y reducir la huella que deja el paso de los minutos en la toma de decisiones también ha despertado protestas. No hay, sin embargo, unanimidad. Durante las vacaciones invernales, muchos tenistas participaron en la Liga IPTL, en Asia. Allí, frente a audiencias de récord, tanto en la pista como en la televisión, se aplicaron fórmulas rompedoras.
“Se tomaron medidas para hacer más ágil el juego”, recuerda Moyà, uno de los participantes, que insiste en que el Comité al que pertenece todavía no ha realizado propuestas ni ha comentado en profundidad el asunto. “Jugar sin let. Que no haya segundo servicio. Los sets que sean más cortos. No tener cambios hasta el tercer juego de cada set. Reloj entre punto y punto. Hay cosas que se pueden hacer para acortar el partido”.
En el tenis no se sabe cuándo empieza casi ningún partido. Es imposible predecir cuánto durará cada encuentro. Hay jornadas que se estiran desde las 11.00 a las 03.00. Mientras llegan las propuestas y se adoptan decisiones, una cosa está clara: en 2015, en la final de Melbourne, donde aprieta el calor y la humedad causa estragos, se batallará durante largas horas.
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